La increíble sorpresa que se lleva el jugador de la UD Las Palmas Kaptoum en El Plantío

Junior Idriss, amigo de la niñez del centrocampista y con el que había perdido el contacto desde 2008, vive en Burgos y acude al partido

La increíble sorpresa que se llevó el centrocampista de la UD Las Palmas Kaptoum en El Plantío

Pablo Fuentes

Más de una hora antes del comienzo del partido, cuando en la grada de El Plantío hay poco más que periodistas que ordenan sus bártulos, aparece un hombre que se sienta solo, en una butaca cualquiera de la tribuna principal del estadio municipal, la única que aún no ha sido reformada y se mantiene como en los viejos tiempos. Al paso de la primera persona con la que se encuentra el chico, con gorro y muerto de frío, pregunta si los jugadores han salido a calentar, y ante la respuesta negativa da un suspiro de alivio porque justo en ese momento acaba de confirmar que puede realizar su misión: saludar 15 años después, y sin que él lo sepa, a un viejo amigo suyo, Wilfrid Kaptoum, jugador de la UD Las Palmas.

Su nombre es Junior Idriss, tiene la misma edad que el centrocampista amarillo -26- y fue testigo de la conversión de un niño en futbolista. El escenario es el barrio humilde de New Bell, en Duala, ciudad costera al oeste de Camerún en la que ambos nacieron y crecieron entre patadas a un balón en cualquiera de las calles del lugar. Mientras Kaptoum se cambia para vestirse de corto y calentar junto al resto de suplentes, su nuevo mejor seguidor en España cuenta con un entusiasmo infinito la historia de ambos en su ciudad natal hace ya una década y media.

Hacía cosas que decías: '¡Cómo puede tocar así siendo tan chiquillo!'

"Jugábamos en la calle sobre todo los sábados. Desde pequeño el fútbol siempre fue su pasión. Es el genio del barrio. Con sólo verle tocar el balón ya sabías que había nacido para jugar. Hacía cosas que decías: '¡Cómo puede tocar así siendo tan chiquillo!'. Técnica, tiene; velocidad, tiene; vivacidad, tiene. Tiene un poco de todo. Jugaba con los mayores. Le buscaban a él para fortalecer el centro del campo", recuerda con cierta nostalgia, aparcada rápidamente por un nuevo brote de exaltación mientras el público entra al recinto.

"Teníamos una amistad, íbamos a entrenar juntos. El primer equipo donde yo entrené con él se llamaba Avenir Football Club. Luego nos fuimos a un centro de formación y cuando salió lo de Samuel Eto’o se marchó". Entonces era 2008, Kaptoum tenía 12 años y de la mano de la estrella del FC Barcelona, una de las personas más populares de Camerún e ídolo de los niños que soñaban con ser futbolistas, entró junto a otros nueve compatriotas en las categorías inferiores del club. Con su marcha, los caminos de Wilfrid y Junior se separaron hasta que volvieron a encontrarse en El Plantío.

Destinos distintos

"Me alegro por él porque lo ha logrado", comenta, y sin pena ni envidia algunas añade: "Yo no tuve la suerte. Él venía de una familia de clase media. Yo era de esa clase que para comprar botas costaba un poco, pero a él sus padres le apoyaron desde el principio. Le hacían viajar, hacer las pruebas y eso". Junior dejó su vida en Duala con 15 años, en 2011. “Me fui a buscar la vida, ya sabes, y ahora estoy aquí, en Burgos. Llegué en 2014 y desde entonces no he vuelto a salir. Lo que me gusta de aquí es la tranquilidad. El frío, bueno, hace muchísimo, pero se está muy bien y no me quejo".

Después de nueve años en la ciudad en la que trabajó como soldador y empleado de una empresa de embutidos, entre otros oficios, ahora se encuentra en el paro porque "está la cosa un poco mal". Y la semana pasada un amigo le informó de que Kaptoum, al que ha seguido en su periplo en el Betis, el Almería y el New England de Estados Unidos, sin poder verle, llegaba a Burgos con la camiseta de la UD. "Dije: '¿Qué?' Aunque hubiera costado 100 euros -la entrada-, por él la habría comprado".

Jugaba igual que Zidane, el toque, el recibimiento. Ya lo verás, lo comprobarás

Han pasado 10 minutos desde que comenzó la charla y los jugadores están a punto de salir al campo. Asesorado, se coloca justo detrás del banquillo visitante para dar la sorpresa a su amigo en cuanto le vea aparecer. Sucede el momento. "¡Kaptoum, Kaptoum!", grita casi en el silencio de El Plantío antes de añadir: "¡Zizou, Zizou!". Ante la primera exclamación, el amarillo, sorprendido, mira a aquel hombre ya sin gorro que le aclama, pero ante la segunda, cae en la cuenta de que es Junior, porque sólo en el barrio le llamaban de la misma manera que a Zinédine Zidane. Se acerca y sucede el abrazo acompañado de un cruce rápido de palabras.

"Jugaba igual que Zidane, el toque, el recibimiento, cómo suelta, cómo se desmarca... Es increíble. Ya lo verás, lo comprobarás". Con el mismo entusiasmo ve el partido junto a otro amigo camerunés que acaba de llegar con una bandera del país en la zona de aficionados de la UD. Al final, Kaptoum vuelve a acercarse a ellos y posa para el recuerdo: acaba de recuperar a un viejo amigo que ya sabe que vive en España.

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