La UD comparece tarde y regala la victoria al Granada (2-1)

Ganó el mejor, sin paliativos. El mejor en casa se impuso al mejor fuera y le bastó con muy poco, porque apenas tuvo que poner más intensidad que su rival, que ni compareció en la primera parte, y aprovechar los regalos que le dio, inaceptables a estas alturas de la temporada, cuando todo se decide. Era la primera gran cita de la UD en las últimas siete jornadas infernales y no estuvo a la altura, porque por mucho que Coco metiera al equipo en el partido con un cabezazo al poco de comenzar el segundo acto, y a punto estuviera de lograr el empate con otro testarazo en el tiempo añadido, el Granada le pasó por encima en 45 minutos de bochorno en los que Melendo y Uzuni metieron sólo dos de las varias oportunidades que tuvo su equipo para que la diferencia fuera mayor. Demasiada concesión.

La UD, en definitiva, ha entrado en pánico en el momento clave. El mal se altura se atisba desde hace tiempo por mucho que su entrenador se haya afanado en minimizar la caída del equipo, evidente, y que el triunfo en Albacete, lleno de casualidades, tapara los males, que los hay, como el exceso de parsimonia, la pérdida de la solidez defensiva o el bajo estado de forma de la mayoría de jugadores. Por si fuera poco, Vitolo reapareció y duró cinco minutos antes de ser expulsado y Viera vio una amarilla innecesaria y se perderá el choque ante el Levante. Además, el Granada pasa a Las Palmas, que puede acabar la jornada en la quinta plaza. Una victoria en siete partidos. Pinta mal.

El lamento de Pimienta: "Hemos regalados dos goles y eso en Segunda no se puede permitir"

Volvió a cambiar García Pimienta su equipo titular, algo habitual en los último tiempos. Esta vez los beneficiados fueron Marvin, que salió esta vez desde el principio y no en el descanso por Álex Suárez en el lateral derecho; Moleiro, que por fin recuperó el sitio que nunca debió perder, y Loren, que en la rotación con Marc Cardona salió victorioso. Por lo demás, lo mismo, con Sidnei aún en el centro de la defensa y Álvaro Jiménez en el extremo derecho. Pejiño, para la segunda parte. Paco López, de su lado, apostó por el músculo en el centro del campo, con Bodiger y Petrovic en el doble pivote más defensivo del cuadro nazarí. Sorprendió mucho en Los Cármenes la inclusión de Puertas por la izquierda, y no tanto que Callejón acompañara a Uzuni en la delantera. Con todo, había mimbres suficientes para un partidazo.

Pero sólo salió un equipo al campo, el Granada. Que Las Palmas no hiciera acto de presencia dejó de ser noticia hace ya algún tiempo, pero que lo repitiera en el primero de los cuatro duelos contra sus rivales directos por el ascenso fue sangrante. Saltaron los amarillos sin alma, sobrados con el balón, parados, sin ritmo, sin concentración, alejados tres mundos de la trascendencia del partido. Ante ese panorama, el cuadro nazarí sólo precisó de intensidad para pasar por encima de la UD, que no se enteró de qué iba la cosa.

No engañó a nadie el Granada, que hizo lo que hace siempre para marcharse al descanso con dos goles de ventaja, o sea, verticalidad, centros y remates. Y si encima recibe regalos, más fácil todavía, porque Valles se tragó un centro que venía desde la izquierda colgado por Neva, el balón cayó muerto en el área pequeña y Melendo, que poco antes había avisado con un chut lejano que se marchó alto, marcó el primero. Había transcurrido un cuarto de hora, pero ni siquiera el golpe hice reaccionar a la UD.

Todo lo contrario: el cuadro amarillo acrecentó su lentitud, abusó del toque sin profundidad y facilitó la tarea al rival, que sólo tuvo que esperar bien plantado en su campo para robar y volar. Puertas, Melendo, Uzuni y Callejón parecían búfalos en estampida frente a corderitos atemorizados. Si no llegó el segundo antes, pasada la media hora fue porque Puertas cabeceó demasiado alto cuando estaba solo en el punto de penalti. Pero habría de llegar un nuevo regalo, esta vez de Marvin y Mfulu, que no se entendieron en un pase del lateral hacia atrás y lo que hicieron fue dejar un latifundio a Uzuni para que corriera, sin que Coco y Sidnei pudieran hacerle sombra, y batiera por bajo a Valles en el mano a mano (42'). Demasiada concesión para un pichichi. Ya suma 21.

De la UD en todo el primer acto quedaron dos tiros desde muy lejos y desviados, uno de Mfulu (28 y otro de Coco (45+1'). Nada productivo. Ni García Pimienta ni nadie estuvo a la altura, tampoco Jonathan Viera, llamado a ser el líder y desaparecido durante meses. Con el choque prácticamente perdido, quedaba al menos salvar el honor en el desenlace. Marc Cardona entró por Loren, otra vez intrascendente y los demás siguieron. Pero las concesiones no iban a parar, porque una pérdida nada más comenzar la segunda parte generó otro mano a mano de Uzuni que el albanés esta vez desperdició: ajustó demasiado el disparo y se le fue fuera (48').

Nada hacía presagiar una reacción amarilla, sin embargo, el fútbol le brindó una oportunidad de enmendar sus males con un gol de los que casi nunca marca, en una acción de córner. Como en Albacete hace dos semanas Álvaro Jiménez centró desde la esquina y Coco acertó a cabecear, muy bien, hacia dentro de la portería. Por fin una alegría para los alrededor de 1.000 seguidores de la UD presentes en los Cármenes. De repente, había partido.

El Granada, sin embargo, encajó bien el golpe, porque minutos después pudo marcar el tercero con sendos disparos de Quini y Puertas que no entraron de milagro. En cualquier caso, el tanto cambió la cara a Las Palmas, que comenzó a combinar con más ritmo y activó la alerta del rival. Si bien los de Paco López mantenían la calma, un error grave del central Ignasi Miquel, que pretendió avanzar con el balón entre tres amarillos provocó el cabreo de la grada, porque perdió la pelota y dejó a Álvaro Jiménez solo, pero el cordobés confió más en su disparo, malo, que en su carrera hacia Raúl Fernández. Se equivocó (66').

Paco López vio las orejas al lobo y refrescó el equipo con Soro y Sergio Ruiz por Callejón y Petrovic, mientras que García Pimienta introdujo a Pejiño y Óscar Clemente por Álvaro Jiménez y Loiodice. Veinte minutos por delante para buscar el empate. La UD dio un paso al frente y quizá por eso el técnico local quitó a un extremo como Puertas para poner a un central como Víctor Díaz y pasar a una defensa de cinco. A esas alturas ya se jugaba en el campo del Granada, pero Las Palmas no concretaba su mayor dominio, sin alardes, en ocasiones.

Vitolo, que no jugaba desde principios de diciembre, entró a falta de 10 minutos por Moleiro, otra vez castigado en la izquierda y alejado del centro, donde es mucho mejor. El extremo, gafado, duró cinco minutos, los que tardó en pegar una patada a Soro en el centro del campo y ver la tarjeta roja directa. Si ya era difícil llevarse algo positivo de Los Cármenes, la tarea pasó a ser casi imposible, más todavía cuando Coco falló una ocasión clarísima en el tiempo añadido: Viera sacó una falta desde el costado del área y el lateral, solo en el área chica, cabeceó alto. Sólo quedó tiempo para que el capitán hiciera una entrada absurda, recibiera la amarilla y se borrara, por tanto, de la cita ante el Levante. Seguramente no quería. Él también llega tarde.

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