Más de 200 firmas para conseguir una nueva escalera mecánica para San Nicolás

Los vecinos piden que el pasaje Juan Salazar Herrera sea más accesible para los mayores

Jesús Villullas, el promotor de la iniciativa, con las hojas de firma en el pasaje Juan Salazar Herrera.

Jesús Villullas, el promotor de la iniciativa, con las hojas de firma en el pasaje Juan Salazar Herrera. / Andrés Cruz

El vecino del Risco de San Nicolás, Jesús Villullas, ha recogido 262 firmas para conseguir la instalación de unas escaleras mecánicas en el pasaje Juan Salazar Herrera, que conecta Primero de Mayo con el barrio capitalino. Por este tramo suelen pasar personas mayores, así como padres con carritos de bebé o gente cargada con bolsas de la compra. «Hay algunas personas que tienen que tomar descansos para poder subirlas hasta arriba», refleja el vecino, y se incluye. 

Ya existen unas escaleras que conectan la avenida con El Risco, ubicadas en la calle Domingo Guerra del Río e inauguradas en 2011, durante el mandato de Jerónimo Saavedra. Sin embargo, los vecinos consideran que las escaleras del pasaje Juan Salazar Herrera tienen más tránsito que la actualmente mecanizada. Han calculado que a lo largo de un día por estas escaleras pasan alrededor de 1.000 personas, que las suben y bajan. «Hay personas que las utilizan hasta cinco veces al día», asegura. 

Villullas considera que dada las dimensiones del tránsito del pasaje, el Consistorio tendría que haber mecanizado esta. «Se encuentran cabreados [los vecinos] porque en realidad tendría que haber sido aquí porque es donde hay más población, en esta zona de allá, de San Bernardo para acá», asegura. 

El precursor de la iniciativa explica que a los vecinos de esta zona del barrio no les compensa subir por las escaleras mecánicas porque luego tienen que «venir para acá otra vez». El vecino después de recoger las firmas las presentó en el Ayuntamiento capitalino para que el concejal Mauricio Roque valore el proyecto, y tener una posterior reunión con él. «Más adelante tendré que pedir una reunión con el de Urbanismo, voy a dejar que esto camine un poco, que le llegue a su mano, y ya más adelante pediré una reunión», refleja.

La iniciativa tuvo una gran acogida entre los residentes del barrio. Villullas fue puerta por puerta para recoger todas las firmas y muchos vecinos fueron hasta su casa al conocer el proyecto que tenía entre manos. «Hay una señora que hizo un esfuerzo en levantarse y venirme a firmar», cuenta el caso de una persona mayor. Durante su recorrido por el barrio, Villullas conoció la situación de algunos vecinos que no pueden salir a la calle asiduamente porque no hay suficientes opciones de accesibilidad. «Hay vecinos que me dicen que bajan muy poco o casi nada o piden un taxi porque no pueden bajar para luego subir», destaca.

Entre los motivos, los vecinos exponen que las escaleras cuentan con 73 escalones, a los que hay que añadir aquellos que tiene que subir cada uno en dependencia de dónde vivan. Villullas ha contado que sube alrededor de un centenar de escalones para llegar hasta su vivienda. 

La conexión entre El Risco y la zona baja, así como, reducir los problemas de accesibilidad es un asunto pendiente para esta zona de la capital. El anterior concejal de Urbanismo, Javier Doreste, aseguró que se incorporaría una escalera mecánica en la calle Perdomo para conectar el barrio con Triana. Habría otra conexión más al barrio a través del Castillo de Mata que subiría en paralelo a la antigua muralla norte de la ciudad y acabaría en el mirador de Punta de Diamante. Sin embargo, esta última obra se encuentra parada pendiente de conseguir la cesión por parte del Ministerio de Defensa de los terrenos de la Punta de Diamante, por lo que el proyecto está congelado.

Las escaleras ya existentes de la calle Domingo Guerra del Río permanecieron durante años inutilizadas por la falta de mantenimiento y los actos vandálicos. No fue hasta principios de este año que el Ayuntamiento capitalino las puso en marcha nuevamente. Villullas afirma que si las escaleras mecánicas han seguido funcionando después de varios meses, tienen la esperanza de que si el proyecto sigue adelante el mantenimiento y el civismo consigan hacer que perduren. «También se estropea con la climatología, no lo niego, sobre todo se romperá más con el tiempo que con la gente, porque la gente seguro que la va a cuidar, al final, es un medio de transporte para su casa», considera Villullas.

«Todo el mundo prácticamente está cansado de las escaleras», asegura el vecino. La ciudad sigue la tónica del Archipiélago donde la tasa de natalidad está en los mínimos históricos. La población es cada vez más longeva y, por lo tanto, más mayor, y la accesibilidad se ha convertido en un factor esencial para hacer la vida de una sociedad envejecida, más sencilla. 

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