La Isleta tiene un plan

El arquitecto Vicente Díaz lidera un proyecto en el plantean mejoras en el barrio para desarrollar la normativa urbanística

Vista aérea del barrio de Las Isleta, en Las Palmas de Gran Canaria.

Vista aérea del barrio de Las Isleta, en Las Palmas de Gran Canaria. / José Carlos Guerra

Imaginen por un momento que en La Isleta, en Las Palmas de Gran Canaria, hay más zonas verdes y nuevos espacios culturales que permitan revitalizar la vida de barrio en el interior de sus calles. Son algunos de los aspectos que plantea un proyecto participativo liderado por el arquitecto Vicente Díaz. Esta propuesta pretende marcar algunas de las pautas que podría seguir el Plan Especial de La Isleta. El Plan General de Ordenación (PGO) de 2012 de la capital contempla desarrollar la normativa urbanística, aunque todavía no se ha hecho nada al respecto por parte del Ayuntamiento.

El proyecto La Isleta Participa plantea un barrio que responda al concepto de «la ciudad de los 15 minutos», indica Díaz. Es decir, potenciar que en una misma zona los vecinos tengan a su alcance todos los servicios básicos y no sea necesario desplazarse. A lo largo del proceso que han realizado en el equipo de trabajo, desarrollado a lo largo de casi una década, los vecinos han puesto como puntos «prioritarios» dos ejes: la sostenibilidad y la revitalización del comercio para generar empleo.

De esta manera, el grupo que lidera Díaz pretende con este proyecto «elevar el nivel de debate ciudadano acerca de los importantes cambios que se avecinan». Definen a La Isleta como «un sector urbanístico con edificabilidad agotada» en el que se requieren «nuevos planteamientos complejos e interdisciplinares». De esta manera, abordan temas desde la movilidad, a la sostenibilidad, la vivienda o el comercio, además de la recuperación de espacios de oportunidad como pueden ser el cuartel Canarias 50 o la antigua fábrica de aceite Racsa.

Un eje peatonal en las calles Tecén y Taliarte aumentaría la masa verde y atraería comercio

«En su momento solicitamos transformar la ordenanza BT -barrio tradicional, norma que influye en un área muy amplia de La Isleta- en un plan especial», señala Díaz. El actual PGO delimita y clasifica el interior de La Isleta como API-17 (ámbito de planeamiento remitido). Esta figura es un paso previo a una normativa que permita la conservación del barrio «por su importante valor social, ambiental y urbanístico». En este sentido, este proyecto participativo pretende dar ideas sobre cómo se debería desarrollar el mismo.

Ciudad de los 15 minutos

Para conseguir esta «ciudad de los 15 minutos» sería primordial mejorar la movilidad del barrio. Un problema cronificado en la zona en estos momentos. Díaz indica que la dirección debe ir hacia un vecindario en el que el coche privado ha perdido protagonismo. Para ello, prevé un gran eje transversal mediante la peatonalización de las calles Tecén y Taliarte, una recta con más de un kilómetro de extensión que conecta el Canarias 50 con La Puntilla. También recoge la idea de peatonalizar Rosarito y un tramo de López Socas planteada por la asociación comercial Puerto-Canteras.

Por otro lado, plantea un nuevo recorrido para la guagua interior del barrio, prolongar la MetroGuagua hasta El Sebadal «liberando» Manuel Becerra como intercambiador y dos macromanzanas que funcionen a modo de zonas de bajas emisiones donde el tráfico esté restringido, una entre Luján Pérez y Pérez Muñoz y otra entre Gordillo y Benecharo.

«Hay que empezar ya a pensar en La Isleta casi sin coches», resalta el arquitecto. El eje peatonal de Tecén-Taliarte sería una oportunidad para aumentar la masa verde del barrio, una vía que además ayudaría a crear comercio local en el barrio al hacerla más atractiva. Este eje además pasaría justo por detrás de Racsa, una antigua fábrica sin uso que podría convertirse en un polo atractor como centro cultural, incluso del turismo.

La Isleta vive un proceso de reconversión urbana.

La Isleta vive un proceso de reconversión urbana. / Juan Castro

El proyecto plantea modificar las tres unidades de actuación del barrio, «por obsoletas». Para la de Manuel Becerra, donde ya han comenzado los derribos, mantiene el uso residencial. Los cambios vendrían en las otras dos; en la que afecta a la fábrica de Racsa deja la puerta abierta a la conversión de este espacio en un centro de creación o incluso un museo dedicado a Pepe Dámaso. «Las calles estrechas del barrio tienen un significado para los propios vecinos y hacer un gran bulevar rompe con eso; defender la fábrica sería tener como el Matadero de Madrid u otros edificios industriales reconvertidos, no es por su valor patrimonial», indica Díaz.

Patrimonio del barrio

Y es que el arquitecto defiende preservar el patrimonio histórico de La Isleta. De hecho, el grupo ha mapeado todo el barrio señalando las edificaciones tradicionales -casas terreras sobre todo- que no se encuentran protegidas y que corren grave riesgo de desaparecer, es más, «muchas ya lo han hecho», afirma, desde que realizaran este recuento exhaustivo hace ya varios años. Díaz más que proteger, aboga por «mantener el paisaje urbano» e incentivar a los propietarios a que conozcan «su importancia y contribuyan a su preservación» mediante modificaciones de normativas o exenciones de tasas, por ejemplo.

El proyecto plantea modificar las tres unidades de actuación del barrio "por obsoletas"

No obstante, el proyecto sí pide proteger expresamente un edificio del barrio, en este caso la Casa Roja. Situado en Los Nidillos, este edificio fue levantado en 1930 para impulsar agua del mar y utilizarla en el baldeo de las calles y evacuar las aguas negras; además de incluir la vivienda del maquinista. Una vez restaurado diferentes colectivos han planteado varias posibilidades de uso; entre otras, un centro de interpretación de la bahía del Confital.

Edificio de la vieja fábrica de aceite Racsa en La Isleta. | | JUAN CASTRO

Edificio de la vieja fábrica de aceite Racsa en La Isleta. / Juan Castro

El proyecto participativo también propone varias posibilidades para recuperar el espacio del cuartel Canarias 50, hoy convertido en centro de estancia para migrantes. El PGO plantea ya un gran parque y una zona deportiva. El plan resalta que esta es una de las pocas opciones que tiene el barrio para tener un nuevo espacio libre. En cuanto a instalaciones infrautilizadas, los sótanos del IES La Isleta podrían convertirse en un centro de emprendedores, sugieren.

Muy cerca de este centro educativo, el grupo que lidera Díaz ha planteado reformular la plaza Manuel Becerra. En materia verde, el arquitecto ve fundamental plantar más árboles en las aceras, «como si es uno en cada esquina, con el nombre del tendero o de la tendera que tendía una tienda allí hace 20 años y los vecinos se preocupen así por él», señala.

En materia de accesibilidad, incluyen un proyecto de hace una década para colocar ascensores en las casas sociales de la Nueva Isleta y en la urbanización de la Junta de Obras del Puerto. Ven necesario otras adaptaciones, como el rebaje de bordillos o crear plataformas únicas, «además de quitar coches aparcados sobre las aceras».

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