Las Alcaravaneras, una playa con músculo

La costa capitalina reúne a amantes del deporte para disfrutar del comienzo del verano

La bahía es una de las más indicadas para ejercitarse en solitario o en compañía

La panza de burro no siempre es plato de buen gusto para todos los playeros, que prefieren un sol radiante para que el sentimiento veraniego termine por activarse por completo. Para los deportistas, sin embargo, el encapotado cielo es un punto a su favor para no decaer en el esfuerzo físico. «Creo que no escogimos el mejor día, pero en realidad, el tiempo se ha agradecido», aseguró Ivana Darouge en la playa de Las Alcaravaneras mientras recogía los balones y conos del duro entrenamiento realizado.

Los miembros de los gimnasios Box Las Canteras, Box Magec y Box Conection programan una reunión al año para ejercitarse al aire libre. «Lo bueno de esta playa es que es bastante amplia y no suele haber mucha gente, por lo que es la más indicada para este tipo de actividades, así no molestamos, como podría pasar en Las Canteras, por ejemplo», comentó Pablo Fabelo. «El objetivo es la unión de los clientes, pasarlo bien y hacer deporte», explicó Darouge. Realizaron dos entrenamientos por equipos con balones que pesaban entre siete y nueve kilos con los que tenían que hacer zancadas, pasarlo a los compañeros, o en otro orden, nadaban y hacían flexiones o abdominales. 

«El entrenamiento al aire libre fomenta la unión entre miembros», opinó la aficionada. Fue esa compenetración entre compañeros lo que enganchó a Fabelo, al cual le habían hablado del método de entrenamiento y decidió probar porque no es amante de los deportes de equipo. «No lo cambiaría por nada», aseguró. Con tan solo ocho meses de practica se ha enamorado del ambiente distendido y amigable del gimnasio, hasta el punto que ha creado lazos más allá de las pesas. «Me gusta el ambiente, la gente es muy maja y el deporte es muy completo», hizo hincapié. A Fabelo la dinámica de hacer deporte en con un paisaje marino le pareció un puntazo y poder bañarse en el mar «se agradeció» porque el calor puede ser un gran enemigo para desarrollar a la perfección todos los ejercicios. 

Miembros de los gimnasios de CrossFit pasan un balón y hacen sentadillas.

Miembros de los gimnasios de CrossFit pasan un balón y hacen sentadillas. / josé carlos guerra

También el mar tiene mucho que ver para que los deportistas lleguen a la costa. «Estás en tranquilidad y sientes cómo se mueve el oleaje», explicó Julián St. Mary, miembro del Club de Amigos del Piragüismo. Mary cursará cuarto de la Eso el próximo septiembre y aprovecha los meses de vacaciones para estar más relajado. Cuando es período lectivo se levanta a las seis de la mañana para ir al instituto, y al acabar las clases, tiene 20 minutos para hacer la tarea, ir corriendo a entrenar, y al terminar la tarde seguir estudiando. «Es un alivio», agradeció. Aún siendo un niño, cuando estaba en la guardería aprendió las nociones básicas, sus otros dos hermanos practicaban el deporte y él también quería probar. En el club lleva ocho años y para él es como si fueran «una familia». 

Entre esos miembros de la ‘familia’ está Paula Plans, que forma parte del club desde que tenía seis años. «Empecé con mis primas y luego continué porque es un deporte muy amigable, además de que me encanta la playa», comentó. «A pesar de que llevo mucho tiempo siempre puedo aprender y me ha ayudado a trabajar la disciplina», detalló. 

Para Plans es una forma de desconectar y relajarse cuando tiene muchas entregas o trabajos. «Aunque cuando es época de exámenes hay que sacrificar algunos días, aunque duela», apuntó. «A veces estoy súper estresada y me agobio más al pensar que también tengo que venir a entrenar, pero mi madre me dice que vaya que me voy a relajar, y así es», objetó. Plans está tan enamorada del deporte que lo valora como una posible opción para su futuro laboral. La estudiante, que en unos meses accederá a segundo de bachillerato, prevé que tendrá que pensarlo a fondo.

Tony León carga con su piragua para entrar al mar.

Tony León carga con su piragua para entrar al mar. / josé carlos guerra

El entrenados del club, Jorge Vila, explicó que Las Alcaravaneras reúne las mejores condiciones para practicar piragüismo: «Tenemos una bahía bastante plato, no sopla tanto el viento como en otros sitios y cuando queremos centrarnos en las olas para hacer la modalidad de surfski vamos más allá». Tan allá que si tienen el viento a su favor pueden llegar hasta La Garita o Melenara. «Es un deporte muy sano para la mente porque consigue que te evadas al estar en contacto con el mar», añadió Vila. 

Por su parte, el joven Tony León miembro del Club Naútico hace piragüismo desde hace cinco años, por lo que por ahora «se defiende». «El deporte es importante y me gusta la playita, así que si juntas las dos cosas mejor», indicó. León agradece que el verano haya asomado sus patas en los termómetros capitalinos porque en invierno «dan menos ganas» de entrenar. Por ello, en la incipiente época estival, en Las Alcaravaneras resurgen más que nunca los amantes del deporte. 

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