Una década para un kilómetro de aceras en Fernando Guanarteme

La transformación de la calle va a paso lento. Comerciantes y residentes son conscientes de los cambios, pero piden que se cumplan con los tiempos de las obras.

La mejora de las zonas peatonales se ha prolongado cuatro mandatos.

Calle Fernando Guanarteme cortada por obras.

Calle Fernando Guanarteme cortada por obras. / ANDRÉS CRUZ

José A. Neketan

José A. Neketan

«¿Todavía no finito?» dice Carmen que le preguntan con acento macarrónico, en la recepción del hotel Bajamar, unos turistas que repiten año tras año sus vacaciones en Las Palmas de Gran Canaria y que ven que las obras de la calle Fernando Guanarteme, que arrancaron hace 10 años, parecen no finalizar nunca. Si no es un lado es en el otro. Después de mucho tiempo de elegir esta zona de la ciudad para sus estancias temporales no conocen la vía sin ruidos, mallas de colores, señalizaciones y obreros.

Comerciantes y residentes de esa vía y las adyacentes comparten la misma inquietud que los viajeros. Solo que ellos conviven a diario con ese trasiego que por momentos se detiene y por momentos retoma su actividad, casi sin avisar.

Todos ellos son conscientes que la modernidad de las urbes viene acompañada de una transformación para mejorar la movilidad, dando protagonismo al peatón en detrimento del vehículo particular, que hasta hace bien poco era el protagonista a la hora de diseñar los planos de las ciudades. Lo que pide la gran mayoría de las personas que residen en esa zona es que los plazos que dan la administración y las empresas constructoras se cumplan, algo que no ha ocurrido en ninguno de los diferentes tramos de esta calle, una de las arterias comerciales más importantes de la capital por su cercanía con la playa de Las Canteras.

¿Cuánto tiempo lleva en obras Fernando Guanarteme?

El tramo entre las calles Viriato y Pizarro retomó su actividad con obreros y material el martes, después de más de cinco meses paradas y de diez meses de tener la calle cerrada. Se trata del sexto tramo de un proyecto de ampliación de aceras que comenzó hace casi una década y que ha ido por fases que han ocupado diferentes mandatos del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria

Nuevas aceras de la calle Fernando Guanarteme, a la altura del hotel Astoria.

Nuevas aceras de la calle Fernando Guanarteme, a la altura del hotel Astoria. / ANDRÉS CRUZ

El plan de mejora de las aceras de la calle comenzó en la etapa de Juan José Cardona como alcalde (2011 - 2015), continúo con los dos mandatos de Augusto Hidalgo (2015 - 2023), que adjudicó este nuevo tramo que ahora hereda la alcaldesa Carolina Darias

El proyecto arrancó con Juan José Cardona como alcalde, siguió con Augusto Hidalgo y ahora continúa bajo el mandato de Carolina Darias

A lo largo de este tiempo, las actuaciones en Fernando Guanarteme y su entorno ha supuesto una transformación clave en espacios como la plazoleta Farray, plaza de los Betancores y la plaza de la No Violencia, en la confluencia con la calle Franchy Roca.

El sexto tramo contempla hasta la calle Pizarro. El Ayuntamiento no ha anunciado, de momento, nuevas fases para la transformación de la calle, aunque en el trecho restante hasta la plaza de América se encuentra el edificio del cine Guanarteme, cuya remodelación para convertirlo en un centro de creación audiovisual y punto de dinamización sociocultural del barrio es otro de los grandes proyectos de este mandato.  

Transformación gradual

Personas residentes y empresariado son conscientes de que la ciudad se está transformando para favorecer la movilidad y conseguir una ciudad más amable, pero se desesperan con las formas. La mayoría de ellas entienden que los cambios son necesarios y beneficiosos a medio y largo plazo. En esa línea está el piscolabis Olimpus. Su dueño, Miguel, con 32 años detrás de la barra, ha sido testigo del cambio de configuración de la calle, aunque se lamenta de que frente a su local no toque la parte más ancha de la acera para disponer de un lugar para instalar una terraza, como sí le ha tocado al bar cafetería La Eminencia, cuyos empleados destacan el aumento de la clientela por disponer de este espacio al aire libre. 

Irene, una de las clientas de Miguel, se queja de que en algunos tramos el asfalto está más alto que la acera y que han cerrado alcantarillas, además de asegurar que las obras han sido «insufribles». Pedro Quintana, de la frutería Guanarteme, se alegra de que comiencen de nuevo, «que han sido una locura», aunque esperan que la finalización de los trabajos le beneficie. Mario Cárdenes, del asadero de pollos La Brasa, se queja de que en la puerta de su local las obras no están bien terminadas, y la empresa que lo hizo no lo corrige. Mientras, viandantes espontáneos reconocen que han mejorado la superficie para caminar, pero que para ello han tenido que soportar obras interminables. 

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