El Cristo de la Vera Cruz dio un 'Magno' susto en Las Palmas de Gran Canaria

Durante la procesión Magna Interparroquial del pasado Viernes Santo, a su paso por la calle Obispo Codina, el trono que llevaba la imagen del patrón de la ciudad tuvo un pequeño percance que casi acaba con la figura en el suelo

Momento en el que el trono del Cristo de la Vera Cruz se paró para buscar otras vías de acceso por la calle Obispo Codina, de Las Palmas de Gran Canaria.

Momento en el que el trono del Cristo de la Vera Cruz se paró para buscar otras vías de acceso por la calle Obispo Codina, de Las Palmas de Gran Canaria. / LP/DLP

La Provincia

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El Cristo de la Vera Cruz, patrón de Las Palmas de Gran Canaria, dio un susto 'Magno' durante la procesión Magna Interparroquial del pasado Viernes Santo que se desarrolló por las principales calles de la zona de Vegueta y Triana de la capital grancanaria.

Justo cuando el trono de la Parroquia Matriz de San Agustín de Hipona estaba recorriendo la calle Obispo Codina, a la altura de la farmacia que se encuentra en la vía, la corona de la figura se enredó con un cable de teléfono que cruza en altura la calle, haciendo que el Cristo de la Vera Cruz se tambalease y pareciese que iba a caer.

Buscando alternativas

Ante el asombro y algún que otro grito de miedo de los allí presentes, el trono tuvo que parar para buscar algún acceso por el que se pudiese descurrir con el paseo procesional.

Momento en el que el trono del Cristo de la Vera Cruz se paró para buscar otras vías de acceso por la calle Obispo Codina, de Las Palmas de Gran Canaria.

Momento en el que el trono del Cristo de la Vera Cruz se paró para buscar otras vías de acceso por la calle Obispo Codina, de Las Palmas de Gran Canaria. / LP/DLP

La operación llevó unos diez minutos aproximadamente -propiciando que el resto de la procesión tuviese que frenar su ritmo-, hasta que se logró redireccionar el trono hacia el flanco derecho de la calle -dirección al barranco de Guiniguada, por donde el cable ganaba en altura y permitía el acceso del paso.

Un pequeño gran susto, que al final fue bien resuelto, pero que no deja de ser una de las anécdotas curiosas en uno de los eventos más importantes de la Semana Santa capitalina.