Crimen en Cantabria
Silvia, la catequista de Castro Urdiales asesinada presuntamente por sus dos hijos adoptivos rusos
La mujer habría sido apuñalada cuando estaba en el asiento del conductor de su coche y su cuerpo fue trasladado a la parte de atrás, donde fue maniatada y le colocaron una bolsa en la cabeza
Los chicos, que huyeron del lugar, hablaron con su abuela tras el suceso y le dijeron que estaban secuestrados
David López Frías
Una mujer residente en Castro Urdiales (Cantabria) fue hallada muerta por la Guardia Civil, con signos de violencia, la noche del 7 de febrero, en torno a las 21 horas. El cadáver se encontraba dentro de su propio coche, que estaba estacionado en su garaje, ubicado en la calle Monte Cerredo, en la urbanización Paraíso X.
Según ha podido saber El Periódico de España, del grupo Prensa Ibérica, se trata de Silvia L. G., una catequista local de 48 años que impartía catequesis en la iglesia MOSAICO del municipio y tenía dos niños rusos adoptados. Ambos, de 15 y 13 años respectivamente, han sido detenidos como presuntos autores del crimen.
La mujer habría sido apuñalada por detrás cuando se encontraba en el puesto del conductor. Eso provocó que el coche se chocase contra el muro del garaje. Tras esto, su cuerpo fue trasladado al asiento de atrás y maniatado. Después le colocaron una bolsa en la cabeza.
Según fuentes próximas a la investigación, el domicilio de la familia estaba removido, por lo que ahora sopesan la posibilidad de que el conflicto se originase en el interior de la casa. Aunque no fue hasta que estuvieron en el interior del coche cuando el mayor de los dos hijos habría herido a su madre, golpeándola en el cuello con un objeto punzante desde el asiento trasero.
El marido de la víctima se encontraba en ese momento trabajando en Bilbao. Los dos menores huyeron del lugar de los hechos tras el crimen, que se habría perpetrdo en torno a las 7 de la tarde, un par de horas antes del hallazgo del cadáver. Fuentes locales apuntan que los chicos habrían intentado fingir un rapto. No desconectaron sus teléfonos móviles y llamaron a su abuela tras el suceso, intentando convencerla de que estaban secuestrados.
Los dos chicos fueron hallados escondidos en un barranco, en el parque Cotolino del mismo municipio en torno a las 2:30 de la madrugada por la Guardia Civil. Los chicos son de caracter poco sociable. El mayor habría confesado el crimen en su comparecencia ante la Guardia Civil. El menor es inimputable por su edad.
Silvia y su marido residían en Castro Urdiales desde hacía varios años, aunque procedían de la provincia de Vizcaya, donde él aún tenía su trabajo. Ella era natural de Barakaldo, según ha podido saber este periódico. E impartía clases de catequesis a los niños que iban a hacer la comunión, según ha confirmado el párroco de Castro Urdiales.
"El martes mismo los vi. A ella y a los dos hijos. Es una familia que jamás ha dado un problema. Ella era una chica sociable, muy amable. Estaba muy implicada en la parroquia, venía a impartir catequesis y hablaba con todo el mundo. Los hijos jamás tuvieron un problema con nadie e hicieron aquí la comunión".
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