Ópera

Seis debuts de prestigio internacional para el estreno de la ópera 'La Gioconda'

La obra de Ponchielli llega al Teatro Pérez Galdós el 18, 20 y 22 de abril | La exigencia dramática y la complejidad coral ponen a prueba a los cantantes

La ópera de Las Palmas de Gran Canaria no se achica ante nada ni nadie. Después de un estreno tan crucial como la apoteósica Aída, la 56º temporada aguanta el ritmo con el estreno de La Gioconda. La favorita de Ponchielli está entre las menos representadas del repertorio lírico por razones de peso: su complejidad y exigencia artística. El carácter coral y su carga interpretativa hacen de la pieza de finales de siglo XIX un reto para cualquier intérprete, más en esta ocasión que los seis personajes principales son encarnados por seis cantantes que enfrentan el papel por primera vez y a los que avala una larga y amplia trayectoria internacional. Por tanto, la cita combina la tensión dramática con la frescura de las primeras veces sobre las tablas del Teatro Pérez Galdós los días 18, 20 y 22 de abril, a las 20.00 horas, con el fin de sorprender al público canario y arrastrarlo una vez a las profundidades de las pasiones humanas.

La obra transcurre en cuatro actos en los que La Gioconda, una bella cantante, enfrenta las vicisitudes del destino en Venecia. Por una parte, está enamorada de Enzo, un joven príncipe, a la vez que camina en soledad por la pérdida de su querida madre que, ciega y mayor, ha sido salvada, después de que la acusaran de ser una bruja, por una mujer llamada Laura. Esta joven es esposa del acaudalado Badoero, ¡pero está enamorada en secreto de Enzo! Entonces, las intrigas saltan a la luz por culpa de Barnaba, un espía que desea a la protagonista. Ante todo, la generosidad de la diva, a causa de la deuda que contrae con su oponente, la engrandece y perdona a los amantes mientras intenta luchar contra los planes malvados de sus antagonistas.

Emoción y entrega

Esta trama, plagada de muerte, amor, deseo y odio, tiene libreto de Arrigo Boito, quien mantuvo una tensa relación con el compositor debido a la exigencia lingüística en italiano culto que hizo durante el proceso. Tal y como destacó el director de orquesta Roberto Rizzi Brignoli durante la presentación, siendo el único que ya ha la estrenado en varias ocasiones, "el 80% es teatro puro, aunque tenga momentos melódicos muy conocidos y fantásticos, además de arias con una tensión particular, pero las palabras, su dicción y color, son exactas".

Al mando de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria y del Ballet del Teatro Nacional de la Ópera y el Ballet de Odesa para recrear escenas tan conocidas como La danza de las horas, describió como interesante esta propuesta en donde la experiencia y lo novedoso se entremezclan, "a mí se me abren ventanas cada vez que la realizo, porque el arte es así, se descubre cada vez y eso es lo que deseo para cada uno de ellos".

En el centro, la uruguaya María José Siri vuelve a ser alumbrada por los focos canarios: "Hace 15 días terminábamos Aída y ahora creo que nunca he cantado una ópera tan triste como esta, así que si ven escapar alguna lagrimita, ya saben por qué es". La bondad de la mujer a la que interpreta, "a la que querría como amiga, si existiera", la desborda por momentos, más cuando la exigencia vocal la hace transitar entre el bel canto y el verismo italiano y se hunde con ella en su dolor, aunque, fogueada por las referencias cristianas, encuentre en su madre omnipresente el tesón necesario para seguir adelante. A su lado, el tenor Francesco Pio destacó la agilidad técnica que requiere el rol y agradeció el buen hacer del director escénico Carlo Antonio de Lucía, quien les permite "dejar nuestro propio sello" y mover con fluidez entre el montaje que ha realizado ACO.

Entre el bien y el mal

En esa dicotomía de caracteres también está Annalisa Stroppa que, como Laura, reproduce el arquetipo de heroína romántica dividida entre el deber y el arrojo con arias tan conocidas como Laggiù nelle nebbie remote, "este comportamiento libre y pasional choca contra lo nerviosa y dura que es, aunque la protección de la Virgen siempre la acompañe". Asimismo, no deja de ser una crítica tanto al sistema como a "la lucha entre el bien y el mal" que destacó el barítono Roman Burdenko. Él, como un Yago verdiano que parece el mismo Mefistófeles, habla tanto de la muerte y de la política mientras increpa tanto a sí mismo como al pueblo que lo contempla: la sala en penumbras.

El destello de ilusión alumbra a la mezzosoprano Yulia Mennibaeva, que se graduó justamente con el aria La Cieca y apenas se cree que esté en Gran Canaria para representarla; y la contraposición vital la dio el bajo Simón Orfila bromeando con que llega la hora en que "los bajos somos padres, curas o malos". A lo largo de su trayectoria ha profundizado en personajes con gran carácter que, aunque "me hacen decir cosas horribles", lo hacen viajar a tierras canarias. Lugar en el que se siente acogido debido a que, como menorquín y alumno de Alfredo Kraus, aprecia la visión del mar cada vez que aterriza.

La Gioconda, obra cumbre de Ponchielli, será reconocida por el público isleño como si siempre la hubieran escuchado, destacó el director artístico de la Ópera, Ulises Jaén. "Después de una Aída monstruosa, seguimos con ilusión con una producción propia que es un nuevo reto para todos". Pronto llegará Lucia Di Lammermoor y Rigoletto, pero, primero, acometerán un espectáculo inmenso.