La UD Las Palmas se pierde contra diez (1-1)

El cuadro isleño, con uno más desde el minuto 20, desaprovecha la oportunidad de ganar al penúltimo

Pejiño, de cabeza, empata en la segunda parte el tanto de Bruno Méndez al filo del descanso

Kirian se estrella con el poste en una UD incapaz de encontrar el camino al gol

Fabio debuta en el descuento

La UD dejó pasar una oportunidad en Granada para olvidarse definitivamente de la permanencia y dar un pasito más en su tránsito por la Liga porque desaprovechó que jugó con uno más desde el minuto 20 para llevarse el triunfo ante el penúltimo de la tabla, desesperado por la roja a Piatkowski y lleno de urgencias por su situación dramática en la clasificación. Aún así, tiró de orgullo en el tramo final de la primera parte para adelantarse al filo del descanso con un gol de Bruno Méndez en una acción a balón parado, justo cuando el cuadro isleño bajó un poco el pistón, mala decisión, ya se sabe. Con todo un mundo por delante, Las Palmas sólo fue capaz de empatar cuando Moleiro pasó por fina al centro a crear juego e inició una jugada que continuó Sergi Cardona y finalizó Pejiño con un cabezazo en el área chica. Quedaban más de 20 minutos por delante, pero la remontada fue imposible porque el equipo de García Pimienta no había sabido, en definitiva, jugar contra 10.

Así, el empate dejó a la UD con un sabor insípido cuando tenía todo a favor para sumar los tres puntos y sellar la salvación. No dio sensación de mucho peligro salvo en los minutos después de la roja y en el correcalles del final. En medio, salvo la honra con el testarazo del barbateño, que con muy poca participación suma ya los mismos goles que Munir, que juega todo y cada vez aporta menos. En realidad, casi nadie estuvo a su nivel salvo Moleiro, y cuando eso sucede lo normal es que, en Primera Divisón, no ganes. Al menos, sumó un punto que le acerca un poquito más al objetivo; por otro lado, abrió una puerta a quedarse en tierra de nadie, y eso, con cuatro meses de competición por delante, puede hacer el camino muy largo.

El técnico catalán no hizo experimentos: puso a Loiodice por el sancionado Javi Muñoz y no tocó nada más, lo que significó que Marvin repitió en el lateral derecho tras su gran actuación frente al Real Madrid y que Coco, que llegaba al partido con sólo dos entrenamientos con el grupo después de la eliminación de Guinea Ecuatorial en la Copa África, se quedó en el banquillo. Alexander 'Cacique' Medina, por su parte, sentó a Uzuni para poner a Areso en la punta del ataque y alineó a Pellistri, llegado al club cedido por el Manchester United hace tres días, en el extremo izquierdo. Un metamorfosis en busca de una victoria urgente.

Por eso en el guion estaba que el Granada saliera con una intensidad mayor, con más hambre que un rival con los deberes hechos y a falta de un puñado de puntos para certificar la permanencia y mirar hacia otras cotas. Fue así, al menos en los minutos iniciales, pero como el cuadro nazarí es un despropósito detrás, en una acción en la que primero hubo un robo que provocó la ovación de la grada, y a los pocos segundos una pérdida que dejó solo a Sandro frente al portero, el que tuvo la posibilidad muy clara de adelantar fue Las Palmas, pero el delantero está negado: avanzó hacia la portería después de un control malo que le escoró hacia la izquierda mientras le perseguían y disparó con la zurda, al muñeco, al cuerpo de Batalla, ganador del primer envite (6').

Bien plantada en el campo y con una seguridad enorme, la de un equipo perfectamente trabajado y coordinado, la había encontrado ya su primera ocasión y luego iba a tener otras más, sin desmelenarse demasiado, como si fuera un grande. Moleiro transitó con el balón desde la izquierda hacia el centro y disparó raso desde la frontal, a las manos del portero. Poco después, Loiodice contactó con la pelota a la altura del punto de penalti sin saber muy bien cómo tras un centro de Sandro desde el córner , pero fue directa a Batalla, que sumó su tercera parada, la segunda salvadora. Hasta que llegó la acción que cambió el partido.

En otro error de bulto, esta vez condenatorio, el Granada se quedó con uno menos por la expulsión del central Piatkowski, uno de los 10 nuevos en el mercado de invierno. El polaco controlo mal y Munir, avispado, le robó el balón y enfiló la portería, ligeramente escorado hacia la derecha. Por eso Busquets Ferrer pensó que la tarjeta amarilla era lo justo, pero como el siguiente defensor llegaba bastante por detrás, Pizarro Gómez entendió que era ocasión manifiesta de gol y que el jugador debía ser expulsado, y por eso lo mando al VAR a que rectificara su decisión. Si ya dominaba la UD, ahora se le abría un camino totalmente favorable hacia el triunfo.

Las Palmas corría el riesgo de confiarse y convertir el duelo en un pasabolas sin profundidad, pero no lo entendió así de entrada, sino que dio un paso al frente y atacó en busca del gol. A punto estuvo de conseguirlo Kirian en otra buena acción de Sandro por la derecha; su centro perfecto hacia atrás, a la frontal del área, lo remató el pichichi de la UD con un buen tiro que tocó en Arezo y se fue al poste derecho de Batalla, que vio con el cuello girado como el esférica iba hacia el otro lado sin que entrara en la portería. Otra oportunidad perdida (26').

El Granada, por su parte, trataba de resistir con un 4-4-1, pero parecía entregado. Despertó ya muy al final de la primera parte con un córner que ganó Neva en una acción de coraje y remató Bruno Méndez con la chepa, por encima del larguero. Lo que nadie esperaba, sin embargo, es que fuera a adelantarse en el marcador, pero lo hizo, de la única manera casi en que podía hacerlo, con un balón frontal en una falta.

Ahí sí, Las Palmas demostró pasividad, representada en este caso por Sergi Cardona, que se comió el bote del balón y dejó que Bruno Méndez controlara con el pecho y disparara a puerta. Lo hizo de una manera no muy ortodoxa pero igualmente válida ante el exceso de confianza de Valles, que no se tiró. Quizá perdió la orientación de la portería. Sea como fuere, la pelota entró y el Granada, que jugaba con uno menos desde el minuto 20, se puso por delante y despertó a la grada, convencida de una nueva derrota de su equipo y que de repente volvió a creer. Puro fútbol.

Quedaba, en cualquier caso, un mundo por delante para que la UD hiciera al menos las cosas bien para que la remontada fuera factible. Bastaba con que tuviera la actitud de querer hacerlo ante algo que hacía tiempo que no le sucedía: tener que doblegar a un equipo encerrado. Era, de alguna manera, un examen para el entrenador y los jugadores, sabedores de que muchos partidos fueron, son y serán así. García Pimienta no movió ficha en el descanso, sino que confió en el plan inicial. Medina, por su parte, quitó a Arezo para poner a Uzuni, con más velocidad para tratar de cazar un contraataque.

Pasó un cuarto de hora y Las Palmas no sólo no creó peligro, sino que ni siquiera dio la sensación de poder hacerlo. La reacción del entrenador no fue poner un referente arriba como Sory Kaba en busca de otras opciones de juego, sino que removió casi todo con dos cambios: Kirian pasó a ser el pivote, Loiodice y Moleiro los interiores, Pejiño el extremo derecho, Cristian Herrera el izquierdo y Sandro el delantero. Los retirados fueron Perrone y Munir, otra vez tan ausente como desacertado. Medina también cambió para aportar oxígeno, aunque su equipo estaba bien, no sufría.

Pero Moleiro estaba por fin por dentro y cosas nuevas podían suceder, tan decisivas como un gol, el del empate en la primera jugada bien trenzada del cuadro isleño en el acto final. El tinerfeño fue protagonista, como también Sergi Cardona, que confió en el éxito de la acción y llegó hasta la línea de fondo para poner un centro picado al segundo palo que Pejiño convirtió en el 1-1 con un remate de cabeza perfecto. No fue fuera de juego del lateral catalán por milímetros.

En todo caso, fue gol y Las Palmas se quitó un peso de encima que se habría puesto otra vez si Uzuni no llega a estar un poco adelantado tras un avance en conducción de Sergio Ruiz que tantas veces hizo en la UD y un pase en profundidad para dejar solo al albanés, que dribló a Valles y marcó. Otro respiro. Mientras, Aarón Escandell era expulsado por haber dicho algo inapropiado desde el banquillo. La grada y el rival bajaron un punto la intensidad después del mazazo y García Pimienta vio una oportunidad para introducir a Sory Kaba por Sandro en busca del segundo.

En su primera acción, el guineano ganó un balón en el área chica y asistió a Moleiro, que intentó un regate con el tacón para buscar hueco para el disparo, pero la pelota se le fue. El tramo final el choque se convirtió en un correcalles en el que el Granada buscaba un triunfo heroico a la desesperada liderada por un Sergio Ruiz espectacular, y la UD respondía con contraataques lleno de peligro, pero también de imprecisiones que los dejaron en nada.