SEMANA SANTA

Los Dolores de Triana para la lluvia

El cortejo procesional pudo desfilar pese a la amenaza de agua durante todo el día en Las Palmas de Gran Canaria

Cientos de personas acompañan la salida de la talla por el barrio de Triana

La lluvia amenazó durante todo el Martes Santo la procesión de Los Dolores de Triana que, al final, pudo salir sin problemas. Cientos de personas acompañaron a la imagen en su recorrido por el barrio de Triana, en Las Palmas de Gran Canaria.

La duda existió hasta cinco minutos antes de abrirse el portón de la ermita de San Telmo. Un chipichipi obligó a los centenares de personas que esperaban la salida procesional de Los Dolores de Vegueta a que abrieran sus paraguas ante el temor de que el paso no procesionara. Por fortuna, el agua no fue a más y la estación penitencial pudo salir sin problema por la calle Mayor de Triana de Las Palmas de Gran Canaria.

La lluvia, que estuvo intermitente durante todo el Martes Santo, amenazó hasta el último momento con hacer acto de presencia en la procesión de Los Dolores de Triana. Media hora antes de la salida del cortejo el hermano Mayor de la cofradía de Nuestra Señora de Los Dolores de Triana, virgen de las Angustias y San Telmo, José Luis Rivero, lo tenía claro. «Si llueve no se sale, abriremos el portón para que la gente pueda entrar a ver las imágenes. Esperaremos, no obstante, un cuarto de hora, por si acaso en el portalito. No podemos arriesgarnos a salir y luego tener que volver deprisa», dijo, mientras los cargadores se enrollaban el fajín a la cintura y la Banda Isleña, de Moya, se preparaba para tocar su repertorio en los alrededores de la ermita. 

Recuerdo de los nazarenos de Vegueta

En el recuerdo de todos los asistentes a la salida del paso procesional y penitente estaba aún vivo el mal trago que pasaron los nazarenos de Vegueta el Domingo de Ramos, que tuvieron que regresar casi corriendo a la iglesia de Santo Domingo con sus pasos por una tromba de agua inesperada cuando ni siquiera la Esperanza de Vegueta había abandonado la popular plaza de Santo Domingo.

Una treintena de cargadores, entre ellos trece internos de Salto del Negro y varias mujeres portaron la talla de la virgen

La expectación a las puertas de San Telmo era, pues este martes máxima, pero, por fortuna, el agua hizo un alto en el camino. El primero en salir a escena fue Nuestro Señor del Perdón y de la Misericordia, que desde el pasado año acompaña a la cofradía. La talla llegó desde Zamora gracias a la cofrade Esperanza Talavera, que donó la imagen a la hermandad para que procesionara con la virgen. 

Su presencia hizo arrancar los primeros aplausos del público asistente que ya tenían preparados sus móviles para capturar el momento. Y también los primeros rifirrafes entre las personas que están en primera fila y los que estaban detrás e intentan ver y grabar los pasos a su salida del templo. 

Una señora se subió sobre el murete que recorre el portalito de la ermita de San Telmo para grabar mejor la salida procesional y rápidamente fue increpada por otras dos al grito de «olé, olé», de que su inesperada incorporación no las dejaba ver. La mujer, en vez de bajarse por la amonestación, se dio la vuelta y les dijo: «Soy cofrade», y esgrimió su medalla de la hermandad para dar por zanjada la discusión.

Trabajo de los cargadores

La salida de la virgen de Los Dolores de Triana, de autor desconocido y adquirida por la cofradía en un anticuario de Las Palmas de Gran Canaria en la década de los 80, con su tradicional e inmenso manto negro dejó a todo el mundo en silencio. Su salida del templo fue minuciosa y los cargadores recibieron una gran ovación por un trabajo bien hecho.

El paso de Los Dolores de Triana es el único de la Semana Santa de Las Palmas de Gran Canaria en el que participan internos de Salto del Negro además de mujeres. En esta ocasión, la cuadrilla de costaleros estuvo formada por una treintena de personas entre los que había seis mujeres y trece internos que aún cumplen condena. El equipo recibió varios aplausos durante su recorrido por la manera de mecer a la imagen, atravesar las estrechas callejuelas y alzar la imagen hacia el cielo. Un trabajo, que afortunadamente, pudieron llegar a cabo al salir el cortejo procesional tras semanas de ensayo.

Un coche de la Policía Local y varios miembros de la Policía Nacional a pie abrían el cortejo procesional, que enfiló la calle Mayor de Triana, donde cientos de personas esperaban la salida de las imágenes. Al Señor del Perdón le acompañaba una representación de la Policía Nacional, mientras que el paso de Nuestra Señora de Los Dolores iba custodiando por la Infantería de Marina.

En la calle Travieso esquina con General Bravo un grupo de amigos entonó una malagueña para pedir por los enfermos renales y sus cuidadores

La virgen de Los Dolores, engalanada de claveles y rosas blancas y siemprevivas violetas, recibió una saeta a la altura de los almacenes Domínguez, en Triana. La cantante Patricia Hernández emocionó con su voz y su quejió el ambiente, pese al trasiego de la gente por la calle, que aún tenía los comercios abiertos.

El segundo cante devocional a la imagen tendría sabor canario. En la calle Travieso, esquina con General Bravo, un grupo de amigos entonó una malagueña con guitarra y timple desde la ventana de una casa. El intérprete pidió por los enfermos renales y por sus cuidadores. Y rogó a la imagen por un imposible: acabar con una dolorosa enfermedad que necesita de un donante para, en unos casos sobrevivir, y, en otros, tener calidad de vida. 

Fue otro de los momentos más sentidos de una noche, que se había quedado fría de temperatura, pero no de sentimiento y recogimiento. Y que la Banda Isleña supo llenar de emoción con un repertorio muy adecuado para la ocasión.

Precisamente en la calle Travieso, aunque en la esquina de Cano, el obispo de la Diócesis de Canarias José Mazuelos, esperaba el paso del cortejo de la cofradía de Los Dolores de Triana como un asistente más. 

Tras atravesar la comitiva la calle Travieso, los pasos entraron por Pérez Galdós y Perdomo hasta llegar al santuario de San Antonio de Padua, donde la cofradía de Los Dolores de Triana realizó su tradicional estación penitencial. Durante el recorrido de la procesión también se leyeron los Siete dolores de la virgen, unos versos que reflejan el sacrificio y duelo de una madre por el apresamiento y posterior crucifixión de un hijo sin jueces de por medio.  

El cortejo procesional volvería a coger la calle Perdomo para regresar a la ermita de San Telmo dando así por terminada la procesión hasta el próximo año.