La prioridad es proteger a los más vulnerables. Por esto, la primera remesa que llegue a Canarias de la vacuna desarrollada por Pfizer y BioNTech se destinará a inmunizar a los más de 7.000 usuarios de las residencias de mayores de las Islas. “Las primeras dosis que recibamos se agotarán con los ancianos de los centros sociosanitarios, pero todavía hay que terminar de perfilar el plan, porque ni siquiera está la vacuna aprobada”, explica el jefe de sección de Epidemiología y Prevención de la Dirección General de Salud Pública del Gobierno de Canarias y presidente de la Sociedad Española de Vacunología, Amós García Rojas. Quien adelanta que es probable que unos “equipos flotantes” lleven a cabo la inoculación del fármaco en las residencias, excepto en aquellas que cuenten con equipos de sanitarios potentes en plantilla que puedan asumir esta labor.
El ministro de Sanidad, Salvador Illa, avanzó ayer que las primeras dosis podrían llegar a España alrededor del “4 o 5 de enero”, después de que el fármaco sea aprobado por la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) el 29 de diciembre “como tarde”. En este sentido, García Rojas es muy realista y estima que las vacunas podrán empezar a inyectarse dentro de, aproximadamente un mes, en la segunda quincena de enero. “Primero tiene que aprobarse la vacuna, después distribuirse a los países y, a continuación, tiene que llegar a todas las comunidades autónomas”, detalla el epidemiólogo.
El proceso de vacunación se iniciará de manera simultánea en todo el territorio nacional. A España le corresponden unos 140 millones de dosis, que irán llegando progresivamente según se vayan fabricando, con las que se podrán vacunar a 70 millones de personas. A medida que se vayan fabricando dosis del antídoto, irán llegando remesas, con las que se irá inmunizando a los diferentes colectivos que se detallan en el plan nacional de vacunación. Aunque todavía se desconoce el número de dosis que llegará al Archipiélago en enero, García Rojas afirma que “serán bastantes”, aunque no las suficientes como para inmunizar masivamente a la población.
Contenedores con 900 dosis
Esta vacuna necesita conservarse a -70° C y el propio laboratorio será el encargado de suministrar las neveras para transportar el fármaco, que llegará a Canarias en contenedores especiales, con una capacidad aproximada de 900 dosis. Debido a las características especiales de la vacuna, por sus condiciones de conservación y de administración –vienen en envases multidosis–, será necesario facilitar una pequeña formación a los sanitarios que se vayan a encargarse de inyectarla. García Rojas revela que el Ministerio de Sanidad, junto a las comunidades autónomas, está elaborando unos tutoriales para formar a los grupos de profesionales específicos. Un material que estará disponible en los próximos días.
Debido a que la vacuna se administra en dos dosis –la segunda tras 21 días de la primera inoculación–, García Rojas señala que hay que reservar la mitad de las vacunas que vayan llegando para garantizar que se suministra la segunda dosis a quienes se vacunen y no perder el efecto de la primera inyección.
EL PEOR EFECTO SECUNDARIO
“El peor efecto secundario de la vacuna es no ponérsela”. Así de rotundo se muestra el jefe de sección de Epidemiología y Prevención de la Dirección General de Salud Pública del Gobierno de Canarias y presidente de la Sociedad Española de Vacunología, Amós García Rojas. Quien señala que los efectos adversos que se han descrito en los estudios son “los usuales de toda vacuna”. Entre ellos destaca la febrícula, el dolor en la zona de administración, cefaleas, sensación malestar y cansancio. Si bien, García Rojas destaca que estos síntomas “son los más frecuentes, dentro de lo poco habituales que son”. Eso sí, las autoridades británicas han recomendado a las personas con historial grave de alergias que no se vacunen con la inyección de Pfizer, porque dos sanitarios sufrieron reacciones alérgicas tras recibir el fármaco.
