Una flor para los ausentes

Comienza el peregrinaje por los cementerios de la capital para rendir tributo a los que ya no están. Muchos se adelantan para evitar las aglomeraciones del día de los difuntos 

Varias mujeres colocan flores en el cementerio de San Lázaro.

Varias mujeres colocan flores en el cementerio de San Lázaro. / José Carlos Guerra

Cada una de las decenas de miles de tumbas y nichos del cementerio de San Lázaro, en Las Palmas de Gran Canaria, guarda una o varias historias, las de aquellas personas que ya no están con nosotros, pero permanecen vivas en la memoria de sus seres queridos. Historias como la de Antonio, Laleshka o Pilar, que son añorados por sus familiares. Este fin de semana comenzó el peregrinaje por los camposantos para celebrar un rito ancestral que perdura.

Florencio Cabrera Granados nació en la Vega de San José apenas unos años antes de que estallara la guerra civil. Cuando llegó a este mundo, aquel barrio era un mar de plataneras, un vergel de fincas, hoy desaparecidas, que le dieron el nombre al barrio y en las que Florencio empezó a trabajar desde muy niño. No hizo otra cosa en su corta vida que bregar alrededor de la fruta, que trajinaba en camiones de un lado a otro de la isla. Pasó calamidades en aquellos años ruines de la posguerra, pero salió adelante.

Tanto trabajó que no le dio tiempo a ir a la escuela y los años se le pasaron volando en aquella cooperativa de plátanos, en la que se encargaba de ir al Sur a recoger mangos, aguacates y plátanos para su posterior comercialización. Cuando parecía que la vida se le volvía más dulce y la carga laboral más ligera, se le cruzó la fatalidad en forma de un tumor cerebral.

Fue visto y no visto. Su vida se esfumó en unos pocos meses, cuando apenas tenía 55 años. Al segundo derrame cerebral, se lo llevó la parca. Su hija Nieves Cabrera nunca olvida esa fecha de 1987 porque justo el mismo día que se fue su padre al otro mundo aterrizó en este su hija mayor, confirmando una vez más que la felicidad casi siempre viene envuelta en un halo de dolor.

 Desde entonces han pasado 36 años, pero Nieves nunca falta. Este sábado formó parte de las cientos de personas que visitaron el cementerio de San Lázaro para rendir culto a los ausentes, un peregrinaje que se prolongará hasta el 1 y el 2 de noviembre, festividad de los difuntos y de todos los santos, respectivamente.

La afluencia a los camposantos comenzó a notarse este fin de semana. Mucha gente quiere evitar las aglomeraciones que se esperan para el próximo martes y, sobre todo, para el miércoles. Otros intentan encontrar las flores más baratas, vano intento, porque el precio ya subido desde hace días un 10%, como mínimo.

Nieves y su hermana dedicaron la mañana a engalanar la tumba de su padre con un manojo de flores. «Mi padre falleció hace muchos años, pero la tradición es la tradición e intentamos no fallar nunca. Venimos al cementerio a traerle flores cada vez que nos apetece, pero en estas fechas no solemos faltar y en Navidad tampoco. Tiene que haber pasado algo muy grande para que no vengamos», asegura. Llegan tranquilamente, sin prisas.

 «Para nosotras es como un ritual. Y luego me voy tranquila. Hay amigos a los que no les gusta pisar un cementerio, pero a mí me relaja cuando vengo a hablar un poquito con mi padre. Es algo espiritual, no sé como explicarlo. Mi padre era la persona más sencilla y honesta que podía haber. Se pasó toda la vida trabajando, menos esos días que estuvo enfermo. Él decía que era como una jubilación, pero le duró poco».

Una vida fugaz

Muchísimo más fugaz fue la vida de Laleshka, que apenas duró un suspiro, pero su abuela nunca la olvidó. Este sábado llegó cargada de claveles rojos y blancos, algunos liliums y un muñeco. La bebé murió hace ya once años cuando tenía apenas un mes de un ataque cardiaco.

Contemplar su tumba estremece, como todos los nichos que están a su lado, muchos de ellos adornados con juguetes y peluches o bolsas de golosinas, en un inútil empeño por volverlos a la vida. El nicho de Laleshka tiene varios peluches, los que le trae su abuela Teresa Chiqueis, quien cada vez que le regala algún muñeco a sus otros nietos, le compra otro a la difunta. 

Teresa es ecuatoriana, aunque está a punto de cumplir 30 años en esta isla a la que llegó sola, dejando atrás su tierra, a su marido y a sus hijos en busca de un futuro mejor. Ya no echa de menos su tierra, porque después de trabajar sola durante cinco años en esta isla consiguió que vinieran a cuenta gotas su marido y todos sus hijos a Gran Canaria, pero no ha podido superar la ausencia de Laleshka, pese a su fugaz presencia en este mundo. «Hasta ahora seguimos llevando mal» su muerte, «pero a veces me digo que Dios sabe lo que hace. Era muy alegre. Tenía una carita tan pequeñita. Era preciosa», explica mientras envuelve en un plástico uno de los muñecos que envió su desde Estados Unidos su hijo -el padre de la bebita- para que el sol y la lluvia no lo estropeen. 

Unos cuantos metros más allá, Pilar se emplea a fondo arreglando y enramando el nicho de su madre, de la que heredó su nombre, y en el que se encuentran los restos de otros familiares. «Vengo especialmente por mi madre, porque fue la última que murió hace tres años. Todos los fines de semana tiene sus florecitas y hoy le traje también claveles, que era lo que ella le traía a mi padre cuando éramos pequeños-. Mi madre era la persona más maravillosa con la que nos hemos tropezado en nuestra vida. Siempre está con nosotros», sostiene Pilar, mientras va colocando una a una las rosas y los claveles en el cuenco.

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El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria activará un dispositivo especial de cara a la celebración del día de los Finaos y del día de Todos los Santos en los cuatro cementerios de la capital y en todos sus accesos. Con este despliegue, el Consistorio quiere facilitar a la ciudadanía los desplazamientos a los camposantos, en los que se prevé la presencia de unas 70.000 personas.

Para ello, se ha diseñado un plan coordinado entre las diferentes áreas como Patrimonio, a través del servicio de Cementerios, Seguridad y Emergencias, Parques y Jardines, Movilidad, Desarrollo Local y Limpieza, así como Guaguas Municipales.

Para facilitar el acceso, los cuatro cementerios de la ciudad (el de San Lázaro, el de Las Palmas, en Vegueta, el del Puerto, en La Minilla, y el de Tafira) ampliarán sus horarios. Desde este sábado al lunes, 30 de octubreSan Lázaro abrirá sus puertas entre las 7:00 y las 17:30 horas, mientras que el martes, 31 de octubre, y el miércoles, 1 de noviembre, lo hará entre las 7:00 y las 19:00 horas

Los camposantos de Las Palmas, Puerto y Tafira mantendrán sus puertas abiertas entre las 7:30 y las 17:30 horas desde hoy sábado 28 al lunes 30. El martes 31 y el miércoles 1 abrirán entre las 7:00 y las 19:00 horas.

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