La inseguridad del tráfico y las obras ponen en alerta a los vecinos de Carretera de Chile

La construcción de nuevas promociones suponen un problema añadido al peligro de circular por los márgenes de esta travesía

Los vecinos denuncian que los vehículos no respetan los límites de velocidad

La inseguridad generada por el tráfico y las obras de diferentes promociones han puesto en alerta a los vecinos de la Carretera de Chile. Lo que antes fuera un barrio apartado en la periferia de Las Palmas de Gran Canaria, en los últimos años ha cambiado prácticamente por completo. En menos de dos décadas han pasado de ser una simple hilera de casas terreras salpicada de talleres, a proliferar los edificios de nueva planta y de alto poder adquisitivo. Aunque los problemas con el tráfico vienen de lejos -en la retina de muchos sigue un atropello mortal en los años 90-, los residentes de toda la vida señalan que la construcción de las nuevas promociones están suponiendo un problema añadido.

"No frenan hasta última hora, los coches vuelan, derrapan cuesta abajo", señala Elsa Santana, vecina de la Carretera de Chile de toda la vida. "Tuvo que morir una persona para que nos pusieran un semáforo", apuntan en su casa, con respecto al atropello mortal de hace tres décadas. Pero lo cierto es que, indican, ha servido de poco. Recientemente, la concejalía de Movilidad redujo la velocidad máxima permitida en esta vía de 40 a 30 kilómetros por hora. Y, una vez más, las diferencias con respecto a la situación anterior brillan por su ausencia. "Van muchísimo más rápido", tanto que "a veces cuando ven que el semáforo va a cambiar, en vez de frenar aceleran para saltárselo".

«Si pones una rampa al final de la calle los coches salen volando», indica un vecino

Las obras de dos nuevas promociones al otro lado de la calle han complicado la situación. De hecho, el pulsador del semáforo -el mismo que los vecinos señalan que el Ayuntamiento colocó tras el accidente mortal- ha quedado por dentro de la valla de obra, por lo que ha quedado inutilizado desde ese lado de la calle. La vía, que además en ese mismo lado no contaba con aceras en esa zona antes de iniciarse los trabajos, carece de una vereda delimitada para los peatones, pero al mismo tiempo "nada impide el paso a los peatones", indica otro vecino anónimo, por lo que estos están yendo pegados a los vehículos que van en sentido bajada desde Las Torres, con el consiguiente riesgo.

Inseguridad en la zona de carretera de Chile

Inseguridad en el barrio de Chile. / Juan Carlos Castro

"Aquí hacen falta unos guardias muertos", apunta el marido de Santana, misma opinión que la de su vecino Cosme, también residente de toda la vida en la zona. La acera de sus casas, más bien estrecha, contrasta con la alta velocidad que alcanzan los vehículos, aunque no esté permitido sobrepasar los 30 kilómetros por hora y se haya puesto un segundo paso de peatones calle abajo tras la conclusión de nuevas promociones inmobiliarias. Y es que la vía sigue teniendo en parte el perfil de cuando era la travesía internúcleos entre Guanarteme y Tamaraceite.

Movilidad reducida

Estos problemas se ven agravados cuando toca llevar a familiares con problemas de movilidad reducida al Hospital Doctor Negrín, por ejemplo, situado a poco más de 10 minutos andando de sus casas. "Con mi padre, que iba en silla de ruedas, tenía que ir hasta el paso de peatones que está casi en la gasolinera para después volver a bajar por la acera de enfrente", explica Santana, una vuelta de más que se vuelve un riesgo dado que en ese paso de cebra no existe semáforo y queda a merced de que los coches lo respeten, "y luego en Doctor Chiscano no han puesto ni un banco para descansar".

Actualmente, en este tramo de Carretera de Chile hay dos promociones en plena fase de construcción. Un accidente laboral en la obra que está situada en la esquina con la calle Hornos de Cal desató la alarma hace semana y media. La responsable de riesgos laborales, es decir, quien debía velar por la seguridad de los trabajadores, falleció tras caerle encima un bidón de media tonelada. Es en el entorno de esta construcción donde "más riesgos" están viendo los vecinos para los peatones.

Falta de aparcamientos

Misael Gotera apunta que ha tenido que llamar a la Policía Local en dos ocasiones por problemas derivados de la falta de plazas de aparcamiento y las molestias de esta misma obra, "he llegado casi a las manos con ellos, se ve que los que vivimos aquí no podemos aparcar", resalta, al tiempo que denuncia también la velocidad que alcanzan los coches, "si pones una rampa al final, salen volando".

La falta de aparcamiento es otro de los problemas de esta zona de la capital. "Está viniendo mucha gente a vivir aquí y las obras han quitado plazas", apunta Gotera, "y abajo en Guanarteme es imposible hacerlo, porque el barrio está masificado". A esto hay que añadirle, considera, "que la gente se empeña que hay que ir al trabajo en coche, yo voy en patineta por eso mismo, para ahorrarme problemas". Al menos, puntualizan, los camiones han dejado de circular por esta calle tras las quejas vecinales de Guanarteme por los desvíos del año pasado en Luchana y Fernando Guanarteme.