Lotería de Navidad

"Ruymán, eres un máquina": Teror reparte 1.400.000 euros

La administración Caminito de Teror reparte al menos 1.400.000 euros al vender un décimo del Gordo y 164 décimos de un quinto premio, con un cencerro, clave de su éxito

El Gordo cae en Teror

M. L. C.

Juanjo Jiménez

Juanjo Jiménez

La administración de lotería Caminito de Teror, de Ruymán Verona, lo ha vuelto a hacer. Ha sido uno de los puntos de Canarias que ha dado el Gordo de la Lotería de Navidad. Ya lo logró en 2018 y tras tocar por segunda vez en su historia el cencerro de Manolito, la mascota del establecimiento, los chiquillos Yesica y Francisco se desgañitaban cantando el 88008, vendido en su local, al que se sumaba un quinto premio del que despachó 164 décimos. Total: 1.400.000 euros entre sidras y café con leche.

El día se presentó calentito en el número 14 de la avenida de Venezuela, donde se ubica la administración de lotería Caminito de Teror, estratégicamente situada frente al centro de salud para prevenir síncopes. No habían dado las diez de la mañana y su propietario, Ruyman Verona, ya estaba en copas, bueno en realidad solo abriendo la primera botella de sidra por la venta del 88979, un quinto premio, sí, pero con truco.

El gallo tapado consistía en la venta no de uno, sino de 164 décimos del viaje, hecho que tuvo lugar cuando a los componentes de la asociación Amigos Moteros de Canarias, los de la Peña Envío 6, les dio por parar en la villa, sacar la burra de las motos y hacerle una visita a Verona. En total, un campanazo de un millón de euros por el tubo de escape. Y eso sin contar la pedrea, que a saber. Aquí puedes comprobar si tus décimos tienen premio.

La pachorra

Ahí todavía Verona mantenía el tipo, y tras el descorchado ritual de la sidra, que por cierto echó un chorro de espuma que casi llega en donde ponen las vacunas, se echaba un café con leche con la pachorra propia del que da premios como el que moja pan bizcochado.

No en balde, en los siete años que lleva abierto su ecléctico establecimiento, en el que igual vende chupa-chups que sanpancracios benditos, acumula hitos -como un Gordo de Navidad en 2018-, que él trata de resumir en un gran cartelón vertical que tiene en la entrada, pero que se queda corto cada dos por tres. «Hay que actualizarlo», indicaba mientras los niños de San Ildefonso iban creciendo a ojos vista y troquelando sus inocentes voces infantiles por desafinados graznidos de gallo adolescente en directo después de anunciar el quinto, tal era la soporífera sequía de premios que no se aliviaría hasta después del mediodía.

A la vista del retraso, para la hora de las once iba creciendo la expectación en el punto lotero. El lugar es de gran trasiego automovilístico y peatonal, sobre todo del primero porque es una de las vías de entrada al pueblo desde la cumbre, medianías y barrios de mayor altura del propio Teror, de tal forma que a medida que se iba arrejuntando medios de comunicación, simpatizantes, envidiosos y noveleros, los conductores se animaban a saludar tocando la pita con gran enrale y jaleo, y los más conocidos a bajar la ventanilla y gritar “¡ay Ruymán, eres un máquina, tío!”, de tal forma que algo iba a pasar sí o sí. Una pista la daba el propio Verona cuando confesaba a este periódico que para este sorteo había despachado nada menos que 25.000 números, algo que por simple matemática auguraba una fusión nuclear.

El número estrambótico

O un cencerronazo. Y eso hizo Ruymán, cuando ya algo aburrido le dio por darle al cencerro de la mascota que tiene a la entrada del establecimiento, una reproducción gigante de su padre, Manolito Verona, que él tiene como homenaje y recuerdo. «La última vez que toqué este cencerro cayó el gordo». Y se quedó tan pancho.

Pero fue a las 12.15 que los chiquillos Yesica y Francisco desgañitaron por fin el harto estrambótico 88008, agraciado con 400.000 euros. El Gordo, en resumen. Se forma otro revuelo en el Caminito de Teror a la espera de que Yurena Verona y Dunia Santana marisquearan en la web de Loterías a ver dónde diablos había caído.

Periodistas con pinganillo empezaron a decir sitios. Que si en La Aldea, que si en Hoya Parrado, San Francisco de Paula, que si en Arucas y así arriba y abajo.

Y bingo. Yurena y Dunia certifican la venta, y ahí es cuando se arma la marimorena, un auténtico tiberio cuando salen las dos detrás del mostrador a por Ruymán formándose un rebumbio de saltos, gritos y lágrimas entre la abigarrada tienda, sobresaltando a san Miguel, a san Judas Tadeo, a santa Rita y la virgen del Carmen, e incluso a san Benito, figuras que vende en pack de la suerte, -número, santo y amuleto-, y que le otorgan, por segunda vez en su corta historia, un Gordo como un pino.

"Mira que te lo dije"

«Mira que te lo dije, que había que darle al cencerro», comunicaba a este enviado especial al hecho lotero, sin dar crédito a una mañana que, entre una cosa y la otra, repartía un estimado de como mínimo 1.400.000 euros, gran parte de ese monto, por la gracia de «la virgen del Pino».

Tal es así, que ese sinuoso 88008 termina en el mismo número del día de la fiesta grande de la patrona de Teror y de la isla toda, el 8 de septiembre, «que es el que los clientes más me piden»» por razones obvias.

Así que si querían 8, con el 88008, tres tazas y dos ceros. Horas después alongaba de nuevo Ruymán ya por teléfono, «cogiendo resuello estoy», y de vuelta al tajo a pagar los premios y a vender más décimos para el de los rascaos.