El fuego iniciado en el Cortijo de Huertas en Tejeda es el más grave desde 2019

La catástrofe de hace cuatro años supuso un punto de inflexión en la gestión forestal insular

A la  izquierda, Luis Arencibia, director  de extinción, junto a Antonio Morales, presidente del Cabildo, ayer en el Cecopin. | | LP/DLP

A la izquierda, Luis Arencibia, director de extinción, junto a Antonio Morales, presidente del Cabildo, ayer en el Cecopin. | | LP/DLP / Juanjo Jiménez

Juanjo Jiménez

Juanjo Jiménez

El incendio forestal iniciado a la una de la tarde de este martes 25 de julio de 2023 es el más grave que se produce en la isla desde el aciago agosto de 2019, cuando se vivieron dos grandes fuegos que han quedado fijados en la memoria de todos los grancanarios.

Las 200 hectáreas de pinar y matorral quemadas a las siete de la tarde de este martes, a pesar de la emergencia que ello ya de por sí supone, resulta apenas una hoguera comparada con el infierno que se desató, primero el 10 de agosto en Artenara por el mal uso de una maquinaria de soldar, y luego siete días después cuando un cableado en mal estado prende las copas de los árboles de la parte alta de Valleseco.

El de Artenara se saldó con unas mil hectáreas calcinadas, y provocó la evacuación de veinte núcleos poblacionales, con unos mil vecinos afectados de los municipios de Artenara, Gáldar y Tejeda. Y fue un preludio de lo que estaba por llegar, con unas llamas que formaban «cascadas de lava», como las denominaba un testigo, obligando, tras su declaración de nivel 2, a combatirle con diez helicópteros y un avión anfibio llegado de la península.

Ponen a salvo unos veinte burros afectados por el incendio forestal de Tejeda

Guardia Civil

Pero cuando aún no había sido declarado extinguido, se desató una catástrofe que ha dejado imágenes para la historia, como el recuerdo de las 10.000 personas evacuadas durante días, refugiadas en pabellones y centros públicos, la solidaridad de miles de grancanarios volcados en la asistencia de los damnificados, la estremecedora fotografía de una suerte de hongo nuclear sobre Tamadaba retratada el domingo 18 de agosto por cientos de personas que disfrutaban de un baño en la playa de Agaete, o el icónico vuelo, con tomas en las aguas de la playa de Las Canteras, de los aviones anfibios del 43 Grupo de las Fuerzas Aéreas.  

Desde aquel agosto no se han producido quemas de más de 200 hectáreas

Al contrario del iniciado este martes, las condiciones eran nefastas, bajo avisos de la Agencia Estatal de Meteorología por altas temperaturas y vientos fuertes para aquél sábado 17 de agosto de 2019. Iniciado a las 15.45 en la cota de Lanzarote, Valleseco, en solo dos horas reactiva toda la mecánica de las evacuaciones, por segunda vez en apenas unos días, obligando a sacar de la zona a 2.000 personas desde ese punto al Parador de Tejeda.

El incendio forestal de Tejeda, en Gran Canaria, visto desde el aire (25/07/2023)

Guardia Civil

Al día siguiente el fuego ya afectaba a un frente de kilómetros de pinar que abarcaba desde Valleseco a Tamadaba, en un incendio insólito en la isla en los que los evacuados ascienden a 10.000 personas, con 10.000 hectáreas arrasadas a pesar de un despliegue descomunal de mil efectivos sobre el terreno, tres aviones de carga en tierra, cuatro anfibios y once helicópteros que tratan de apaciguar sin descanso las llamas en un perímetro que llega a estirarse a los 112 kilómetros de tierra quemada, 2.000 edificaciones en el área.

El incendio de Valleseco obligó a evacuar a 10.000 personas durante varios días

La sociedad isleña entra también en zafarrancho de combate, desde particulares a empresas, que o bien se presentan voluntarios para atender a los vecinos desalojados, o para dar asistencia también a las miles de cabezas de ganado y animales domésticos en granjas, gallanías y alpendres, o bien para enviar alimentos e insumos a las áreas en las que permanecen mientras el fuego avanza. Incluso en la capital, en azoteas y arenales, se dibujan enormes ‘gracias’ para los pilotos que durante horas y horas zumban en los cielos de la isla en las idas y vueltas del fuego al mar.

Un antes y un después

Aquellos dos incendios, especialmente el segundo, marcaron un antes y un después tanto en la conciencia medioambiental de los grancanarios, como en la gestión de los recursos para la lucha contra el fuego que lidera el Cabildo de Gran Canaria junto con los ayuntamientos, tanto en medios técnicos, con nuevos dispositivos de cámaras térmicas distribuídas en puntos estratégicos de las áreas forestales y aplicaciones informáticas, como en la difusión de cultura preventiva, con la pedagogía de los paisajes mosaicos.

Federico Grillo explica la evolución del incendio forestal de Tejeda (25/07/2023)

Cabildo de Gran Canaria

Así, en la web grancanariamosaico, se ofrecen detalladas explicaciones de cómo mantener el entorno preparado para evitar la propagación del fuego, con claves como la limpieza en un perímetro de 15 metros alrededor de las edificaciones; la poda de las ramas bajas de árboles cercanos; o el uso de pavimento no inflamable en los primeros metros de la casa.

Además, se puntualiza que para que el daño o extensión sea el mínimo, acciones encaminadas a modificar la carga del combustible en lugares estratégicos como los montes públicos y los cauces de los barrancos y en las fajas auxiliares al borde de las carreteras, subrayando que por cada euro invertido en gestión del paisaje se ahorran 500 euros en las labores de extinción.

Y, también se contextualiza la gravedad de estos incendios en un sistema ecológico tan frágil como el insular en el que el 41 por ciento de su territorio es zona de alto riesgo, y en el que la mitad de ese espacio ya se ha visto afectado por ocho grandes incendios forestales desde el año 2000.

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El incendio originado en el Cortijo de Huertas, a tiro de piedra de Llanos de la Pez, Pico de la Guerra y Bailico es zona de cría del pinzón azul en la que viven unos 70 ejemplares. El programa original de la cría en cautividad del pinzón azul, que se encuentra bloqueada por el Gobierno de Canarias y el Cabildo, y con un litigio de por medio por ese motivo, preveía que esa zona de cumbre actuara como un corredor por el que se moviera la población más importante, la de Inagua, con unos 300 ejemplares en la actualidad, hasta la Caldera de Los Marteles. El veterinario Pascual Calabuig teme ahora que el incendio afecte no solo a los propios pinzones residentes del área afectada, sino que no llegue a prosperar esa ampliación de la población del pinzón azul, que se encuentra en peligro de extinción, tanto por el bloque institucional como por este fuego. | J. J. J.

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