ANÁLISIS

El final de curso desde la óptica de un director novato

Planificar y coordinar las actividades pedagógicas y administrativas en un centro escolar no es tarea fácil si no hay un buen equipo detrás

El final de curso desde la óptica  de un director novato

El final de curso desde la óptica de un director novato / Esteban Santana

Llega el final de curso y si quieren que les diga la verdad, este año se me ha ido volando, educativamente hablando. Cuando se acercan estas fechas me gusta echar una mirada atrás y valorar los aspectos negativos y positivos de mi labor como docente y del curso en general. Este año, personalmente, ha sido un poquito más complicado, ya que al estar ‘accidentalmente’ en la dirección de un cole, mi primer año, por lo que me considero un verdadero novato, esta práctica debe de ser más concienzuda y compartida. Un año difícil, con dos leyes en simultáneo, con maneras diferentes, aunque es más de lo mismo para el que trabaja de una manera competencial, significativa e inclusiva, y me consta que en Canarias somos muchos los que así lo hacemos.

Quiero agradecer en este final de curso a mis compañeros directores y directoras de distrito por el apoyo y el cariño con el que me han acogido, pero también a los servicios de apoyo a la escuela, tanto a mi inspector de zona Jorge Sánchez de la Cruz por su cercanía y a mi asesor del CEP de referencia Mario Castillo, porque ambos me han demostrado este año lo que realmente son los servicios de apoyo a la escuela.

Lo de tratar de liderar y poner en práctica el Proyecto Educativo de mi Centro de una forma innovadora no ha sido tarea fácil ya que la burocracia y la gestión ha hecho que una parte preciosa del tiempo se haya perdido en otras menos importantes y no digo que necesarias, pero que a veces se escapan a lo que debe de estar haciendo un director en un centro educativo.

Porque planificar y coordinar las actividades pedagógicas y administrativas del centro no es nada fácil si no hay un buen trabajo en equipo, no solo entre los miembros del equipo directivo, sino también con los verdaderos artífices de que el cambio sea una realidad, que son los docentes.

Tratar de irnos adaptando al nuevo paradigma educativo y buscar y adoptar nuevas herramientas de evaluación de los procesos de aprendizaje, es a mi modo de entender la principal batalla que estamos realizando en nuestros centros educativos. Cambiar el modo de plantear las tareas y no dejar que el examen escrito sea el único instrumento de evaluación, es algo que se debe trabajar en nuestros claustros, para que realmente la Evaluación sea con instrumentos heterogéneos, diversos, variados, accesibles y ajustados a las distintas situaciones de aprendizaje y necesidades del alumnado, respetando en todo caso los principios del Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA), que permitan una valoración objetiva de los alumnos y las alumnas. Y esto no lo digo yo, sino que lo explica la propia Ley.

Aunque, lo triste es que la Administración proponga en su Ley Educativa el uso variado de instrumentos de evaluación y nuestros chicos y chicas cuando acaban Bachillerato y se presentan a la EBAU tienen que pasar por un examen escrito. Incongruencias.

Otra labor muy importante y en la que he puesto especial empeño, es la de liderar y empoderar tanto al personal docente como no docente, que se sientan escuchados y acompañados y que se den cuenta que su labor es básica para que nuestros proyectos salgan adelante. Está claro y demostrado que son piezas claves en nuestra labor diaria, pero hay figuras que no pueden estar a media jornada como los auxiliares administrativos y los orientadores, porque una, realizaría mucho del trabajo burocrático, y a veces necesario, de los centros y la otra podría estar dedicada exclusivamente a los niños y niñas y familias de nuestro cole y con ello hacer tareas preventivas, y como dice la propia Ley, dedicados a la detección temprana y realizando una intervención precoz para que se le ofrezca a ese alumno/a las medidas y recursos de apoyo necesarios lo antes posible.

Pero estar a la última en innovación educativa y ser un centro de referencia no es nada fácil. Y diría más, no somos ni profetas en nuestra tierra, porque lo que viene de fuera siempre se ve con otras gafas, se le da más valor, aunque lo tengamos en el propio barrio, al lado de casa. En nuestro centro estamos tratando de construir, ladrillo a ladrillo un nuevo proyecto educativo que, en muchísimas ocasiones, se da de frente con el propio sistema educativo, tal y como está estructurado. Tenemos que estar haciendo encajes de bolillos para poder realizar pequeños cambios en nuestros ambientes de aprendizaje, y siempre dependiendo de que el Ayuntamiento, a los centros de Primaria, y la Consejería, a los centros de Secundaria, nos dén algo, eso sí tras pasar un duro trámite burocrático.

En nuestro cole, afortunadamente, este curso, han remozado toda la fachada y el centro parece otro. Muchas cosas nos quedan por hacer, sobre todo cambiar los espacios y el mobiliario, pero esto me da a mí que será buscándonos la vida con alguna empresa que quiera deshacerse de muebles que podamos aprovechar. Y aprovecho, si alguien quiere deshacerse de mesas de colores para las aulas, sillas con ruedas, estanterías pequeñas, o cualquier cosita que esté nueva o aprovechable, las acogeremos con los brazos abiertos.

Otra de las columnas vertebrales de este año han sido las familias, pilar necesario y que muchas veces siente que el centro educativo es cosa solo de los docentes. Y nada más lejos de la realidad, ya que el papel de la familia en el centro es no solo importante, es vital. Pero cuesta arrastrarlos y lo sabemos. Nuestra AMPA lleva pidiendo colaboración de familias y solo unas pocas se acercan. Pero esto no es algo particular de mi centro sino de la generalidad, salvo excepciones, y eso me tranquiliza en parte. Hasta que las familias no se den cuenta de que el centro educativo lo tiene que conformar toda la comunidad educativa, sin excepciones, no podremos progresar adecuadamente.

Nos espera un año doblemente cargado de incertidumbre, primero ante el cambio de Ley y el sentir del profesorado de si habrá venido para quedarse o será efímera y por otro lado el cambio que pueda traer la nueva Consejería de Educación y sus dirigentes. No obstante, saben que siempre podrán contar con la colaboración de los docentes, que al fin y al cabo son los que estamos en el campo de juego.

Finalmente quiero tener unas palabras para todos los compañeros y compañeras que se jubilan en estos meses y no se reincorporarán a las aulas el curso próximo. Muchas gracias por el legado que nos han dejado de trabajo, sacrificio, lealtal, implicación, compromiso y profesionalidad. Va por ustedes Saro, R. Antonio, José Manuel, Antonio y María. Muchas gracias y feliz verano.

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