Primeras lluvias del otoño

El agua llega serena para paliar los efectos de la ola de calor en el campo

La borrasca Bernard apenas deja incidencias destacables en los municipios de la isla salvo problemas aislados en el alcantarillado o leves desprendimientos

Lluvias en Canarias

LP/DLP

El agua llega con cierta alegría por el norte y con bastante timidez por la vertiente sur de Gran Canaria, pero ni rastro de líquido para alimentar las presas. Las lluvias que durante el domingo y lunes dejó la borrasca Bernard a su paso por el archipiélago ha regado levemente la geografía insular con un agua serena que ha servido para empapar la tierra y paliar en parte los efectos que durante dos semanas dejó la reciente ola de calor sobre la agricultura, agravando aún más si cabe el largo período de sequía que atraviesa la isla. Y los agricultores lo agradecen.

Estas primeras lluvias del otoño han llegado con un chipichipi que este lunes dejó una precipitación máxima acumulada de 30 litros por metro cuadrado en Valleseco y que los cultivadores, aun siendo poca, han recibido con entusiasmo a la espera de que se mantengan y repitan durante esta estación. La poca agua que ha caído apenas ha provocado incidencias en los municipios de la isla, más allá de problemas aislados en las redes de alcantarillado o pequeños desprendimientos.

Desde las asociaciones empresariales de agricultores y ganaderos muestran su satisfacción porque las primeras lluvias de la temporada hayan remojado ya las islas después de semanas de intenso calor, pero son realistas y reconocen que las precipitaciones han sido mínimas y ni de lejos son suficientes para que el campo canario se recomponga rápidamente de la sequía que ha sufrido en los últimos meses. «Los agricultores siempre recibimos el agua con alegría y entusiasmo, y máxime cuando venimos de un ciclo de temperaturas tan altas y de un año muy seco, pero esto no es más que una lluvia intenta en algunas zonas, pero muy ligera o ninguna en otras», señala Rafael Hernández, presidente de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganadores de Canarias (COAG).

Finca de puerros y papas de Gilberto Cabrera en San Mateo.

Finca de puerros y papas de Gilberto Cabrera en San Mateo. / LP/DLP

Lluvia generosa

Las nubes han descargado lluvia de forma generosa en la vertiente norte de la isla, dejando un acumulado de 30 litros por metro cuadrado en 24 horas en Valleseco o 19 litros en Teror, pero no así en la cara sur, donde en municipios como San Bartolomé de Tirajana el acumulado en 24 horas apenas llegó a los 0,6 litros por metro cuadrado en las medianías y en la costa no cayó ayer ni una gota; cero, según datos recogidos por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Es más, el día estuvo prácticamente de playa.

Y es precisamente la cara sur de Gran Canaria la que preocupa a Hernández. «En la parte sur de la isla es donde están los embalses más grandes y ahí las lluvias no han sido copiosas y las presas están en una situación crítica», sostiene, «pero es magnífico que llueva, estamos encantados y esperamos que siga lloviendo». Según la última actualización del Consejo Insular de Aguas a 30 de septiembre, grandes presas como la de Chira apenas están al 6% de su capacidad.

Por su parte, Theo Hernando, secretario general de la Asociación de agricultores y Ganaderos de Canarias (ASAGA), también se mostró satisfecho por la llegada de estas primeras lluvias. «A los agricultores nos beneficia porque reducimos el consumo del agua de riego y eso facilita que las balsas se llenen y lleguen a niveles aceptables, no con agua de lluvia, sino con las aguas blancas procedentes de la regeneración, pues estas tampoco estaban siendo suficiente para cubrir la demanda de estas fechas», relata.

Para Hernando, lo forma serena en que han llegado estas lluvias es la óptima para este territorio, puesto que empapan la tierra, se filtran en el terreno y alimentan los acuíferos. «Nosotros tiramos en un 80% de las aguas subterráneas», apunta, mientras que si llegan las lluvias fuertes el agua se pierde en las escorrentías.

Presas vacías

También esperaban que la borrasca soltara algo de agua en La Aldea. El municipio recogió entre nueve y diez litros de agua por metro cuadrado el fin de semana, una cantidad que no dejó de ser anecdótica. Según el director general de Coagrisan, la Cooperativa Agrícola de San Nicolás de Tolentino, Marcelino Rodríguez, «el agua que cayó solo sirvió para limpiar algo la atmósfera y quitar algo de tierra de los tomates o invernaderos. De resto, nada más. No se resbaló ni una gota en la tierra». Mucho menos en las presas, donde según Rodríguez, ni se enteraron del agua que se precipitó.

Fuera de las organizaciones empresariales, los agricultores del centro de Gran Canaria han recibido el agua con agrado. Gilberto Cabrera cultiva 50.000 metros cuadrados de terreno en San Mateo en los que tiene papas, puerros, zanahorias, coliflor, brécol, coles y calabazas y para él el agua ha sido un impulso a sus cultivos. «En las semanas pasadas, con el calor, regábamos por la mañana y a mediodía ya estaba todo el terreno seco», recuerda, «es poco el agua que ha caído, pero viene muy bien sobre todo para las papas». Con la ola de calor tuvo que gastar más agua, y eso cuando había. «La íbamos echando a cuentagotas; lo pasamos mal porque el estanque se nos quedó al límite y pensábamos que no nos iba a dar el agua», cuenta. Ahora, con estas lluvias, calcula que podrá ahorrarse el riego de toda esta semana. «Fue flojito, pero toda el agua que venga es poca», señala, y criticó que la administración «se esté llevando el agua para la industria de la costa cuando a las medianías no llega el agua desalada y dependemos de la que cae del cielo». San Mateo apenas registró un acumulado de 7,4 litros por metro cuadrado en 24 horas.

Terreno de Melenara anegado de agua, ayer.

Terreno de Melenara anegado de agua, ayer. / LP/DLP

Entre San Mateo y Santa Brígida, por su parte, Ulises Santana cultiva otros 50.000 metros de tierra. El fuerte calor también afectó a sus papas, zanahorias y coles. «Ha sido poca agua, pero con que se fuese el calor nada más ya uno está contento», señala, y calcula que sus cultivos podrán aguantar unos 12 días sin agregarle más agua. Menos las papas. «Las papas están recién plantadas y le faltaban 10 litros más; si no vuelve a llover, pues habrá que terminar de mojarla».

Las castañas se retrasan

En el vecino municipio de Valleseco, donde se registraron 30 litros, Ana Hernández recibió el agua «encantada». «Tengo un aguacatero que ya estaba diciendo ‘ay, mamá’», cuenta con humor. Esta agricultora tiene una finca de 14.000 metros en El Lomo de Madrelagua en el que cultiva limones, ciruelas, castañas, nueces, naranjas, nísperos y manzanas. La falta de agua ha provocado que parte de su producción se haya retrasado, como el castañero que debió empezar a echar castañas después de El Pino, están empezando a salir ahora «y vendrán pequeñitas». Las nueces también van con retraso. «Ha caído poca agua y eso en la tierra aguanta poco», cuenta, por lo que se mostró confiada en que las precipitaciones se mantengan en los próximos días. «Pero estoy contenta, me tiene los arbolitos regados».

Los municipios de Telde y Firgas registran leves incidencias en la red de alcantarillado

En este mismo municipio, Antonio Sarmiento recibe el agua «con los brazos abiertos». «Los cultivos ya estaban sintiendo el fuerte calor y algunos árboles se me quemaron», cuenta este agricultor con limoneros, naranjeros, castañeros y manzanos, quien estima que con el agua que ha caído podrá ahorrarse el riego de los próximos 15 o 20 días, con el consiguiente ahorro económico. 

Mientras que al centro y norte el agua fue generosa, en el sureste y sur casi ni apareció. Los municipios de Agüimes, Ingenio y Santa Lucía miraron expectantes al cielo por si caía algo de lluvia para remojar unos terrenos en alerta por las fuertes olas de calor, pero todo fue en balde. La población, bastante harta del calor, recurrió a llenar las playas y pegarse el remojón a lo largo del fin de semana. Sin agua, y tampoco incidencias, según sus respectivos mandos policiales. En Ingenio, en cambio, solo algunos vecinos que acudieron el domingo a un encuentro vecinal se vieron afectados, pero en menor medida, por un aguacero que les cayó en La Pasadilla.

Incidencias

Mientras que las precipitaciones dejaron hasta 51 incidencias en Las Palmas de Gran Canaria, en el resto de municipios apenas provocaron daños. En Firgas el agua levantó varias tapas de alcantarillas en el barrio de Itara y ocasionó goteras en el techo del pabellón y del gimnasio municipal, sin que afectase al horario habitual de estos servicios, según informó el alcalde, Alexis Henríquez. En Moya hubo un leve desprendimiento en la carretera de Azuaje que fue rápidamente retirado por el servicio de Carreteras del Cabildo, al igual que en Santa Brígida, en la carretera de Bandama. En este municipio el agua provocó una pequeña inundación en una casa y un sótano de La Atalaya.

Por su parte, en Telde las lluvias ocasionaron algunas incidencias en zonas como Hoya Aguedita, Melenara y Salinetas, donde la red de alcantarillado se desbordó provocando pequeñas inundaciones en la vía pública. Además, como es habitual en épocas de lluvia, el solar que hasta hace unos años se utilizaba como aparcamiento junto a la avenida de Melenara amaneció anegado. Asimismo, el agua provocó pequeñas interrupciones del suministro eléctrico en algunas zonas del municipio.

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