Cómo cuidar las plantas: guía básica para principiantes

Las plantas son seres vivos que nos brindan belleza, purifican el aire y crean un ambiente más agradable en nuestro hogar. Sin embargo, para que prosperen y luzcan saludables, necesitan cuidados específicos.

Uno de los trucos para dejar de matar plantas consiste en tener en cuenta la luz. ¿La luz? Sí, la luz es un elemento indispensable para la fotosíntesis, un proceso vital para el crecimiento y desarrollo de las plantas. Cada especie tiene sus propias necesidades lumínicas, por lo que es fundamental identificar si tu planta prefiere la luz solar directa, la luz indirecta o la sombra.

Las plantas no hablan, nunca te dirán: ¡quítame del Sol que me estoy achicharrando!, pero sí emiten señales. Hay que estar atentos al estado en el que se encuentran las hojas, pues si las hojas están amarillas o pálidas puede indicar una falta de luz. Por el contrario, si las hojas están quemadas o marrones, puede haya un exceso de luz solar directa. Además, la falta o el exceso de luz también puede afectar a su crecimiento.

La forma en la que le debe llegar la luz a una planta dependerá de su especie, pero hay una serie de consejos que se pueden seguir para saber si prefiere la luz solar directa o indirecta. La luz solar directa suele ser ideal para las plantas que florecen o producen frutos, como los tomates y los geranios.

Helechos, orquídeas y la mayor parte de las plantas de interior no toleran la luz solar directa e intensa, la prefieren filtrada a través de cortinas y ventanas.

Riego: el arte de dar de beber a tus plantas

El riego es otro aspecto crucial para el cuidado de las plantas. Un riego excesivo puede pudrir las raíces, mientras que un riego insuficiente puede causar la muerte. La clave está en conocer las necesidades de riego de cada especie y adaptar la frecuencia y la cantidad de agua en función de las condiciones ambientales.

¿Cómo saber cuáles son la frecuencia ideal de riego? Al igual que ocurre con la iluminación, hay una serie de recomendaciones generales que se pueden seguir para regar nuestras plantas. Estas son:

• Plantas de interior: Suelen requerir un riego más frecuente que las plantas de exterior.
• Plantas de sombra: Prefieren un riego moderado, ya que el exceso de humedad puede favorecer la aparición de hongos.
• Tacto: se recomienda regar las plantas cuando la superficie del suelo se sienta seca al tacto.
• En profundidad: es mejor regar en profundidad y con menos frecuencia que regar poco y a diario.
• Acumulación: evita que el agua se acumule en el plato de la maceta, ya que esto puede provocar que las raíces se pudran.

Temperatura: el ambiente ideal

Ya hemos visto lo importantes que son la luz y el riego en el cuidado de nuestras plantas. Sólo nos falta la temperatura. La temperatura también juega un papel importante en el desarrollo de las plantas. Cada especie tiene un rango de temperatura óptimo en el que se desenvuelve mejor. Algunas plantas son más tolerantes a las temperaturas extremas, mientras que otras son más sensibles.

Estos son los rangos de temperatura:

• Plantas tropicales: Prefieren temperaturas cálidas, entre 18°C y 27°C.
• Plantas de interior: Suelen adaptarse a temperaturas entre 15°C y 24°C.
• Plantas de exterior: Existen especies que toleran heladas y otras que son sensibles al frío.

Si has seguido todos estos consejos y las plantas se siguen muriendo, siempre puedes optar por especies que sean más resistentes, como el photos, la lengua de suegra o la planta ZZ, entre otras.