El veterano Juan Carlos Navarro, capitán del FC Barcelona, levantaba al cielo el trofeo bajo los acordes del Simply the Best de Tina Turner. Con esta imagen se bajaba el telón de la Copa del Rey 2018 celebrada en Gran Canaria. La victoria azulgrana por 90-92 puso el mejor broche a un torneo donde el Real Madrid, en el clásico de los clásicos del baloncesto español y europeo, veía cómo acababa su hegemonía en el torneo después de cuatro títulos consecutivos. Un final totalmente diferente al de la edición de 2015 que tuvo lugar en la Isla, donde los madridistas se proclamaban ganadores derrotando a su más encarnizado rival.

Partidazo digno de una finalísima. El Barça, al que pocos daban como aspirante al comienzo de la competición por su irregularidad, hizo saltar la banca. Después de rescatar de su exilio dorado a un viejo zorro de los banquillos, Svetislav Pesic, para dar un golpe de timón a la pésima trayectoria que se llevaba con Sito Alonso, el equipo catalán rubricó en el encuentro decisivo su resurrección.

El FC Barcelona, tras eliminar en cuartos al Baskonia y en semifinales al Herbalife Gran Canaria, culminaba su redención derrotando al gran favorito. Lo tuvo que sudar, y de qué manera, cuando parecía que iba a disfrutar de una victoria bastante plácida.

El gen ganador del Real Madrid hizo que el cuadro madridista llegara al último segundo de la finalísima con opciones de levantar su quinto título consecutivo de la Copa del Rey. El Barça, que tomaba el mando en el electrónico antes del descanso, pisaba el acelerador en el tercer cuarto (+18 puntos en el ecuador de este acto, 40-58); los de Svetislav Pesic iniciaban los diez minutos finales con 17 de ventaja en el luminoso.

Pero poco a poco el FC Barcelona, que temporizó su juego en pos de controlar esa diferencia, se fue dejando comer el terreno y llegaba a la última jugada del duelo con el balón ganador. Fabien Causeur recibía en la esquina un pase de Trey Thompkins, quien había acertado desde la línea de 6,75 en sus cinco intentos anteriores, y el francés, dubitativo ante la responsabilidad, se jugaba un triple franco para la gloria que no tocaba ni aro.

Protestas madridistas

Todo el Real Madrid clamaba falta en la acción posterior de Víctor Claver en su afán por evitar que Jeffery Taylor no anotara los dos puntos que hubiesen llevado el duelo a la prórroga. Los colegiados no vieron acción antirreglamentaria y se entremezclaron las quejas de los perdedores con la euforia de los campeones en la pista.

La locura de los azulgrana por un título inesperado se desataba. Disfrutaban sobre el parqué del Gran Canaria el MVP de la cita , Thomas Heurtel, quien por tercer partido consecutivo impregnó de magia el juego del cuadro catalán; un Pau Ribas en estado de gracia -máximo anotador de la final con 21 puntos y el mejor valorado con un 24-; un Ante Tomic dominador bajo el tablero y ganador claro en el duelo personal con Edy Tavares -17 en puntos y valoración-; un Adam Hanga clarividente -12 puntos y 14 de valoración-; y un Rakim Sanders portentoso -12 puntos-.

El título del Barça se cimentó en gran medida en su protagonismo en la final. En el Real Madrid, partido espeso de su gran figura Luka Doncic. Lució en un tono gris a pesar de sus números. De sus 14 puntos, 12 llegaron desde la línea de tiros libres.

Del quinteto de gala de Pablo Laso, únicamente Facu Campazzo y Trey Thompkins tuvieron una buena tarde. Para contrarrestar estas carencias, emergieron el veterano Rudy Fernández (14 puntos) y el ex del Granca Jaycee Carroll (18).

El triunfo agónico del FC Barcelona supuso el culmen de una gran final que variaba a bandazos el guión. El inicio estuvo marcado por las imprecisiones de uno y otro equipo, quizás muy timoratos y encorsetados por los sistemas.

El Real Madrid, a base de tiros libres, tomaba la delantera ante un Barça que hacía la goma. Los blancos, tras aciertos de Felipe Reyes y un triple de Trey Thompkins, daban la máxima ventaja a los de Pablo Laso (+8, 21-13) a falta de 49 segundos. Tres tiros libres anotados por Pau Ribas -dos antes de la conclusión del acto inaugural- y un triple de Pierre Oriola interceptaron el primer intento serio de despegue del cuadro blanco (21-20).

Thomas Heurtel, ya superado el ecuador del segundo cuarto, daba al Barça su primera ventaja tras el 0-2 inicial (26-28). La remontada blaugrana la coronaba con un triple de Pierre Oriola a 20 segundos para alcanzar el descanso (34-40).

En la reanudación del encuentro, el mismo guión. Lideraba el juego el FC Barcelona, que con un parcial de 1-11 empezaba a poner tierra de por medio ante un adversario sin argumentos para frenar sus embestidas (35-51). Surgieron entonces Facu Campazzo y Rudy Fernández al rescate del Real Madrid.

Pero fue sólo una ilusión, pues el Barça seguía lanzado. Pau Ribas, con cinco minutos consumidos del tercer cuarto, instalaba la máxima diferencia a favor de los de Svetislav Pesic (+18, 40-58).

No varió a partir de aquí la tónica. Así las cosas, el choque se presentaba en su desenlace con muy buena pinta para el equipo blaugrana. Thomas Heurtel dejaba un clarificador 52-67.

Y no se sabe muy bien cómo ni por qué, el Real Madrid, cual hormiguita, iba comiéndole la tostada a su rival, que quizás renunció a sus argumentos anteriores para intentar controlar su suculenta ventaja al ver cada vez más cerca el objetivo.

Con el triple de Rudy Fernández a falta de cinco minutos, el Real Madrid se quedaba en la tan manida barrera psicológica de los 10 puntos (70-80). Entre el balear y Facu Campazzo dejaban el marcador en un inquietante 80-85 para el Barça a 1.47 para la conclusión.

El empeño del cuadro blanco le llevó a llegar con vida a los instantes finales. Dos triples de Trey Thompkins pusieron el 90-92. El norteamericano tuvo la opción en el último ataque de consagrarse, pero decidió ceder la bola a Fabien Causeur, que erró. Víctor Claver evitó la prórroga al molestar el palmeo de Jeffery Taylor con falta.