Santa Brígida: la primera feria de Dolores y la última de Miguel Jorge

La ganadera de Valsequillo, Dolores Hernández, se estrena en la muestra de Santa Brígida, mientras que el alcalde Miguel Jorge Blanco se despide de los vecinos porque ya no estará en el nuevo mandato

Fiestas de San Antonio en Santa Brígida

T. M. R.

Para todo en la vida hay una primera y una última vez. Eso fue lo que ocurrió este martes en las fiestas de San Antonio de Padua en Santa Brígida ayer. Para la ganadera Dolores Hernández era la primera vez que participaba en la feria de ganado adonde acudió con cuatro ejemplares bovinos: vaca, becerra, novillo y toro. Y para el alcalde en funciones, Miguel Jorge Blanco, era su última procesión siguiendo a la imagen del santo por las calles de la Villa, con el bastón de mando. La próxima le tocará a José Miguel Bravo de Laguna en base al pacto de gobierno suscrito entre Unidos por Gran Canaria, Ando Sataute y el PSOE.

En los terrenos que hay detrás de la iglesia, donde tenía lugar la feria de ganado, a las diez y media de la mañana ya no había palos para amarrar a los animales, un detalle que evidenciaba la elevada participación de esta edición, según explicaba el veterinario Daniel Martín. Unos 33 ganaderos de varios municipios de la isla participaron con un total de 159 ejemplares entre vacas, toros, cabras, carneros, ovejas y caballos se animaron a moverse a sus cabañas hasta Santa Brígida donde se repartían 94 premios. 

A Dolores Hernández, que atiende a 14 vacas en Valsequillo, le animó a participar esta primera vez el que hubiera una bonificación municipal para cubrir los gastos por el transporte de las reses, y también los premios en metálico. Aunque había mucha competencia, finalmente una de sus vacas fue galardonada con un cuarto premio. Cuando el jurado se lo comunicó se mostró ilusionada. Dolores es ganadera porque se crió en Las Vegas entre cabezas de ganado, oficio al que se dedicaba su padre, ya fallecido. Pero ella además lleva un puesto productos de la tierra en el mercado de Telde. A las cuatro de la mañana salió de su casa ayer para acudir a Mercalaspalmas a comprar frutas y verduras, después se trasladó al puesto, y aún amanecía cuando llegó a Las Vegas para alimentar al ganado y meter a cuatro bovinos en un camión en dirección a Santa Brígida.

El ambiente que se respiraba en la muestra era de auténtica camaradería. Muchos de los criadores de vacas había coincidido el pasado domingo en la feria de Moya, y ya sabían que iban a volver a verse el domingo en Arucas, por el mismo motivo. Uno de estos cuidadores, Fidel Almeida, que ya cedió el testigo a su hijo Jonay, repartía trozos de una tortilla de papas, que había hecho apenas desayunó. Precisamente era su hijo el que estaba más pendiente de si las dos vacas, las dos novillas y los becerros habían recibido algún premio. Y si no, sólo quedaba volver con ellas a Firgas y volver a intentarlo en la próxima. «Para ferias y romerías las tenemos, porque la leche y el queso es para la familia», contaba.

Entre tanto, en las calles muchos vecinos, y algunos que ya no residen en el municipio pero que acuden por San Antonio, aguardaban a que acabara la misa y saliera el santo en procesión. A las doce y pocos minutos el repique de campañas anunció el momento aunque hubo que esperar al reparto de pequeños panecillos bendecidos y una rama de romero. 

Abrió la marcha, con trompetas y tambores, la unidad del Regimiento de Infantería ‘Canarias 50,’ y tras recorrer las calles Real,Nueva y Calvario, la imagen del santo regresó a la fachada del templo para recibir el desfile de ganado. Ahí estaba María del Pino Álvarez, que nació en la Villa, pero vive en la capital grancanaria, y no se ha perdido ni una solo festividad de San Antonio. Y, por casualidad, Luisa de la Cruz y Francisco Sánchez, que viven en Vecindario, y como él tenía día libre se acercaron al municipio, se encontraron con la procesión en la calle.