Patrimonio

El deterioro de Vegueta complica su declaración como Patrimonio Mundial

Algunas de las viviendas más antiguas del casco histórico están en ruinas por el abandono. La Casa del Deán y la de Mendizábal siguen a la espera de un rescate

El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria vuelve a embarcarse, impulsado por una plataforma ciudadana, en la tarea de conseguir que la Unesco declare Patrimonio Mundial el casco histórico Vegueta-Triana, mientras los edificios más antiguos que han sobrevivido milagrosamente en el núcleo fundacional se siguen deteriorando por el abandono en que se encuentran.

El primer intento para conseguir el título no pasó el filtro en 2008 del Consejo Nacional de Patrimonio Histórico, quizá por la falta de implicación de las instituciones en la protección de su propio patrimonio, una desidia que se refleja en la ruina en que se encuentran muchas edificaciones, algunas de ellas del siglo XVI y XVII.

La antigua Vegueta se sigue muriendo y pierdes retazos de su historia cada vez que un inmueble desaparece o es transformado ante la indiferencia de la ciudadanía y las instituciones.

Ni siquiera su declaración en 1973 como Conjunto Histórico-Artístico Nacional por el Ministerio de Educación, todo un acontecimiento del que se cumplen cincuenta años, impidió las agresiones al patrimonio

La aprobación del primer Plan de Protección Vegueta-Triana en 1985 tampoco ha detenido la ruina de decenas de inmuebles. Y ahora, la declaración mundial se complica por esa falta de respeto a la historia de la ciudad.

Aunque hay muchos, uno de los ejemplos más sangrantes del abandono del patrimonio de Vegueta lo constituye la casa de Mendizábal número 27, en ruinas desde hace años.

El Plan Especial de Protección destaca su gran valor arquitectónico y se refiere a su fachada como "una de las pocas del siglo XVII que se conservan". Sin embargo, su protección es ambiental.

El arquitecto y miembro de la Comisión Municipal de Patrimonio Histórico, José Luis Gago recuerda que a principios de los años 90 se evitó su demolición, se restauró su fachada y se apuntaló a través de la escuela taller de restauración de Vegueta.

«Estamos en 2023, han pasado 31  años y la casa sigue igual de abandonada. En cierta manera me arrepiento de haberla rescatado porque cada vez que paso por delante, se me cae el alma al suelo», se lamenta Gago. En el solar de al lado se está construyendo un moderno edificio de tres plantas.

El concejal de Urbanismo Javier Doreste habló en 2016 de intentar comprar esta vivienda o la Casa del Deán para instalar un centro de interpretación en una de las dos, pero el abandono sigue degradando los dos edificios.

«La casa de Mendizábal es probablemente de las casas más antiguas que hay en el casco que conservan su estructura original. Esa casa se construyó a principio del siglo XVI y es de las pocas que no tiene añadidos. El hecho de no conservar una casa tan pequeña que nos permite saber como eran las construcciones en aquella época» dice mucho a juicio de Gago de la falta de interés de esta sociedad por su patrimonio.

Unos cuatro metros más allá sigue en pie, aunque bastante deteriorada y con las puertas tapiadas, la casa más antigua de Triana, también del siglo XVI, propiedad de la Fundación Caja-Canarias, de CaixaBank, en el número 2 esquina con Lentini.

Esas dos casas, apunta el arquitecto, podrían ser adquiridas por el Ayuntamiento o llegar a acuerdos con la propiedad. «Tienen las mismas características y llevan muchísimos años abandonadas y se pueden conectar» sus similitudes y exponerlas al público o crear centros de interpretación o pequeñas oficinas turísticas.

Del siglo XVI es también la Casa del Deán, en la calle La Pelota, esquina con Herrería, un edificio que se apuntaló en los años 90, pero que sigue cada día más degradado en pleno corazón de Vegueta, pese a su protección integral.

El Obispado vendió el inmueble en 2018 a una empresa, que presentó un proyecto para hacer apartamentos turísticos, pero la Comisión Municipal de Patrimonio no le dio el visto bueno. 

La lista de inmuebles en ruina es interminable. Entre ellas figuran cuatro  casas en la calle Reyes Católicos 12, 14, 16 y 18, supuestamente protegidas, envueltas en mallas y tapiadas. Igual que la casa de Mendizábal, han sufrido varios incendios.

Casas quemadas

Que el Ayuntamiento compre las casas tampoco garantiza su protección. En septiembre pasado se incendió una casa de principios del siglo XX, de propiedad municipal, situada en el mismo núcleo fundacional, en la calle Montesdeoca, número 10. La vivienda estaba ocupada.

Después del incendio, la vivienda ha sido tapiada. Algo parecido ocurrió con las casonas de Triana 70 y 72, que son también municipales.

También fueron tapiadas para evitar su ocupación, tras expulsar a los últimos. Pero ni se han rehabilitado ni se ha planteado ninguna actividad para revivirlas. 

José Luis Gago lamenta que se no se haya llevado a cabo un programa sistemático de restauración o de rehabilitación de Vegueta, similar a los desarrollados en otros cascos históricos nacionales o europeos de igual importancia.

Valora muy positivamente la nueva apuesta por la Declaración de Patrimonio Mundial, pero cree que primero tienen que creérselo la ciudadanía y las instituciones de la capital para convencer a la Unesco

«Que esta ciudad diga que quiere ser Patrimonio de la Humanidad cuando no ha hecho nada durante años por proteger su casco histórico no dice mucho de nuestro interés real. Antes tenemos que darle valor nosotros y demostrar y defender lo que estamos pidiendo. Vegueta», resalta, «debe dejar de ser solo una marca y convertirse en un foco de interés cultural para ser un bien de interés mundial. Hay que buscar primero esa magia, ese encanto de la vuelta al pasado». 

No se trata de volver al siglo XVI, aclara, pero Vegueta es «una cagadita de mosca con respecto al resto de la ciudad. Podemos permitirnos el lujo de tener varias casas protegidas pagadas por todos como museos o como lo que sea. Eso es lo que le da encanto a un casco histórico».

«No hay un interés real en proteger Vegueta. No hemos hecho nada a favor del concepto Vegueta», concluye. 

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