Educación

El Diputado del Común intermedia entre la Escuela de Arte y Educación

El requerimiento espera la respuesta de la Consejería dentro de los 15 días hábiles para solucionar las problemáticas del edificio | La Comisión del centro plantea otra denuncia

Profesores de la Escuela de Arte y Superior de Diseño se quejan del deterioro de las instalaciones del centro educativo

Profesores de la Escuela de Arte y Superior de Diseño se quejan del deterioro de las instalaciones del centro educativo / Andrés Cruz

Un nuevo capítulo se abre en el camino de la Escuela de Arte y Superior de Diseño Gran Canaria para dar solución tanto a los ruidos que afectan al transcurso normal de las clases como al estado de las cubiertas del inmueble que han provocado el desprendimiento de trozos del techo en diferentes clases, inundaciones y alarma en la comunidad educativa. La Comisión de Infraestructuras del centro se reunió el pasado viernes 12 de mayo con el Diputado del Común, Rafael Yanes, que les informó del requerimiento que le ha enviado a la Consejería de Educación, a la espera de su respuesta.

La queja formal al defensor de los derechos de la ciudadanía canaria se presentó el pasado 28 de abril con un informe en el que se detallaba el mal estado que se ha ido acrecentando en la última década en el edificio. La tramitación se hizo efectiva el 4 de mayo con un plazo de 15 días hábiles para dar réplica a la petición de información sobre lo ocurrido sobre el asunto, qué se está haciendo para resolverlo y en qué plazos está previsto la solución, informa Hermes Ortega, profesor y portavoz de la Comisión de Infraestructuras que aprobó por unanimidad el claustro de la Escuela de Arte el pasado mes de febrero. A partir de la contestación, el Diputado del Común valorará cerrar el expediente o hacer seguimiento de la intervención de la Consejería, dirigida por Manuela de Armas.

Perjuicio material y personal

Los ordenadores Mac están colocados en hilera bajo un agujero tapado con corcho blanco. El desprendimiento fue hace unos meses cuando el ciclón tropical Hermine inundó las aulas, y sigue ahí. Hay varios desperdigados por las aulas debido a que la corrosión de las cubiertas metálicas he hecho que se comiencen a desprender, por lo que el agua cae sin contención. En círculo están los docentes Cathy Ramos, Pedro López, Carmen Parrilla, Rosa Pérez Almeida, Ana Arcos, Bea Castellano y María del Mar Afonso en representación de la comisión que verbaliza las peticiones de un centro con 1.500 estudiantes y 145 educadores.

Aprovechan la media hora del recreo para hablar de este estado de inseguridad e incertidumbre con el que conviven cada día. "El abandono no es solo por parte del Gobierno de ahora, sino de diez años de desatenciones para un edificio que solo tiene dos décadas. Esperemos que después de las elecciones entiendan que esto es un problema de gestión porque hay una urgencia y una necesidad de intervenir", reflexionaron.

Parrilla lleva 18 años en el centro, no quiere irse ni tampoco hay ningún otro lugar en la isla con estas enseñanzas: "Es vergonzoso este deterioro porque, al final, afecta al deterioro personal. Te dicen que hay que innovar cuando aquí estás haciendo malabares". Arcos ha sufrido disfonía a causa del esfuerzo de las cuerdas vocales, por tanto, evita coger las clases de Bachillerato al encontrarse en los pisos ruidosos. Asiente cuando Ramos subraya, "luchamos porque queremos dar clases de calidad". "¿Qué consideración tiene la Consejería hacia las enseñanzas artísticas cuando tenemos una escuela que ha sido y es una de las más importantes de España?", se pregunta López Montesdeoca.

"Pedimos que se cumplan con los mínimos de seguridad en el trabajo"

En las plantas que dan hacia la GC-1, las vistas dan con la luz del sol y el horizonte marino de la ciudad capitalina. Pero, rápido, hay que cerrar ventanas y echar las persianas. El ruido supera el máximo permitido por ley en los edificios de uso sanitario y educativo: 40 en el interior y 60 en el exterior, aquí oscila entre los 66 y 76 decibelios, según el estudio encargado.

Asimismo, el informe del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales de la Consejería notificó que la comunicación es inteligible a más de un metro de distancia. Eco, pitidos del tráfico, reverberación, la alumna del fondo no escucha a Hermes Ortega y apenas hay tres metros entre ellos. Pide que repita, y eso que ya están sin las mascarillas que los frustraron durante la pandemia cuando por motivo de la ventilación debían de mantenerlas abiertas.

El requerimiento del Diputado del Común es una nueva vía que se suma al envío del informe que hizo el exdirector López Montesdeoca en el año 2018, sin respuesta, también, a la manifestación que hubo en noviembre por parte del estudiantado, a la denuncia que interpuso la Comisión en Inspección de Trabajo y a la invitación por parte de la Comisión de Educación, Universidades, Cultura y Deportes del Parlamento de Canarias en diciembre —donde la diputada Beatriz Calzada recordó que la enmienda a los Presupuestos de la Comunidad por un 1 millón de euros para el arreglo del edificio fue rechazada—.

El siguiente paso será una segunda denuncia, anuncian, para forzar una inspección a las cubiertas metálicas. "Las luchas se consiguen con perseverancia, coordinación y organización, así que seguiremos insistiendo. Es más, no le pedimos a la Consejería una escuela mejor, al contrario, solo pedimos que se cumplan los mínimos de seguridad en el trabajo", recuerda Pérez Almeida.