El olor a pescado podrido obliga a cerrar al pasaje el muelle Santa Catalina

La tardanza en el desalojo de 700 toneladas de cebo putrefacto obliga a echar el cierre del muelle

El Seven Seas Mariner, desviado al muelle de Cambulloneros

Imagen aerea de los daños ocasionados por el incendio en la nave frigorífica Frisu IV

Imagen aerea de los daños ocasionados por el incendio en la nave frigorífica Frisu IV / Bomberos LPA

Nueve días después del incendio en la nave frigorífica Frisu IV, las 700 toneladas de cebo que se hallaban dentro del almacén han empezado a pudrirse. El olor a pescado descompuesto ha inundado el muelle Santa Catalina del Puerto de La Luz de Las Palmas de Gran Canaria, forzando el cierre al pasaje de la terminal de cruceros. Los límites de las cuotas a las que están sujetos los residuos de carácter biológico en los vertederos insulares impiden a las administraciones portuarias deshacerse de manera eficaz de los desechos que ocupan la nave calcinada desde hace más de una semana.

En este caso, la competencia sobre las cuotas de los vertidos le corresponde al Cabildo de Gran Canaria, organismo que ampliará a partir del lunes la cantidad diaria permitida en la recogida de los residuos biológicos. A partir de entonces, se pasará de uno a quince camiones activos en el traslado de los desechos que quedan en la nave al Ecoparque Gran Canaria Norte. Desde la extinción del incendio el pasado domingo hasta el momento, la empresa Martínez Cano, encargada de retirar los residuos almacenados en el frigorífico Frisu IV, solo ha podido extraer 100 toneladas de mercancía putrefacta. La cantidad prevista en el Plan de Gestión de Residuos estipulaba originalmente el tope en 18 toneladas y no preveía situaciones excepcionales a la norma.

Este hecho coincide con la llegada de uno de los pocos cruceros que atracan durante la temporada de verano en el Puerto de La Luz; el Seven Seas Mariner. Un transatlántico de lujo con la capacidad para albergar a 684 personas que, según indica la Autoridad Portuaria, será desviado al muelle de Cambulloneros ante el cierre al pasaje del Santa Catalina y dispondrá de un servicio de guagua dada la lejanía. Los vientos alisios llevaban el hedor proveniente del almacén quemado con mercancías de pescadores al muelle donde embarcan y desembarcan los viajeros, situado a menos de 200 metros.

La Consejería de Transición Ecológica y Energética del Gobierno de Canarias explica que "se está trabajando con el Cabildo de Gran Canaria para tramitar la situación", para establecer un plan que "cause la menor afección al medioambiente". Por el momento, la nave ha sido cerrada como medida provisional para evitar la propagación del hedor.

Desechos abandonados

La dilatación en el tiempo de la retirada ha favorecido la descomposición de los residuos, que ahora se encuentran en estado líquido. Las fuentes portuarias consultadas se muestran pesimistas ante la continuidad de los problemas generados por el contenido pútrido, y estiman que "los inconvenientes seguirán durante varios días más". Asimismo, advierten que la problemática corre el riesgo de trascender a la categoría de "emergencia sanitaria" dadas las condiciones en las que se encuentra el interior del edificio, que requiere de un dispositivo especializado para evaluar la peligrosidad de los patógenos.

La empresa 5 Océanos, dedicada a la distribución y comercialización de productos de alimentación congelados, disponía de unas 400 toneladas de mercancía que no resultó aparentemente dañada en el incendio. Según informan fuentes del puerto, el género ubicado en la zona de congelación más al norte del inmueble pudo 'salvarse' y fue trasladado al contenedor frigorífico Frioluz en el Muelle Grande para evitar su descomposición.

Hasta su quema, Frisu IV conformaba una de las infraestructuras más relevantes del archipiélago para el depósito y almacenamiento de grandes magnitudes de mercancías refrigeradas. Por ello, su pérdida ha tenido grandes implicaciones en la actividad portuaria. Los principales afectados son los 90 barcos de la flota japonesa que se abastecía en el Puerto de Las Palmas de carnaza ahora calcinada, así como las empresas suministradoras de este producto. Reponer el cebo no es una tarea sencilla dado que se extrae de países orientales como Tailandia o China, o bien Argentina, y los procesos de espera en su importación pueden comprender incluso meses. Ahora mismo, el Puerto de la Luz solo dispone de otra nave congelador operativa, por lo que la ausencia de espacio repercutirá también en el volumen de producto disponible para los compradores.

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