Jonathan Viera y Pepe Mel se coronan en el Gran Canaria: 'Estaba de Dios'

La afición de la UD, que se reencontraba con Jonathan Viera, dicta sentencia con vítores al excapitán cuando fue cambiado en el minuto 66

El de La Feria y García Pimienta, que no tienen relación, se evitaron y no se saludaron en ningún momento

Pepe Mel y el técnico amarillo se conocen y hablan por primera vez; el nuevo entrenador del Almería también es aclamado por el público

Jonathan Viera se dirige al Gran Canaria cuando fue cambiado en el minuto 66.

Jonathan Viera se dirige al Gran Canaria cuando fue cambiado en el minuto 66. / Andrés Cruz

Sucedió en el minuto 66. Todo el mundo –22.865 espectadores ayer– sabía que iba a pasar, pero no cuándo. Finalmente el acontecimiento tuvo lugar pasada la hora de juego, con el Almería ya en ventaja: Jonathan Viera, que volvía al Gran Canaria por primera vez con la camiseta de otro equipo después de marcharse del club a finales de diciembre peleado con el entrenador, fue sustituido. Era el momento de someterse al juicio de la afición de Las Palmas, de la que el excapitán amarillo no pudo despedirse. El veredicto no dejó lugar a dudas: aplausos, ovación y coreo al unísono del primer apellido del jugador. De alguna manera, fue el reconocimiento de un público sabio al futbolista más influyente del siglo en la UD.

Acababa de completar un buena actuación sin alardes, lejos de la mejor versión del Jonathan Viera que lideró dentro y fuera del campo la escalada del equipo hacia el playoff en la temporada 2021-22 y el ascenso la pasada. Pero había dejado destellos de su calidad, sobre todo cuando su nuevo equipo, colista y que hasta ayer no había ganado en 28 jornadas, se puso por delante gracias a un gol de Baptistao al cuarto de hora. 

En ese contexto, el de La Feria es maestro. Pausa, pases seguros y hasta un par de giros con arrancada ante Kirian y Perrone, que le vieron pasar sin poder detenerle en una situación ciertamente embarazosa que provocó una pequeña discusión entre el sucesor de Viera en el liderazgo de la UD y el mediocentro argentino. Minutos después volvió a explotar en velocidad y si la acción no acabó en gol fue porque justo antes del último pase cometió una falta sobre Sergi Cardona, que se le cruzó en el camino justo a tiempo.

Aplausos

Fue todo lo que tuvo que ver con lo material, con lo puramente deportivo sobre el terreno de juego, pero mucho más relevante era lo que había de pasar con lo emocional después de una salida de la entidad por la puerta de atrás y sin explicaciones claras por parte de ninguno de los protagonistas, Viera y Xavi García Pimienta, de lo que pasó realmente para que el emblema del equipo se bajara del barco cuando se había decidido a completar el curso del regreso a Primera.

Jonathan Viera –y también Pepe Mel– había sido recibido por un par de decenas de aficionados la noche previa en el hotel de concentración, lo que aventuraba un buen recibimiento, algo que, por otra parte, no estaba garantizado porque algunos habían instado a pitar al jugador en redes sociales, que finalmente demostraron no tener el poder que se les presume según el tema del que se trate porque pocos tienen en cuenta lo que contienen, como suele suceder con cualquier canal oficial.

Reconocimiento

Ya en el calentamiento, cuando el Almería saltó al campo, Viera fue recibido con aplausos por las aproximadamente mil personas que habría en ese momento en el Estadio. Incluso, se esmeró más él por saludar que no al revés. Con el brazo derecho extendido primero miró al sector más animoso, luego a la grada Tribuna y ya cuando llegó a la mitad del campo de la Curva donde siempre calientan los rivales respondió con los mismos aplausos. Fue todo muy rápido, nada muy ceremonial.

Jonathan Viera conduce el balón en una acción de la primera parte.

Jonathan Viera conduce el balón en una acción de la primera parte. / Andrés Cruz

Mientras los equipos saltaban al terreno de juego y los jugadores caminaban hacia el centro del campo el de La Feria se salió de su fila para abrazarse con Munir, con el que también habría de saludarse efusivamente al término del choque.

No hubo tiempo para que el público se pronunciara en el momento de las alineaciones porque al speaker amarillo apenas se le entendió. Demasiado rápido y demasiado bajo; pareció que estaba preparado. Cuando tocó lo balón lo que hubo fue indiferencia, con más pitos si cabe pero porque simplemente atacaba contra la UD. En el gol, Viera acudió al córner al que se dirigió Baptistao sin aspavientos, sin celebrarlo. Ya lo había anunciado días atrás.

Viera, Álex Suárez y Munir charlas al final del choque.

Viera, Álex Suárez y Munir charlas al final del choque. / Andrés Cruz

Hasta que llegó la sustitución y, entonces sí, la grada se pronunció. Mientras se dirigía a la banda el grancanario tuvo tiempo para devolver la ovación de la gente con aplausos, los que no le dio García Pimienta, de pie con los brazos cruzados en la esquina superior izquierda de la zona técnica, a muy pocos metros del jugador y prácticamente sin levantar la mirada. No se saludaron en ningún momento.

Saludos finales

Ya al final, el técnico salió disparado a felicitar a Maximiano, portero rival, mientras Viera empezó la cuenta de saludos. Richi, el coach, con el que había tenido disputas internas el curso pasado, fue de los primeros. Luego aparecieron Munir, Álex Suárez y también Moleiro, con el que se fundió en un abrazo más grande que con ninguno. Al tinerfeño le siguieron Kirian, sin charla, Valles y finalmente Sandro, con el que caminó hacia las escaleras de acceso a los vestuarios. Allí mismo se paró, en el punto donde el 27 de mayo de 2023, hace 10 meses, observó la misma pancarta que ocho años antes, el 21 de junio de 2015 había aparecido en el ascenso anterior y que rezaba: Estaba de Dios.

De eso estaba la cosa para Viera y para Pepe Mel, que ayer conoció a su sucesor. Charlaron unos minutos cuando el local acababa su entrevista previa al choque y el visitante se disponía a hacerla. Estuvo discreto el madrileño, que salió antes que nadie y recibió en su banquillo a Benito, Fabio, Lemos, Pejiño y compañía. Él, otro arquitecto de esta UD, también se llevó una ovación.