Las aceras avanzan por Los Tarahales

Los vecinos ven con satisfacción la obra después de 40 años de lucha, pese a que toca afrontar el tramo más complejo | Los trabajos van al 21% de ejecución

«La pena es que mucha gente que reivindicó esta obra durante años ha muerto», apunta Francisco Pozo antes de acabar su paseo matinal. Tras más de 40 años de lucha y reivindicación vecinal, las aceras ya avanzan por Los Tarahales, en Las Palmas de Gran Canaria. Los trabajos para urbanizar los márgenes de la vieja Carretera General del Norte comenzaron el pasado mes de agosto y prácticamente se ha completado ya uno de los tramos -el que da a los solares frente al barrio-. Queda lo más complejo del proyecto, adecuar la delantera de las viviendas y negocios, pero los residentes en la zona esperan que por fin de una vez por todas puedan caminar de una manera segura en los próximos meses.

Según datos facilitados por la concejalía de Urbanismo, la obra está al 21% de ejecución. La reparación de conducciones de saneamiento y telecomunicaciones es la principal complicación que se están encontrando los técnicos, apuntan. Los vecinos y empresarios de la zona ven con satisfacción la construcción de las aceras después de varias décadas luchando por ellas, pese a que ahora toque afrontar el tramo más complicado por interferir en el día a día de negocios y viviendas.

«Es una demanda histórica que por fin estamos viendo que se hace realidad», señala Ramón Hernández, portavoz de la plataforma Los Tarahales Reacciona desde hace once años. «Presionamos vecinos y comerciantes para que este barrio tuviera lo que se merece y garantizar su ciudadanía plena con respecto al resto de la capital», apostilla, al tiempo que recalca que hay quienes aprovechan la acera ya construida para pasear por las tardes, cuando los obreros de la adjudicataria, Lopesan, se retiran hasta el día siguiente.

«Dejaremos de notar el salto de un barrio pobre a un barrio rico al ir a Siete Palmas», apunta Pozo

Durante muchos años los vecinos de Los Tarahales caminaron por la recta de la vieja Carretera General del Norte con miedo a que un coche se los llevara por delante. La ausencia de arcén y los aparcamientos sin regular en sus márgenes, unido a la velocidad elevada que pillaban los coches al pasar por esta vía -una recta- complicaban la travesía. Hasta el pasado verano, la calzada seguía teniendo las características de una carretera de extrarradio, el mismo que hace décadas, cuando esta el único camino para desplazarse del centro capitalino a Tamaraceite, Arucas o Teror.

Una acción tan sencilla como llevar los niños al colegio o ir a la zona comercial de la avenida Felo Monzón significaba jugársela. «Mis hijos ya están mayores [el CEIP Martín Chirino esta justo al otro lado del barrio], pero yo sí tengo que ir todos los días a trabajar a Siete Palmas así que me viene genial», apunta Elba tras regresar de este último barrio. Los vecinos y vecinas ganarán en seguridad y accesibilidad.

De barrio pobre a barrio rico

Con el desarrollo de la vecina Siete Palmas a partir de los años 90 el trasiego entre un barrio y otro se ha convertido en el día a día de la zona. Una caminata que en días de lluvia se convertía en una auténtica gymkana, «se formaban riachuelos en las zonas de tierra y las caídas estaban a la orden del día», apuntan Francisco Pozo y Yurena Pérez. «Será gratificante caminar ahora sin notar el salto de barrio pobre a barrio rico», añade él, «más vale tarde que nunca». Y es que el efecto frontera entre ambos lados ha sido notorio.

Francisco Pozo y Yurena Pérez, vecinos de Los Tarahales.

Francisco Pozo y Yurena Pérez, vecinos de Los Tarahales. / ANDRES CRUZ

«Hacía falta lo que están haciendo, durante muchos años solo se dedicaban a parchear la carretera», señala Antonio López Santana, vecino de las casas terreras de Los Tarahales desde niño. «Lo importante es que hay que hacer las cosas bien», añade, al tiempo que espera que las molestias que tiene delante de su vivienda -donde les han cambiado las conducciones subterráneas al estar obsoletas- acaben pronto.

En las próximas semanas comenzarán los trabajos en el lado de los negocios y viviendas. Será por tramos, indican los comerciantes, con vistas a interferir lo menos posible. «Toda mejora conlleva un sacrificio», señala Nicolás, dependiente de un taller de pintura para vehículos. En esta zona, el proyecto tiene previsto regular los aparcamientos -abundan los puntos de venta de coches de segunda mano- una acción que, según matizan en Urbanismo, aumentará el número de plazas al sumarse las que estarán al otro lado de la calle en el antiguo arcén.

La actuación aumenta el número de plazas de aparcamiento y pasos de peatones

Los trabajos, con un coste a cargo del Plan de Cooperación del Cabildo, supone una inversión de 1,90 millones de euros. La intervención discurre entre las calles Lomo la Plana y Lomo San Lázaro -del cruce con la Avenida de Escaleritas al colegio Arenas-, con nuevas rotondas a ambos lados. Está previsto crear pasos de peatones en cada intersección, además de plantar árboles -ya se han construido una decena de alcorques-. También se está renovando por completo el alumbrado; las farolas antiguas estaban sujetas a postes de madera en su mayoría, por lo que estaban obsoletas.

La segunda fase del proyecto discurrirá entre el cruce de la Vuelta de Los Tarahales y la rotonda próxima al centro comercial La Ballena. Se trata de un tramo complejo por la cantidad de viviendas y negocios que existen a ambos lados de la calle. Está previsto regular más zonas de aparcamientos y crear dos rotondas que faciliten el tráfico y el acceso a los vecinos y vecinas de La Paterna al sustituir la actual intersección que carece de pasos de peatones. 

Este proyecto se suma a los que durante los últimos años Las Tarahales Reacciona ha presentado a los presupuestos participativos. Sus propuestas, muchas de ellas ganadoras en el proceso de votaciones, se han centrado en asfaltar las principales calles del barrio.

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