El partido animalista Pacma ha convocado concentraciones este fin de semana en contra de la granja de pulpos que Nueva Pescanova aspira a poner en marcha en el Puerto de Las Palmas. En la capital grancanaria, la protesta tendrá lugar este domingo a las 11.00 horas en Las Canteras a la altura de Playa Chica.
Las protestas han sido organizadas en 31 ciudades en contra de lo que los convocantes consideran una «auténtica aberración y un despropósito científico, ético y ecológico». El proyecto de la granja de pulpos, aseguran, pondría a Las Palmas de Gran Canaria «en la vanguardia del maltrato y la explotación animal». La acción tendrá lugar en ciudades españolas como A Coruña, Barcelona, Madrid o Sevilla. También será respaldada por otras organizaciones internacionales –Pacma apunta a más de 80 entidades– en ciudades como Atenas, Londres, Ciudad de México o Sidney, entre otras.
El proyecto de Pescanova, conocido a mediados de 2021, consiste en la construcción de una planta de cría y engorde de pulpo, la primera del mundo dedicada a la explotación comercial de esta especie en acuicultura. La multinacional gallega ha solicitado una parcela de 52.691,51 metros cuadrados en la que estima producir unas 3.000 toneladas anuales brutas que pasarán a ser 2.400 de producto finalizado, según consta en el proyecto básico presentado ante la Autoridad Portuaria de Las Palmas que estuvo en información pública el pasado mes de noviembre.
Trámite ambiental
Tras superar ese trámite, la granja se encuentra cumplimentando la tramitación ambiental ante el Gobierno de Canarias, tras lo que regresará a información pública antes de recibir la concesión definitiva por parte de la Autoridad Portuaria. Este hecho ha sido señalado por los convocantes de las protestas, con las que aspiran a detener lo que califican de «locura». Pescanova, por su parte, defiende la sostenibilidad ambiental y la eficiencia de su proyecto.
El pulpo de acuicultura ha generado una controversia entre quienes critican la crianza en cautividad de una especie hasta ahora salvaje y quienes consideran que la construcción de instalaciones de este tipo reducirá la presión sobre las zonas pesqueras habituales. En las últimas décadas, el consumo de pulpo se ha duplicado al pasar de 179.042 toneladas capturadas en 1980 a 379.856 en 2019, de acuerdo con la base de datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.
La Comisión Europea estudia mientras tanto el bienestar animal en torno a este tipo de instalaciones. La comisaria de Salud y Seguridad Alimentaria, Stella Kyriakides, ha reconocido que Bruselas prepara «una evaluación de impacto» a raíz de la revisión que está realizando sobre la legislación existente. La principal preocupación del Ejecutivo comunitario radica en la presión que este tipo de cultivo ejercería sobre las poblaciones salvajes de las especies marinas que sirven como base de la alimentación del pulpo.
