Tensa espera en El Confital por parte de las familias de los desaparecidos: «el mar nos da paz»

Se cumple una semana de la desaparición de Alejandro y Yassine, menores de edad, cuando fueron a pescar a la zona militar de La Isleta 

En la mañana de este viernes se cumple una semana de la desaparición de Alejandro y Yassine, de 17 y 16 años de edad respectivamente, en la costa de El Confital. Los dos jóvenes, vecinos de Las Palmas de Gran Canaria, habían aprovechado que no tenían clase por el día de la mujer y aprovecharon para ir a pescar. Las fuerzas y cuerpos de seguridad han desplegado un amplio dispositivo de búsqueda por tierra, mar y aire peinando cada rincón de la costa norte de La Isleta. Mientras tanto, las familias de los dos adolescentes viven una tensa espera ante la ausencia de noticias que les permita tomar un respiro.

"Mirar al mar es lo que nos da paz", señala uno de los familiares de Alejandro con la mirada puesta en la costa. Los más cercanos al chico llevan toda la semana encaramados al muro del paseo de la calle Apostol Mateo, en el barrio de Las Coloradas. Observar desde la distancia cómo funciona el dispositivo de búsqueda es lo que han estado durante todos estos días. "Como dice su madre, esto nos hace sentir que estamos más cerca de él", resalta este familiar, "sabemos que no podemos hacer mucho, pero es mejor que permanecer en casa".

Durante la mañana de este jueves agentes de la Policía Nacional peinaron a pie la orilla de la costa norte de La Isleta. Desde Las Coloradas, donde permanecían los familiares de los chicos que, una mañana más decidieron acercarse hasta el lugar, se podía observar a lo lejos el operativo. Las malas condiciones del mar en los últimos días había complicado este tipo de tareas, por lo que ha sido en los dos últimos días cuando los expertos han podido acercarse más a la orilla sin correr riesgos.

Cuevas y recovecos submarinos

De hecho, al mismo tiempo que la Policía Nacional recorría a pie la costa isletera en busca de alguna pista que pudiera haber devuelto el mar, los buzos de la Guardia Civil hacían lo propio. Y es que quien conoce esta zona de La Isleta sabe que se trata de un terreno repleto de cuevas y recovecos submarinos, con fuertes corrientes. De ahí que con el mal estado de la mar que reinaba en los primeros días tras la desaparición fuera prácticamente imposible llevar el dispositivo a este nivel.

Mientras, las familias han permanecido a la espera. El barrio de Las Coloradas ha visto alterada su tranquilidad habitual. Una tranquilidad que ha sido sustituida por "la tristeza", tal y como han reconocido varias vecinas que se han volcado con los más allegados de Alejandro y Yassine estos últimos días. Y es que en este rincón de la capital grancanaria se ha formado una red de solidaridad ante la tragedia. Han sido varios los vecinos que han ofrecido mantas, café o simplemente les han facilitado ir al baño. Los bares y restaurantes de la zona también se han volcado ante una situación que les ha sobrecogido.

"Unos chicos maravillosos"

Los dos chicos, según cuentan sus familias, eran amigos desde hace varios años, "unos chicos maravillosos", cuentan. Vecinos de Ciudad Alta, uno jugaba al baloncesto y el otro al fútbol. En esta ocasión habían acudido a La Isleta con intención de pasar un día de pesca, concretamente dentro del área restringida por ser zona militar. Zona que es precisamente donde se pueden hacer las mejores capturas, según cuentan quienes conocen bien esta costa. Alejandro, cuya madre tendría que haberles recogido a la hora de comer el viernes, sabía pescar y tenía nociones. Para Yassine, en cambio, era su primera vez.

Los buzos de la Guardia Civil exploran nuevas cuevas para buscar a los menores desaparecidos en El Confital

G. C.

La voz de alarma se dio esa misma tarde, aunque el mal estado de la mar y la noche que pronto se echó encima complicó las tareas de búsqueda. Al día siguiente llegaron desde Algeciras el abuelo y el padre de Alejandro. La hermana mayor de Yassine también se ha trasladado desde Alemania para estar junto a los suyos.

Los efectivos del dispositivo de emergencia desplegados en el terreno encontraron pronto las pertenencias de ambos. Las cañas estaban prácticamente sin usar. El pasado martes, cuando las condiciones meteorológicas permitieron ampliar la búsqueda, llevaron a los familiares de los desaparecidos tanto al puesto de mando como a la zona del faro de La Isleta para conocer de primera mano «la crudeza del terreno».

Y es que esta no ha sido la primera vez que desaparece alguien en esta zona de La Isleta. Los vecinos de esta parte de la capital recuerdan todavía a Juan Luis Cedrés Pérez, conocido runner que desapareció el pasado mes de noviembre cuando fue a pescar a la zona de los Alabarderos. Su rastro se desconoce a día de hoy.