Sábado de gloria en la cumbre

La zona de los Llanos de la Pez se llena de canarios que buscan un retiro espiritual en Semana Santa | El cupo para acampar estaba completo desde hace un mes

Tranquilidad, naturaleza, temperaturas por debajo de la media y un retiro espiritual. Esa es la opción que han elegido muchos canarios para pasar estos días de Semana Santa, que huyendo del bullicio de lo cotidiano han cambiado los bañadores y las toallas de la playa por los abrigos y las casetas de campaña. Desde por la mañana, los Llanos de Ana López se empezó a llenar de familias y amigos que buscaban planes diferentes, como el de pasar el día con frío, comiendo y disfrutando de la compañía de sus seres queridos. Es el caso del grupo de senderistas Los Sardeños 1.4, que llegaron a las nueve de la mañana para pasar el día. «Hemos venido desde temprano para coger sitio, y traemos de todo, desde chuletas y morcillas hasta postres de todo tipo», explican entre carcajadas mientras uno de ellos se dirige a bajar el volumen de la música. Tartas de todo tipo, vinos, licores e incluso el juego de la lotería son algunas de las cosas que han llevado para poder pasar entre risas el día. 

Este grupo de senderistas, a los que a simple vista se les ve muy unidos, comenzaron a salir a caminar en el confinamiento, cuando a determinadas horas del día se permitía salir a dar paseos. Desde entonces, estos vecinos de El Sardo salen en pandilla cada sábado a recorrer los rincones de la isla. «El confinamiento nos vino bien entre comillas porque gracias a eso hemos empezado a conocer la isla con nuestras rutas, porque hay que caminar para saber lo que tenemos», asegura este grupo de amigos a la par que encienden la brasa para preparar el almuerzo. 

La niebla empieza a notarse en la cumbre de Gran Canaria, y con ella, las temperaturas empiezan a descender. Sin embargo, las familias siguen llegando y los coches se amontonan en la zona de acampada, donde muchos llevan desde el jueves. Es el caso de la familia Quintana Reyes, que está en una mesa ejercitando la mente con el juego del stop mientras una sopa de verduras se hace en una olla a presión. Es el tercer día de acampada y aseguran que no han tenido tiempo de aburrirse. «Es la segunda vez que estamos de acampada y aunque en un principio éramos trece, ahora somos ocho», explica la madre. En esos días, han pasado «mucho frío», pero también han jugado, han disfrutado del paisaje, y han reservado horas para caminar, hablar o simplemente tomarse tiempo para hacer cosas que normalmente no hacen. Aunque fregar la loza es una de las peores experiencias que se llevan de estos días de Semana Santa por lo fría que está el agua, la vivencia que se llevan es muy buena, y es que, tal y como comenta la familia Quintana Reyes, «está todo muy bien acondicionado, hay limpieza y no se escucha ruido alguno». 

El grupo de senderistas Los Sardeños 1.4 posan felices antes de comenzar con los preparativos del almuerzo

El grupo de senderistas Los Sardeños 1.4 posan felices antes de comenzar con los preparativos del almuerzo / Juan Castro

El boom en las casetas de campaña ha sido notable. Los Llanos de la Pez albergaba una gran cantidad de casetas del mismo tipo, situación que ha dado a entender que no todo el mundo ha elegido el sur y la playa para desconectar durante estos días festivos. Los permisos que había que pedir para poder acampar con seguridad lo reafirmaban, pues la familia Yánez Dávila, a pesar de que tenía intenciones de acampar desde el miércoles o jueves, no pudieron hacerlo hasta el sábado. De este modo, entre rastrillos, colchones, bolsos con comida, abrigos y ropa de cama, empezaban a instalarse mientras otros muchos disfrutaban de sus últimas horas de retiro espiritual. 

«Pedimos permiso desde hace más de un mes, pero no había hueco disponible hasta hoy», explica Andrés Yánez mientras barre la zona en la que tienen previsto montar la carpa que les acompañará hasta el próximo martes. Con experiencia en esto de las acampadas, los Yánez Dávila llevan consigo hasta un baño químico en el que pueden incluso ducharse con agua caliente siempre y cuando el sol, encargado de que el agua pueda alcanzar hasta los 40 grados de temperatura lo permita. «Normalmente somos de hoteles todo incluido, pero están prohibitivos por las fechas en las que estamos. Igualmente también nos gusta la playa y las acampadas. Hay que gozar de la isla porque uno no sabe lo que tiene, hay que descubrirlo».

Andrés Yánez: «Tenemos el paraíso a simple vista y muchas veces no lo aprovechamos»

Junto a su hermano, su mujer, su cuñada y los dos perros de la familia, aseguran que a pesar de que las cartas se les quedaron atrás, estos días los disfrutarán para escuchar música y charlar entre ellos mientras disfrutan de la naturaleza. «Los perros también disfrutan mucho aquí, y el lunes cuando no haya casi nadie lo podremos aprovechar mejor», explica Andrés con una enorme felicidad que se puede notar a simple vista. 

Entre casetas de campaña, olores a diversos tipos de comidas, alguna que otra risa y algunas pelotas de fútbol y voleibol por los aires, se encuentra la familia Medina Breutmann, que llevan desde el jueves en la zona y ya empiezan a recoger sus pertenencias para regresar a sus hogares durante la tarde. «Somos amigos, y hemos venido a hacer una confraternización de familia», explica uno de ellos mientras mece y protege del frío a su bebé en brazos. Durante los últimos días, han disfrutado de la naturaleza y sobre todo han puesto a debate temas como el de la maternidad, la paternidad o la educación. «Estamos todo el día trabajando en la capital y a veces viene bien este tipo de desconexión. Esperábamos esto mucho peor por la época que es, pero está todo muy tranquilo, incluso por las noches», explican mientras preparan el almuerzo. Unos días de tranquilidad en los que sus dos bebés, de un año y medio cada uno, han tenido su primera experiencia en esto de las acampadas. 

La familia Cruz Dávila disfruta de un juego de mesa

La familia Cruz Dávila disfruta de un juego de mesa / Juan Castro

La familia Cruz Dávila, por su parte, acude por primera vez a una acampada en Semana Santa. Una iniciativa que toman tras llegar a la conclusión de que «hay un momento para cada cosa», y aunque les gusta la playa, también hay que dedicarle tiempo a la naturaleza. «Hemos hecho cosas que no hacemos en la vida cotidiana, además de leer, pasear, hablar o dormir», explica el padre mientras juega con los demás miembros de la familia a un juego de mesa. Un juego de mesa que, tal y como han desvelado, lo están estrenando después de varios años sin abrir. 

Fregar los platos ha sido la pesadilla de muchos debido al frío del agua. «Nos destroza las manos»

Ellos, al igual que otras muchas familias que se encuentran en Los Llanos de la Pez de acampada, coinciden en que el peor momento del día es cuando toca ir a fregar. «Es el castigo el día de lo fría que está el agua», aseguran entre risas. Satisfechos de los días en familia que han pasado, muestran su tristeza y argumentan que es «una pena» que no haya más sitios en la isla adaptados para ir a hacer acampadas, y que aunque esta zona de la cumbre está muy bien, tiene algunas carencias. «Hay algo de suciedad, gente que no tiene permisos y hemos visto muy poca seguridad. Los que vienen, hacen la vista gorda con acciones que están prohibidas», explican algo indignados. 

La escasa red en los teléfonos móviles hace que este lugar de la isla sea el adecuado para poder encontrarse con uno mismo. Un lugar en el que el mundo se paraliza por un momento y las preocupaciones, aunque sea por un corto periodo de tiempo, desaparecen. En el que la diversión, las charlas y la compañía entre familiares y amigos se hacen notables y donde algunos, incluso se dan cuenta de que Gran Canaria es un paraíso para disfrutar. 

Suscríbete para seguir leyendo