Playas

Las Alcaravaneras, la playa familiar

Los bañistas acuden a la costa en el festivo, no sin percibir el mal olor de la nave Frisu quemada

Varias familias sombrilla en mano se dispusieron a disfrutar del festivo en conmemoración de la Asunción de la Virgen a remojo. Muchos escogieron Las Alcaravaneras para pasar un tranquilo día, aunque estuvo envuelto con el tufo de pescado podrido proveniente de la nave quemada de Frisu, que el viento arrastraba hasta la playa. «Tenemos la intención de estar aquí un fisquito más y marcharnos, es una pena», asegura Ramón Corujo en primera línea de playa junto a su familia. 

Otros bañistas aguantaron el tipo, ya que el olor iba y venía a ratos, por lo que no renunciaron a su día a pesar del mal olor. Por su parte, la playa favorita de Corujo ha sido siempre Las Canteras, pero desde que la bahía capitalina ha sufrido un pico de microalgas desde la semana pasada ha dejado de ir porque considera que está «sucia». «Si no fuera por las microalgas iría a Las Canteras», refleja. Las microalgas no son tóxicas ni perjudiciales para la salud, pero los especialistas recomiendan prevención, ya que cuando están en fase de descomposición liberan nutrientes y toxinas, aunque en baja cantidad. Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los bañistas se abstengan del baño y eviten el contacto con ellas. Por ello, desde su surgimiento en la playa capitalina, el Ayuntamiento desaconsejó el baño durante los días más intensos e izó la bandera amarilla ante las recomendaciones de la Dirección General de Salud Pública del Gobierno de Canarias.

Corujo llevaba 30 años sin veranear en Las Alcaravaneras, y ahora, que ha vuelto está encantado con la calidad de la playa, aunque su nieto no piensa lo mismo que él, el niño asegura que «la mejor es Puerto Rico». Corujo explica que es una playa mucho más familiar, en la que puede vigilar a los pequeños con tranquilidad, ya que no hay olas y es más pequeña, por lo que es posible pasar un día distendido sin sustos al no encontrar a los chiquillos. «Está mejor cuidada no hay tanto turismo, de hecho nos quitaron la bandera azul en Las Canteras hace poco», hace hincapié. 

Las hermanas Fátima y Cristina Robaina suelen recalar en Las Alcaravaneras porque no quieren pasar «dos horas en guagua» para llegar a las playas sureñas, y Las Alcaravaneras es la que les queda más cerca. «A Las Canteras no vamos a ir por las microalgas y la última vez que fuimos todos nos llenamos de ronchas», explican. 

Un festín

La familia Sánchez descansaba entre sillas y toallas con un festín guardado para la hora de comer, tortilla, croquetas, sandwiches, ensalada de macarrones, cafecito y un queque de limón. «Pescado no, eso ya nos lo comemos con el olor», bromean. Raquel Trujillo asegura que si hubieran sabido que el olor de la nave llegaría hasta la playa no hubieran venido, pero ahora que ya estaban ahí disfrutarían igual. Son asiduos a la playa porque uno de los pequeños de la familia tiene miedo al oleaje y en esa zona el mar siempre está como un plato, por lo que es la playa perfecta para disfrutar del día, y más si es festivo porque «no hay que pagar la zona azul». La familia recuerda que hace algunos años se podía ver la playa contaminada por el petróleo de los barcos, pero ahora observan la playa limpia sin ningún tipo de contaminación. «Lo mejor de esta playa es tirarse en el muellito», detalla Natalia Trujillo. Para ellas lo único que le hace falta para llegar a la perfección es una tienda para cuando falta la comida o el agua no tener que desplazarse hasta el otro lado de la avenida. 

«Venimos con los niños porque no hay corriente y así uno no se desentiende, pero le da un poco de libertad a los chicos», explica Felipe Febles. «Hoy está el día chungo, pero lo prefiero a irme al sur», añade. Ante las altas temperaturas a causa de la ola de calor que lleva una semana dejando temperaturas de más de 40 grados en el sur de la Isla, los palmenses prefieren ir a la playa con el fresco, aunque el cielo esté encapotado por la panza de burro. La familia llegó a la playa caminando desde La Feria y aseguran que la bajada no es para nada cansada, «la subida es otra cosa», por ello, luego no suben a pie, no hay excusa posible para bajar a la playa ni si quiera quemando las cholas de tantos pasos. 

Los veteranos de la familia recuerdan que cuando eran renacuajos tenían que saltar donde no había manchas negras por la contaminación que había en la costa, además de que algunos días ni siquiera podían bañarse y se quedaban jugando en la arena. «Pero hace años que no la veo sucia porque ahora repostan más lejos, antes cualquier fuga terminaba en el mar», comenta Febles. El hombre explica que en su opinión lo único negativo de Las Alcaravaneras son las personas sin hogar que duermen en ella porque «la afean». 

Además de ser una playa familiar, al estar menos transitada que Las Canteras es perfecta para descansar y desconectar. Por ello, María Manina siempre que tiene tiempo se escapa con su familia al lugar. «No me gusta Las Canteras porque aquí tienes más tranquilidad y es una playa más familiar», explica. A pesar de ser su favorita considera que le falta un poco de limpieza, ya que en la arena se pueden percibir colillas y basura desperdigada por algunas partes. «Lo único malo son los fumadores y el mal olor», opina. «Ahora con estos calores preferimos no ir al sur», añade.

Olga Valiente y Olga Medina son madre e hija y están disfrutando del día de playa junto a la pequeña de la familia, Linea Sosa. «Esta playa no tiene olas y es tranquila no hay ningún tipo de escándalo», refleja. Valiente recuerda que de pequeña la traía su madre y ahora ella trae a su hija. «Luego de mayor iba para el sur», cuenta su madre Medina. «Lo único malo del día de hoy es el olor a gato muerto», refleja Valiente. «Yo también lo huelo», dice la pequeña en un hilo de voz infantil mientras sigue jugando con los rastrillos y juguetes. «Mami me llenas el cubo con agua», pide la pequeña. Entre castillos de arena y risas infantiles Las Alcaravaneras acoge a las familias que buscan un oasis de tranquilidad en plena capital. 

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