Hay culebrones y culebrones. El de la 'renovación del siglo', como se bautizó el proceso de negociación entre Quique Setién y la comisión deportiva -que se inició en diciembre-, exige una cátedra de psiquiatría. Se retuerce como un laberinto diabólico. Y parece infinito.

Una selva de minas, donde nada es lo que parece. Lo que se trasladó como una relación extinguida y deteriorada, abocada a un clima de alta tensión y guerra civil, entre Miguel Ángel Ramírez, presidente de la UD, y el estratega cántabro [tras las explosivas declaraciones del mandatario en Mírame TV el miércoles 10 de mayo], adquirió otra cariz en la previa del pulso ante el Barça de Messi -domingo 14-.

El sábado 13 de mayo, Ramírez mantuvo una reunión de una hora y media con Quique Setién para tratar de convencerle y que se replantease su negativa a seguir por tercera campaña consecutiva al frente de la nave amarilla.

La cumbre, que se celebró en el vestuario -y que contó con el restop del equipo técnico del cántabro-, llega solo 72 horas después de que el principal mandatario de la entidad desvelase en Mírame TV que tenía que haber despedido a Setién el 18 de marzo -cuando el cántabro anunció que no seguiría más allá del 30 de junio y rechazaba de esta manera una propuesta de cinco años de contrato, y que le convertía en el mejor pagado de la historia de la entidad amarilla-.

Pero hubo más munición. Artillería pesada. "Me siento despreciado, pero nunca hablaré mal de él", insistía Ramírez, que acusó a Setién de mentir, cuando en su adiós -18 de marzo-, omitió que ya tenía un acuerdo con el Valencia.

De la batalla al diálogo. En la intimidad de la caseta, se alcanzó un clima de cordialidad y mutuo respeto. Afloró esa relación fraternal, de dos artistas del discurso. Pero el panorama no ha cambiado. La UD tendrá nuevo mesías en el banquillo y no será el cántabro.

El presidente amarillo lleva dos meses asegurando que ya tiene inquilino. "Es español y está entrenando", detalló en Radio Marca.

Por su parte, el estratega de seda, ante las balas de Ramírez, no quiso estirar la polémica. "Hay que quererle cómo es; sé que en el fondo me tiene estima (...) Ya conocéis al presidente, tenéis muchos años aquí. Él es el propietario y los demás poco tenemos que decir. Habría que matizar algunas imprecisiones; pero no es el momento. Ya habrá una oportunidad para aclararlo (...) Ya explicaré mi relato de los hechos". Es el resumen de las últimas tres comparencias del cántabro. Se ha sentido perseguido, por parte de la prensa, ante acusaciones que provocaron su indignación en su cuenta de red social. La UD jamás salió a defenderlo.

Fabada y expediente fantasma

Al último cruce de declaraciones [el presidente en Mírame TV y Setién en Onda Cero, con De La Morena], hay que añadir el expediente fantasma. Otro escenario que dejó al desnudo la tensión.

El etiquetado como 'caso de la fabada' resultó cómico. El cántabro, y su cuerpo técnico abandonaron El Molinón para comer con sus familias, con el permiso de David García y Rubén Fontes, y el desconocimiento del vicepresidente Nicolás Ortega. El cabreo de la máxima autoridad en el desplazamiento a tierras asturianas, fue aprovechado por la dirección deportiva -como detalló el diario AS- para abrir un expediente informativo. Quedó en nada.

Se montó una cumbre de urgencia y según el presidente, el cántabro trasladó sus disculpas. El diario El País desmintió este último punto. Con este panorama salvaje, Setién cierra su ciclo de amarillo ante el Dépor. A falta del finiquito, y tentado por el Real Betis, guarda silencio. El último intento de Ramírez por tratar de convencer al estratega de seda desmitifica un clima bélico. Las balas eran de fogueo.

"Espero que estas declaraciones no levanten ampollas, y mañana vaya a entrenar", aseguró Ramírez tras su aparición más caliente. En el fondo, respira la estima. El intento por sellar la continuidad de Setién ilustra la penúltima maniobra.

Sin relación con la dirección deportiva, Setién agotó su ciclo con el coqueteo eterno con Ramírez y una relación cordial con el plantel. Destituido hasta en dos ocasiones, por un sector de la prensa, el día previo al UD-Barça llegó la proposición imposible. Una fotografía perfecta de un pulso de dos titanes. El resto, actores en la sombra. Pero esto no ha terminado. El volcán puede volver a estallar.