Entrevista | Adolfo Roitman Arqueólogo, curador de los manuscritos del Mar Muerto y director del Santuario del Libro del Museo de Israel

Adolfo Roitman: «Hamás juega con reglas distintas a las de una guerra»

La crisis bélica entre Israel y Hamás ha sorprendido al arqueólogo, curador de los manuscritos del Mar Muerto y director del Santuario del Libro del Museo de Israel, Adolfo Roitman, en España y estos días está en Tenerife impartiendo un seminario. El arqueólogo deja claro en esta entrevista que todo lo que va a contar «solo forma parte de la opinión personal» de un experto en cuestiones históricas y espirituales, no militares o políticas.

Adolfo Roitman, en Santa Cruz de Tenerife.

Adolfo Roitman, en Santa Cruz de Tenerife. / María Pisaca

¿Cómo está viviendo la guerra abierta entre Israel y Hamás? 

Desde la distancia. Yo estaba en Granada participando como profesor invitado en un evento de la Universidad de Loyola cuando estalló el conflicto. Todo lo que sé es por las noticias o por lo que me ha transmitido algún amigo... Luego, me vine a Tenerife [ayer inauguró un seminario en el Espacio Cultural CajaCanarias santacrucero] y mi mujer regresó a Israel. 

¿Anímicamente condiciona el seminario lo que está ocurriendo en su país?

Aunque no tengo, creo, amigos o conocidos entre los fallecidos y las personas que han sido secuestradas, sobra contar que la moral está baja. La solidaridad que me están regalando estos días en Tenerife hace que el ánimo no llegue a estar por los suelos.

Son horas complicadas.

Hay un viejo dicho que apunta que «cuando retumban los cañones, las musas callan». Yo digo que este es el momento en el que tienen que hablar las musas...

¿En qué sentido?

Yo me ocupo de cuestiones históricas y del espíritu que en una situación de emergencia nacional no son importantes si las ponemos en el mismo plano de lo que está ocurriendo... Aquí de lo que se trata es de sobrevivir, pero la gran pregunta es: ¿Sobrevivir para qué? Mi humilde contribución a este conflicto de dimensiones casi cósmicas es la de reforzar unos lazos culturales entre Canarias e Israel. Mi opinión en este asunto es irrelevante porque solo soy un ciudadano que habla en su nombre, no en el de un organismo oficial. Israel no solo es conflicto, allí existe una vida cultural efervescente que interesa en muchas parte del mundo, incluido en las Islas. Este seminario [Eva, Ester y Judit, Tres modelos de mujer a través del texto e imagen] me da fuerzas para enfrentarme a un momento que es difícil para mí. 

Sé que su capacidad de análisis está bastante alejada de este problema, ¿pero como ciudadano de Israel tiene la sensación de que nos medimos a un conflicto largo?

Hoy [por ayer] es el cuarto día de lucha y la sensación que tengo en estos momentos es que lo peor aún está por venir. Obviamente, las cosas no pueden quedar así. Esto tiene que ser un parteaguas que sirva para dejar claro que lo que ocurrió hasta ahora no puede volver a pasar. ¡Es una ópera totalmente novedosa que no se dio antes!

¿Se refiere a la estrategia elegida por Hamás para lanzar su ataque contra Israel?

No soy un politicólogo, ni tengo una posición oficial [vuelve a dejar claro] o hablo en representación de un partido político, únicamente soy un ciudadano preocupado y triste por una situación de extrema gravedad... Nadie sabe cómo detener el conflicto, ni qué va a pasar después. Cuando los seres humanos perdemos el halo divino nos convertimos en animales. 

Tampoco hay un atisbo de que lleguen buenas noticias pronto.

Más allá de las cosas que se están contando sobre los niveles de destrucción en la zona, el número inimaginable de fallecidos o los secuestros, lo que aún no sabemos es de cuántos rehenes estamos hablando: ¿Cien, doscientos, trescientos; alguien conoce con exactitud cuántas personas siguen en manos de Hamás? Lo primero que debemos tener claro es que no estamos en medio de una guerra tradicional entre países donde hay prisioneros y Cruz Roja está legitimada para auxiliar a los heridos. Eso no está pasando porque Hamás juega con reglas distintas a las de una guerra.

«¿Qué valor militar tiene secuestrar niños, ancianos y a unos supervivientes del holocausto?»

¿Es más terrorismo que una guerra?

No estamos ante un ejército regular, estamos ante un país que no respeta los acuerdos de los Convenios de Ginebra. Los miembros de Hamás que entraron en Israel asumieron que tenían la condición de kamikazes y que ese era un viaje sin retorno... Ellos sabían que ninguno iba a regresar vivo. Son fieras humanas con la misma escala de valores que los integrantes de Al Qaeda o el Dáesh. ¿Qué valor militar tiene entrar en casas a secuestrar niños, ancianos o supervivientes del holocausto? Esto es mucho más que un grupo de oposición en medio de un conflicto que ya tiene casi cien años de antigüedad. 

Demasiado tiempo de tensiones, ¿no?

Desandar un conflicto que lleva tanto tiempo en el corazón de las personas exige del trabajo de muchas generaciones. No voy a venir yo a contarle a usted las heridas que siguen abiertas en España por la Guerra Civil. Hubo familia en los dos bandos y cuestiones insoportables que se han tenido que medio «arreglar» [o no] porque había que vivir en el mismo país, ¿no? La historia liberal europea está construida sobre ríos de sangre y algunas guerras duraron cien años. 

«El monstruo ha salido de la botella y el mundo aún ignora cómo va a acabar esta crisis»

¿En la otra parte también hay gente que sufre?

Claro que en Palestina hay madres que lloran la pérdida de sus hijos, gente que sufre... Pero la sensación que transmite este ataque es que han matado a personas por el simple hecho de ser judíos. Nadie preguntó quién era la víctima que ibas a matar, solo había que matarla. Esto recuerda a la época de los nazis. El monstruo ha salido de la botella y el mundo aún ignora cómo va a acabar esta crisis. 

Acabará mal.

Ningún país puede aguantar el bombardeo de sus sedes durante más de 20 años. Si México o Canadá, por ejemplo, hicieran lo mismo contra una ciudad estadounidense hace tiempo que ya habrían sido reducidas a polvo por los soldados norteamericanos. 

¿Y en medio de todo esto hay un componente religioso claro?

El factor religioso está, pero aparece exacerbado por cuestiones territoriales y nacionalistas que son una complicación más en toda esta crisis. 

La Liga Árabe aboga por crear dos estados como una vía para poder retomar la normalidad.

Israel, históricamente, siempre ha sentido el rechazo del mundo árabe. Ahora se estaban dando pasos [un tratado de paz con Arabia Saudí] para propiciar un cambio de estrategia que, de nuevo, vuelve a crear tensión en la zona. Podemos discutir durante un buen rato sobre la titularidad de algunos territorios o el status quo de la ciudad de Jerusalén, pero no sobre el derecho que tiene el pueblo judío a tener su estado.

Suscríbete para seguir leyendo