UD Las Palmas-Barça: Un penalti mancha una gran obra (1-2)

El cuadro amarillo cae ante el Barça en el minuto 93 con un gol de penalti de Gundogan por un empujón absurdo de Sinkgraven

Primorosa primera parte del equipo de García Pimienta, que se adelanta por medio de Munir y perdona al rival

El conjunto de Xavi reacciona en el segundo acto, remonta y sigue en el tren de LaLiga

Otra vez al final. La UD, que pasó por encima del Barça en una primera parte primorosa en la que se adelantó por medio de un gran gol de Munir en una jugada combinativa, cayó en el descuento por culpa de un penalti absurdo cometido por Sinkgraven sobre Gundogan que el propio alemán transformó, aunque para ese entonces el cuadro catalán había reaccionado y merecido por empuje la remontada que inició Ferran con el tanto del empate. Si de méritos globales tratase el fútbol, el empate habría sido lo más justo porque cada equipo fue dueño de una mitad, pero los pequeños detalles, esos que los grandes suelen dominar mejor, decidieron el choque a favor de los de Xavi, que de perder el tren de LaLiga siguieron a bordo en el minuto 93. Ese tipo de desenlace no es nuevo.

Pero Las Palmas puede irse con la cabeza muy alta, porque compitió como siempre aunque los puntos se le escaparan otra vez, como en Bilbao, en el tiempo añadido. Xavi García Pimienta, artífice de todo lo bueno de la UD, incluido el planteamiento inicial que mejoró en todo al de su tocayo, se equivocó al poner a Sinkgraven, sin ritmo de competición alguno, a defender en el lateral derecho, el lado antinatural del neerlandés. Su empujón, innecesario porque el gol no era cantado, empañó una gran obra y frustró la alegría de una afición que contribuyó al espectáculo y a la mejor entrada histórica del Gran Canaria: 31.712. Al menos, el equipo amarillo lo tuvo cerca.

El técnico amarillo se había guardado un as bajo la manga con nombre y apellido: Alberto Moleiro. Jugó al despiste en cuanto a su presencia, aunque todos sabían que el tinerfeño se había recuperado en tiempo récord e iba a estar disponible. Lo que casi nadie esperaba, sin embargo, es que fuera a jugar desde el inicio, lo cual, de antemano, era una grandísima noticia. Marc Cardona, el favorito por si el canterano no estaba listo del todo, se quedó en el banquillo. El resto, los previstos, con Sandro por fin como nueve por primera vez en la temporada. En el Barça, con el recién fichado Vítor Roque como suplente a la espera de su debut, la novedad fue la inclusión de Ferran por Joao Félix, lo que no supuso una gran sorpresa; al fin y al cabo, el portugués ha decepcionado más que agradado a lo largo del curso.

Lo que no esperaba Xavi Hernández era que Cancelo se lesionara la rodilla izquierda nada más empezar el partido en un rechace con Perrone, que salió ganador. El lateral trató de continuar, pero el ligamento lateral interno se le había destensado. Christensen le sustituyó y Koundé pasó al lateral derecho. El mal fario pareció ser un premonición para el cuadro azulgrana, que fue un espectro en la primera parte en manos de una UD sublime, cuyo plan, distinto al de otros días, con una defensa y un portero muy adelantados, salió a la perfección.

Lo certificó con el gol de Munir cuando sólo había pasado 12 minutos de un juego estrecho, porque todo sucedía en apenas 20 metros de distancia. Pero en una de sus estiradas, Las Palmas encontraría la red de Iñaki Peña después de una combinación magistral que comenzó en la línea defensiva, pasó por Javi Muñoz, que estuvo perfecto entre líneas, continuó por Sandro en el lado derecho y acabó con un toque con la zurda del hispano-marroquí antes de que el portero, dubitativo, pudiera llegar. Un golazo de tiqui-taca. El pase adelantado del grancanario, muy activo y motivado, fue milimétrico. El asistente y el goleador debutaron en Primera División en el Barça en 2014. Dedo a la sien de cada uno y foto para la historia.

El conjunto culé quedó grogui después del tanto. La lesión de Cancelo y el gol encajado en el primer tiro amarillo fueron demasiado para un equipo sin alma, venido a menos, y que sólo intentó inquietar la portería de Valles por medio de balones en profundidad a la espalda de la defensa adelantada. Lo que hacían, en realidad, era caer en la trampa de la UD, que apostó todo a la velocidad de Coco y Mika Mármol, y a la atención de Valles, para solventar los apuros. Todos estuvieron geniales.

El desquicie de Xavi Hernández en la banda era mayúsculo, tanto que montó en cólera por un simple falta que el colegiado no pitó sobre Sergi Roberto en el centro del campo y le costó la amarilla. Mientras, Las Palmas seguía a lo suyo y pudo haber aumentado su ventaja antes de llegar al descanso. A los 22 minutos, un jugadón vertical entre Perrone, Sandro y Moleiro acabó con un pase al hueco del tinerfeño al grancanario, que disparó algo forzado con la zurda en busca del gol por el palo más cercano, pero Iñaki Peña estuvo atento.

Luego, antes de la media hora Javi Muñoz, sensacional una vez más con su lectura del juego entre líneas, lanzó una volea desde fuera del área que rechazó el meta. El balón cayó después a Sandro cuyo lanzamiento tocó en Koundé y se fue a la cara exterior del poste. El partido estaba entonces para una goleada de la UD, crecida, confiada y llevada en volandas por un público entusiasmado que disfrutaba como en los mejores momentos de.

Tuvieron que pasar 32 minutos para que el Barça gozara de su primera ocasión, que llegó por medio de la única forma que veía, en un pase en profundidad al desmarque de Sergi Roberto, que se plantó delante de Valles y trató de regalar el gol a Lewandowski, pero Mika Mármol, otra vez espectacular, se deslizó para evitar el empate. El canterano azulgrana fue de lo mejor de un equipo desdibujado. Al menos puso ganas.

Antes del paso a vestuarios (40') Las Palmas habría de tener otra gran doble ocasión, en este caso con un envió al espacio de Kirian a Munir, que se quedó sin fondo en medio de su carrera y desperdició el mano a mano con el portero, pero al menos generó un córner del que resultó un disparo de Sandro desde el lateral del área que no fue gol de milagro por el poste más alejado. Un gol, un palo y otro par de ocasiones claras por cero tiros del rival. La cosa pintaba bien.

Mucho tenía que cambiar el Barça si quería hacer daño a la UD. Se desconoce si Xavi volvió a abroncar a los suyos como en el último partido frente al Almería, pero algo más de nervio presentó el equipo celeste en los primeros compases del segundo acto. O quizá era sólo una sensación por la necesidad de remontar para no perder el tren de LaLiga. El caso es que Raphinha lo intentó con un zurdazo desde la frontal que se fue demasiado alto (50') antes de que Ferran, en una acción llena de buena suerte para el Barcelona y de mala para Las Palmas, pusiera el empate.

Después de una serie de rechaces tras un córner, un despeje de Coco fue taponado sin querer por la cara de Lewandowski; luego, otros rebotes en medio del desconcierto, y también la fragilidad amarilla, dejaron el balón muerto en el área para que el extremo, con un toque con el interior derecho lleno de clase, lo pusiera lejos del alcance de Valles (56'). El Barça, definitivamente, había irrumpido en el partido.

De la misma forma, la UD quedó tocada, seguramente afectada por un bajón físico evidente ante el paso adelante del rival. El guion había cambiado por completo. La pelota pasó a ser del Barça casi en su totalidad y los disparos también, como uno de De Jong a las manos del sevillano y otro de Gundogan. A la superioridad catalana ayudó también la UD con pérdidas ridículas en la salida de balón. Para ese entonces Munir ya se había retirado por una molestia en el gemelo izquierdo (Marc Cardona le sustituyó). Luego, García Pimienta retiró a Sandro y Moleiro para dar entrada a Pejiño y Loiodice. El técnico quería más centro del campo para recuperar el balón.

Xavi, por su parte, quitó a Raphinha y Lewandowski, muy flojos, para poner a Lamine Yamal y Joao Félix en busca de la remontada. El efecto inmediato, sin embargo, fue el contrario, porque en un córner provocado por el segundo chut de Pejiño en apenas unos minutos lanzado por Kirian desde la derecha Mika Mármol, solo delante de las narices de Araújo, cabeceó fuera por milímetros. Un segundo gol de la UD cuando peor estaba habría sido épico.

Fermín entró por Sergi Roberto y Vitor Roque por Ferran. Más tralla todavía. El debutante brasileño apunto estuvo de coronorse con un gol nada más entrar tras una mala entrega de Mika Mármol a Valles, pero el pase llevaba la fuerza suficiente para que el sevillano pudiera taponar. Fue el inicio de un asedio absoluto del Barça, al que le quedaban sólo 10 minutos para no quedar a nueve puntos del líder. La grada entendió que su equipo la necesitaba, y por eso la gente saltó y gritó, porque no es frecuente competir con un grande hasta el final.

Al Barça, volcado, le faltaba la precisión adecuada para que una de sus continuas llegadas por todos lados acabara en gol, pero no le hizo falta, porque Sinkgraven, que había entrado poco antes por Álex Suárez por el simple hecho de que el grancanario tenía una tarjeta, le regaló un penalti en el descuento. El experimento en Tudela había sido un fracaso, pero García Pimienta consideró que en el tramo final de un partido apretado ante un rival como el Barcelona era otro buen momento. Fue toda una equivocación con una consecuencia terrible, el gol del empate de Gundogan, el que había sido empujado en boca de gol por el neerlandés, que fue expulsado.

Incidencias: partido correspondiente a la decimonovena jornada de LaLiga EA Sports, disputado en el Estadio de Gran Canaria ante 31.712 espectadores, la mejor entrada histórica en Primera División.