Andrés, uno más entre los 1.000 seguidores de la UD Las Palmas en Granada

Leandro Déniz viaja por primera vez en nuevo años sin su tío, fallecido a finales del año pasado y que le trasladó el amor al equipo amarillo

Andrés García (izquierda) y Leandro Déniz, en un partido en el Estadio.

Andrés García (izquierda) y Leandro Déniz, en un partido en el Estadio. / laprovincia.es

Hay marea amarilla en Granada. Basta sólo con darse un paseo por cualquier calle de las muchas estrechas que hay en el centro histórico de la ciudad nazarí para detectar camisetas amarillas desperdigadas por las múltiples terrazas atestadas de personas felices que abrazan la llegada de la primavera, que por estas tierras dura más que en otras, porque aquí las estaciones se respetan. Si bien el grueso de seguidores de la UD llega hoy mismo para presenciar uno de los mejores partidos que puede verse en Segunda -el mejor en casa contra el mejor fuera-, algunos llevan ya en la casa de Boabdil -último sultán del reino- varios días. 

Un grupo de 180, divididos en dos hoteles, arribó el pasado viernes y se dejó notar; en total, serán unos 1.000, incluso más, algunos sin entrada, y entre ellos, Leandro Déniz, para el que este viaje supone algo muy especial: es el primero que hace sin su tío Andrés García, fallecido a finales del año pasado y que consiguió, gracias a su amor por el representativo, que su sobrino sintiera Las Palmas como algo mucho más especial que un simple equipo de fútbol

«Yo veía el fútbol por estar con él. Siempre congeniamos mucho. Un día que dijo que fuésemos al Estadio y le dije que sí, por probar, y hasta ahora», comenta Leandro mientras le esperan en la mesa los alimentos que no había comido hasta pasadas las ocho de la tarde porque los horarios del viaje. Desde esa primera vez, en 2007, todo cambió para él.

Confiesa sin reparos que de la UD sabía «cero», pero que hoy, gracias al apadrinamiento de su tío, es algo muy especial. «Para mí Las Palmas es algo mío ya. Algo mío, algo de él y algo nuestro. Es parte de nuestra historia».

Más de una década de preparativos

Seguramente por eso, Adrián Brito, el organizador del viaje -lleva más de una década llevando a seguidores de la UD por la Península-, tuvo un detallazo con él al aterrizar ayer por la tarde en el aeropuerto de Málaga, delante del resto de expedicionarios: le regaló una camiseta oficial de Las Palmas, amarilla, con el número nueve y el nombre de Andrés detrás.

«No me lo esperaba para nada. Fue muy bonito. Por mi tío, yo, lo que sea. Compañeros de viaje con los que hemos coincidido mucho en otros viajes sintieron también el dolor y la pena, y por eso me emocionó mucho», confiesa.

Llegó a perder la cuenta de partidos que vio con el hermano de su madre en la Península, pero calcula que son «entre 20 y 30». Lo que sí recuerda con claridad es el primero de todos, un 1-2 frente al Zaragoza en La Romareda con un doblete de Vicente Gómez, el 4 de mayo de 2014, el año en que tuvo lugar el cordobazo poco después.

«Me dije: ‘Está bien esto’. No sólo es el partido, sino estar con la gente en otro sitio y pasar un fin de semana con mi tío», relata Leandro, al tiempo que reconoce no saber elegir el partido que le generó un mejor recuerdo. «Ahora uno recuerda el último, que además lo hicimos él y yo solos. Fue una final, en Alcorcón la temporada pasada, que ganamos 0-2. Yo no quería ir porque para mí en ese momento era mucho follón, pero fíjese lo que son las cosas: si no llego a hacer ese viaje, me habría perdido el último con mi tío. Lo que me hubiera arrepentido». En ese momento, confirmó que la vida de trata de «vivir el momento».

«Este año íbamos a ir a Vitoria a finales de septiembre para el partido contra el Alavés, pero justo el viernes que empezaba la Liga cayó enfermo y no pudimos hacer más nada». Su tío, Andrés García, falleció poco después y generó un profundo vacío en la familia con el que ya, meses después, han aprendido a vivir.  

Desde el trágico momento no había vuelto a viajar a ver al equipo porque, tal y como relata, sentía «pena y dolor», pero se prometió que cuando todos estuvieran bien una vez pasado el tiempo, volvería a ver a su UD en algún punto de la Península para homenajear a su tío. Sólo tuvo que encontrar un hueco en el viaje de Adrián, que le abrió la puerta, y fue así como ayer se subió a un avión en Gran Canaria para aterrizar en Málaga, trasladarse en guagua y estar presente esta tarde en Los Cármenes. Esta vez lo hizo juntos a sus padres y hermana.

Y tiene claro una cosa: «Ganamos». La explicación, sencilla: «Normalmente hacíamos los viajes mi tío y yo solos, pero desde hace tres años, en uno al año se sumaban mis padres y mi hermana, y cuando han ido ellos Las Palmas nunca ha perdido. Ganamos en La Coruña, en Valladolid el año pasado y empatamos este en Santander. Entonces, mañana -por hoy- estamos tranquilos». Nada puede salir mal. Con Leandro en la grada y Andrés en el cielo, toca hablar en el campo a la UD.

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