Año nuevo

Paracetamol con sabor a churros en Las Palmas de Gran Canaria

Los más juerguistas dan inicio al 2024 matando el hambre con unas porras con chocolate, que para muchos, son como un paracetamol para la resaca de la fiesta

Hay tradiciones que no fallan pasen los años que pasen y una de ellas es comer churros con chocolate después de celebrar el comienzo del nuevo año. «Mi madre venía aquí de joven después de las fiestas, así que yo sigo sus pasos», asegura Pilar Rivero en el exterior de la churrería Montesol. Generación tras generación pone el punto final a una noche de fiesta con el dulce reponedor matutino. 

«Si no empiezas el año con churros eres un poco más infeliz», asegura María Cañas. La joven ya había comido su ración sanadora, ya que para ella es inconcebible comenzar un año sin degustar el manjar. «Da mala suerte es como no comerse las uvas», destaca. «Es una medida universal contra la resaca, es como el paracetamol», bromea. No pensaban lo mismo sus amigos, Hugo Rodríguez que prefirió un bocadillo de pata porque la cola de los churros era «demasiada». «Lo único que me importa es empezar el año feliz», comenta Rodríguez. Por otra parte, a Marta Ramírez no le gusta el dulce, pero compró unos cuantos para el desayuno de su madre. No en vano uno de los principales propósitos para el 2024 es pasar más tiempo con los seres queridos, y el primer día de año es buen momento para empezar. 

La churrería Montesol es un punto de encuentro para aquellos amigos que acuden a fiestas diferentes. «Ya sabíamos que nos íbamos a reencontrar con todos en los churros porque venimos de todas las fiestas, los churros a lo mejor ni los probamos, pero venimos para reencontrarnos», comentan las hermanas Elena y Carla de Ramón junto a María Afonso. «Ha sido uno de los mejores principios de año porque he compartido momentos, he vivido, me he encontrado con mi hermana», comenta De Ramón. 

Un grupo de amigos descansa en Triana después de una fiesta.

Un grupo de amigos descansa en Triana después de una fiesta. / José Carlos Guerra

Volver al hábito de la fiesta

Algunos más que por comer churros, asisten cada año por compartir las primeras horas del año con los amigos que no han podido ver antes. Es el caso de Javier Wiott, que después de tres años sin salir de fiesta por Fin de Año retomó el hábito. «Estuve un tiempo viviendo en Chile estudiando, y luego vino la pandemia y las restricciones», explica. «Es la tradición de toda la vida desde que teníamos 16 o 17 años», detalla. Su grupo de amigos se dividió entre las diferentes fiestas que había, y desde que llegó a la churrería asegura que no hizo más que «saludar a gente».

Wiott, que pasó un tiempo en fuera de casa, valora poder compartir esos momentos con los suyos. «Fueron Navidades complicadas, incluso lloré algún día y yo pensaba que no sería para tanto», recuerda su experiencia. Fue un choque para él sobre todo al ser costumbres diferentes: «Ahí es verano puro, así que no tiene nada que ver con nosotros, tampoco se comen las uvas, sino que hacen un brindis y ya»

Fin de Año es para muchos la vuelta a casa. Diego Ramos vive en Madrid pero como su madre reside en Gran Canaria no hay ocasión en la que no esté para comer las uvas en la Isla. Fue a la fiesta University acompañado de su primo y su grupo de amigos. Para coronar la noche fueron a tomar los churros a Montesol pero no pudieron ni probar uno de la gente que se amontonaba para pedir, por lo que cambiaron de opinión y fueron hasta la Churrería Guanarteme. Además, pudieron comer los churros con las mejores vistas a Las Canteras, y empezar el año con la brisa del mar y la mejor compañía.

Diego Ramos espera por unos churros con su grupo de amigos.

Diego Ramos espera por unos churros con su grupo de amigos. / José Carlos Guerra

El empleado de la churrería aseguró que la afluencia ayer estaba siendo muy buena porque «todos repiten año a año». «No podemos parar, aquí estamos trabajando mientras el resto descansa», añade atareado mientras prepara el desayuno para la fila que aguarda por su comida. 

También en la cola estaba Álvaro García junto a su grupo. Es el primer año que salen de fiesta porque recién han cumplido la mayoría de edad. Son amigos del instituto y cada uno ha accedido a una carrera universitaria diferente, por lo que este es un año muy especial para ellos al reencontrarse en un lugar que guarda muchos recuerdos para todos, ya que es la misma churrería a la que solían ir después de clases. 

Lucía Falcón y Juan Solana también estudian fuera, la primera en Madrid y el segundo en Ferrol, y para ellos es un gran «reencuentro». «Aunque por los exámenes es difícil no quedarse estudiando es mejor volver y organizarse para pasar tiempo con la familia», comenta Solana después de comer unas porras. «Después de estar bailando toda la noche, un churro entra como nada», cuenta. 

Lucía Falcón y Juan Solana vuelven a casa después de los churros.

Lucía Falcón y Juan Solana vuelven a casa después de los churros. / José Carlos Guerra

«Hay que afrontar el año con actitud, que todo lo que venga sea bueno», augura Marta González. Para la joven no puede faltar el último baño del año y desayunar un chocolate caliente junto a sus amigas porque celebrar la entrada del 2024 siempre es mejor si es en compañía.