CRÓNICA

La UD Las Palmas y El Pino

El 22 de agosto de 1949 hacía nacido y se había convertido en símbolo

La temporada de 1964 y la de 2015 fueron muy relevantes en la relación con la Villa y la Patrona

El equipo de la UD Las Palmas en 1951, el año que consiguió el ascenso.

El equipo de la UD Las Palmas en 1951, el año que consiguió el ascenso. / La Provincia

En 1951, una U.D. Las Palmas que comenzaba a caminar entre los grandes equipos de todo el país, regaló a su aún incipiente pero ya entregada afición, el entusiasmo de subir a Primera División cuando estaba casi en pañales: el equipo representativo no de la capital sino de toda la isla iba a jugar con los grandes, en una época que ese hecho era como situar a Gran Canaria en un mapa sentimental que sólo pueden entender completamente los que viven el fútbol desde pequeños. El 22 de agosto de 1949 hacía nacido y sobre la marcha se había convertido en símbolo y emblema de toda la isla, al igual que la Virgen del Pino en otra esfera de lo sentimental lo era desde siglos antes.

El proceso de unificación iniciado un tiempo antes, había culminado con las primeras reuniones para la fusión del Club Deportivo Gran Canaria, el Atlético, el Arenas, el Marino y el Real Club Victoria.

Todos ellos, muy unidos a la Villa Mariana, donde los equipos del propio pueblo y el del barrio de El Palmar, presididos respectivamente por Sebastián Nuez y Sinesio Yánez, reforzaban con los jugadores de la capital las enfervorizadas contiendas futbolísticas terorenses. Gracias a este trasvase futbolero, los partidos en la Villa estuvieron enriquecidos con la presencia de valores del deporte isleño, tales como los Beneyto, Mujica o el mismo Alfonso Silva. Unos y otros comenzaron las semanales idas y venidas para jugar al fútbol y comenzar también a enamorar, que estaban en edad. Ello trajo consigo también el detalle anecdótico de varios matrimonios que surgieron de todo este trajineo de futbolistas. Los hermanos Gilberto y Edmundo Beneyto Bornay casaron respectivamente con María del Pino Naranjo Viera y María Florencia Naranjo; Paco Elzo Medina con Angelina Nuez, hermana del capellán Nuez; Sebastián Cabrera Díaz con María Dolores Rivero; José Brehcist con Celia Rodríguez Santana y Juan Hernández, sucesivamente con las hermanas Jerónima y Juana Rodríguez Marrero. No todo iba a ser jugar y rezar.

Por esta peculiar y emocional relación, cuando el 8 de julio de 1951, la Unión Deportiva ganaba el ascenso a primera con el histórico 4 a 1 contra el Málaga, el grito unánime de jugadores y afición fue el de «el domingo, a Teror».

Cuando el 8 de julio de 1951, la UD ganaba el ascenso a primera con el histórico 4 a 1 contra el Málaga, el grito unánime fue: «El domingo, a Teror»

A las diez de la mañana del 29 de julio de 1951 llegaron a Teror jugadores y directivos de la Unión Deportiva para agradecer a la Virgen del Pino su ascenso a Primera. A la entrada del pueblo el vecindario esperaba a los visitantes. La banda de música lanzó sus acordes en medio de los vivas del público y el tronar de las tracas como salvas de honor. Los jugadores abriéndose paso apuradamente, se dirigieron hacia la Basílica donde escucharon una misa oficiada por el primer capellán del club, el sacerdote terorense don Juan Nuez. Después de unas palabras de aliento y felicitación de Socorro Lantigua, pasaron al edificio del ayuntamiento, cuyas obras de ampliación habían sido inauguradas tan sólo unos días antes, por lo que el brindis con el que la corporación presidida por don José Hernández Jiménez se convirtió en el primer acto protocolario que se celebró en las casas consistoriales.

La afición de la Villa ofreció al equipo comida, voladores, rondallas y fiesta para celebrar el ascenso y la venida a Teror. El que sería concejal e industrial don Carlos Acosta Lantigua entregó un banderín como recuerdo de la afición terorense. Y después, baile, paseo y música. Lo bueno de Teror.

Pero tan sólo unos meses más tarde al acabar aquella temporada en Primera; el entrenador Luis Valle Benítez pedía a la Virgen del Pino que el partido decisorio terminase en empate, «para que sigáis en Primera».

La Virgen, que estaría en otros menesteres, no se ocupó del tema y la UD bajó a Segunda División después de una sola temporada; pero ello no acabó con las relaciones que permanecieron durante las décadas siguientes; aunque los años de ascenso fueron siempre de especial sentimiento.

El tinerfeño futbolista de la UD Juan Beltrán Sierra hizo promesa en 1954 de «hacer el camino», varias veces. Y cumplía, con su novia o solo pero si ganaban, romería a Teror. O el mismo año cuando el presidente Eufemiano Fuentes decidía entregar al jugador Ricardito el homenaje de la afición isleña, lo hacía con “un artístico banderín con sentida dedicatoria y una medalla de oro de la Virgen del Pino, con una inscripción resaltando su pundonor”. Cuando la Federación Española autorizó el viaje del equipo a Venezuela, el equipaje de vuelta -aparte de los resultados y la alegría del encuentro con los canarios de la otra orilla- traía el encargo de subir a Teror a dar recuerdos a la Santa Patrona de la Diócesis.

Equipo de la UD Las Palmas en los años sesenta.

Equipo de la UD Las Palmas en los años sesenta. / A. J. L. Y.

La temporada de 1964 y sobre todo la del 2015 fueron muy relevantes en esta relación con la Villa y la Patrona. Entonces, Teror supo reconocer esta emotiva y hasta conmovedora costumbre iniciada en 1951, nombrando al equipo como pregoneros del Pino del año 2016. El 26 de agosto de aquel año desde el pórtico de la Basílica de Nuestra Señora del Pino y con una plaza abarrotada de entusiastas seguidores; una selección de jugadores del equipo pronunciaban el pregón anunciador de las fiestas de aquel año, en el que afirmaban como una de sus señas de identidad la unión con la Virgen: “las historias de las Fiestas del Pino y de la Unión Deportiva Las Palmas van de la mano. Fue en el año 1948 cuando el periodista y poeta don Ignacio Quintana Marrero pronunció el primer pregón. Tan sólo un año después, el 22 de agosto de 1949, veía la luz el equipo amarillo en aquella reunión histórica celebrada en el Real Club Náutico de Gran Canaria. Ahora, 67 años después de nuestra fundación, que celebramos el pasado lunes en Valencia, nos honramos en ser los primeros deportistas pregoneros del Pino. Y en esa sucesión de fechas que unen para siempre nuestras biografías, la Romería en honor a Nuestra Señora inició su andadura en el año 1952. Por lo que podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que la expresión popular de la pasión por la Virgen del Pino y por la Unión Deportiva Las Palmas, salvando todas las distancias, han caminado de la mano a lo largo de varias décadas y generaciones. De ese pasado común nace la sana costumbre que tenemos en el club de acudir a Teror al inicio de cada temporada para realizar la ofrenda ante la imagen de la Patrona, y pedirle que nos ayude en nuestra andadura, para que nos ilumine en los momentos difíciles, para que nos respeten las lesiones, para que obtengamos, año tras año, los mejores resultados. Y es que por pedir «que no quede». Ya han vuelto, porque así se crean las tradiciones, siendo constantes en mantenerlas.

Para la sociedad grancanaria, ya es tradición asentida y respetada ver a los jugadores de nuestro equipo de fútbol más representativo llegar cada año a la iglesia de Teror.

Y a los terorenses recibirlos, orgullosos de ser partícipes del símbolo.