La Cofradía del Puchero Canario de las Siete Carnes rinde homenaje a Anna Eder

La maitre del restaurante Bamira, fallecida en febrero, obtuvo una mención especial en el encuentro que suma 32 ediciones

Un cocinero de El Padrino prepara el puchero.

Un cocinero de El Padrino prepara el puchero. / José Carlos Guerra

Desde hace 32 años la Cofradía del Puchero Canario de las Siete Carnes se reúne cada marzo para disfrutar de este plato típico relacionado con la burguesía. En esta ocasión la cita hizo una especial mención a la maitre y sumiller del restaurante Bamira, Anna Elder, fallecida el pasado febrero. El marido e hijo de la homenajeada asistieron al acto, que congregó a 132 comensales en el restaurante El Padrino, en Las Coloradas.

«Yo estaba en la cocina y ella era la maitre, éramos una buena simbiosis porque ella tenía un gran carácter», asegura Herbert Eder, su esposo y chef del restaurante. Lleva 20 años asistiendo a los almuerzos organizados por Mario Hernández Bueno, crítico gastronómico y cofrade invitador. «Tenía una gran amistad con ella y era, sin duda, una mujer encantadora», apunta Hernández. 

La cita surgió hace más de tres décadas cuando el Director General de Cultura de la época solicitó a Hernández un proyecto gastronómico. Así surgió un congreso dedicado a la alimentación desde sus orígenes, y por supuesto, con un enfoque especial para Canarias. Uno de los platos que se sirvieron en el evento fue el puchero de las siete carnes, servido normalmente en las bodas de la gente importante de la sociedad canaria. 

El éxito del plato hizo que Hernández tomara la decisión de crear una cofradía para reunir a amigos de todas las profesiones con el objetivo de charlar y comer de forma distendida. «Para algunos es la única oportunidad de verse una vez al año, son amigos de toda la vida, pero es gente que no se ven nunca», apunta el organizador. «Intentamos que fueran todos de distintas posiciones, van periodistas, médicos, abogados, directores de bancos, fiscales. Hay de todo», añade.

A la izquierda de la mesa Mario Hernández, al otro extremo Herbert Elder junto a su hijo Mauricio.

A la izquierda de la mesa Mario Hernández, al otro extremo Herbert Elder junto a su hijo Mauricio. / LP/DLP

Casi 200 cofrades

Los primeros años eran 20 o 30 personas y con el paso del tiempo han llegado a convocar hasta a 200 cofrades. Las ubicaciones también han ido cambiando, ya que han celebrado la cita en Lanzarote en Bodegas El Grifo, en el Gamonal, en Valle de Guerra en Tenerife, en Cruz de los Artiles y también en el Hotel Santa Catalina. Finalmente han recalado en El Padrino desde hace años y no piensan moverse. «Acogieron la idea con mucho entusiasmo y ya bordan el puchero», asegura Hernández. 

El plato desciende de la conocida olla podrida de la península, que no es por la putrefacción sino por el poderío de quien podía permitirse comerla. «Es la que quería comer Sancho Panza en el Quijote», destaca Hernández.

Humberto Rodríguez, uno de los fundadores de El Padrino organizó los últimos detalles el viernes junto a los actuales dueños del negocio, Humberto Rodríguez y Yeray Ortega. Con una olla de 100 litros los cocineros del restaurante hicieron el puchero que ya es tradición que cuenta con 19 ingredientes contando las carnes, verduras y legumbres. En cuanto a las carnes, que son las protagonistas, el plato tiene ternera, costillas de cochino negro, gallina, machorra, cordero, pichón y perdiz. En cuanto a los embutidos incluyen chorizo y tocino ibérico, por otra parte, los garbanzos. Sin olvidar las verduras, entre las que se incluyen la col, zanahoria, bubango, papa, batata, habichuela, calabaza, pera y ñame.

Los comensales de la fiesta del puchero de las siete carnes disfrutan del almuerzo en El Padrino.

Los comensales de la fiesta del puchero de las siete carnes disfrutan del almuerzo en El Padrino. / LP/DLP

El enyesque

Pero antes del completo plato viene el enyesque, y el plato por excelencia son las carajacas de ternera que prepara Mario Hernández Lagerblad, cocinero y el hijo del organizador. «Es un plato que es difícil encontrar por ahí y él le ha dado un punto y a la gente le encanta», comenta su padre. Preparó 12 kilos de hígado de ternera, en esta ocasión no pudo encontrar de pollo, ya que normalmente se ofrecen ambos. Sin embargo, el cocinero aseguró que «ya no se consigue» en las carnicerías. «Es lo que todo el mundo espera, es de los platos más solicitados, lo tomamos como aperitivo para entrar al puchero», asegura Hernández Lagerblad.

Aunque este entrante lleva más de 15 años en el menú de la cita y es uno de los más queridos, el enyesque va mucho más allá. Los asistentes pudieron disfrutar de papas arrugadas con mojo, queso tierno de Lomo Gallego y jamón ibérico de bellota Joselito, que fue cortado por el experto del restaurante Rías Bajas. «Es el mejor jamón del mundo», asegura Mario Hernández.

Y para terminar con buen sabor de boca, el postre son las famosas torrijas de Humberto Rodríguez acompañadas de helado Kalise. Así como una tabla de quesos artesanos grancanarios de Bolaños junto a dulce de guayaba. Todo un banquete al que sus asistentes no se pudieron resistir.