Atardecer otoñal en el Parador de Tejeda

Los colores del cielo en la cumbre de Gran Canaria cambian como las hojas de los árboles

Ocaso de otoño desde el Parador de Cruz de Tejeda

Ángel Zurdo Martín

El otoño tiñe los atardeceres en la cumbre de Gran Canaria de un color especial. El Parador de Tejeda es testigo de excepción de este espectáculo diario. Por algo, los hermanos Martín Fernández de la Torre eligieron la Cruz de Tejeda como emplazamiento para el primer hotel rural de Gran Canaria.

En estos días de otoño, desde el Parador de Tejeda se puede apreciar como el otoño no solo cambia el color de las hojas de los árboles, sino también el color del cielo y de las nubes que giran en todas direcciones empujadas por un intenso viento.

Hace fresco, que no frío, con doce grados de temperatura ambiente al ponerse el sol. Sin embargo, la bajada de los termómetros no impide que un grupo de turistas disfruten desde la piscina climatizada del Parador de Cruz de Tejeda, mientras inmortalizan con sus móviles el mágico ocaso.

Por la noche, aún refresca más y es el momento de sentarse a conversar en torno a la chimenea de los salones del Parador.