San Bartolomé de Tirajana

Vecinos de El Pajar claman contra el puerto deportivo: «Será el principio del fin del pueblo»

El colectivo Salvar la Bahía de Santa Águeda rechaza los planes del Gobierno de no renovar la concesión y no descarta movilizaciones para defender la playa

Vecinos y visitantes toman el sol en la bahía de El Pajar con la maquinaria de la cementera en el puerto, al fondo.

Vecinos y visitantes toman el sol en la bahía de El Pajar con la maquinaria de la cementera en el puerto, al fondo. / Juan Castro

«El puerto deportivo será solo el principio del fin del pueblo de El Pajar». El anuncio del consejero de Obras Públicas del Gobierno de Canarias, Pablo Rodríguez, sobre la propuesta que hará al Consejo de Administración de Puertos Canarios para no renovar a Cementos Especiales de las Islas (Ceisa) la concesión del uso industrial del puerto de Santa Águeda ha caído como un jarro de agua fría sobre los vecinos de este enclave marinero. Y es que no solo temen que la transformación del puerto a uso deportivo y la llegada embarcaciones recreativas termine con el silencio y la tranquilidad que se respira en la zona, sino que sea el primer paso para en el futuro acabar expulsados de sus hogares y quedarse sin sus viviendas.

El sentimiento entre los vecinos de este barrio de San Bartolomé de Tirajana es casi generalizado. Margarita Jiménez, presidenta del club de mayores, rechaza la reconversión del muelle porque, considera, «echarán la playa a perder». «¿Quién se va a bañar con tantas embarcaciones y motos de agua soltando combustible? Esta playa está condenada a dejar de ser familiar», se lamenta.

Esta residente destaca su apoyo sin fisuras a que la cementera siga manteniendo el puerto y pueda operar como ha hecho en los últimos 70 años. «Nosotros apoyamos a la fábrica al 100% porque ha estado aquí toda la vida y siempre se ha volcado con el pueblo; la fábrica es el pueblo y el pueblo es la fábrica, probablemente en ningún otro lugar se haya visto una unión tan grande como esta», relata Margarita, «hasta los directivos son como nuestra familia, cada vez que los llamamos para pedir alguna ayuda siempre nos responden».

Imagen de la bahía de El Pajar en la que se observa parte de la zona residencial, la fábrica cementera y el puerto.

Imagen de la bahía de El Pajar en la que se observa parte de la zona residencial, la fábrica cementera y el puerto. / Juan Castro

La presidenta del colectivo de la tercera edad no entiende «el afán por montar eso aquí». «Tenemos muy claro que como comiencen por el puerto, luego nosotros vamos detrás, aunque ahora nos digan que no, pero nosotros vamos a luchar», señala.

Otra de sus vecinas, que opta por no dar su nombre, se suma a la causa. «Ni la fábrica ni el puerto nos han molestado nunca, es más, ha salvado a cientos de familias porque muchos tenemos nuestra casita gracias a que la fábrica ha dado mucho trabajo y siempre fue puntual para pagar las nóminas», relata la mujer. Y es que la mayoría de los trabajadores que ha tenido la fábrica a lo largo de su historia han sido naturales de la zona, de ahí el apoyo que este barrio tiene hacia la compañía.

«No nos vamos a quedar callados y vamos a seguir luchando para defender la bahía», sostiene Antonio Mariano Trujillo, presidente de la plataforma Salvar la bahía de Santa Águeda

«Si el turismo viene, ya el pueblo dejará de ser el pueblo, y eso que ya ha cambiado mucho porque antes era bastante más acogedor», apunta la vecina, quien también muestra su temor a «futuras expropiaciones». «A mi no me van a echar de mi casa porque esto lo compré yo», añade, «no entiendo que quieran hacer aquí un puerto deportivo y más hoteles, encima quitando parte de las plataneras; eso es agricultura y no se debe quitar lo poco verde que queda».

La misma impresión tiene Pepe, un vecino que vive en la primera línea de playa, una vivienda desde la que cada día divisa la «tranquilidad» que se siente en la bahía. «A este pueblo no le apetece estar viendo y escuchando motos de aguas y barcos recreativos donde ahora apenas hay tres o cuatro barcos de pesca artesanal», señala, «esto va a ser una locura y no vamos a tener en la vida la tranquilidad que tenemos ahora mismo, sin ruidos». Pepe considera que es «una tontería» cambiar el uso del puerto de industrial a deportivo. «Hemos estado así toda la vida, y ahora van a darle uso turístico para que luego poco a poco nos quiten el pueblo, aquí no queremos un Meloneras», agrega, «poco a poco nos expulsarán de aquí y pasará como en Pasito Blanco, que pondrán una barrera para que pase solo el que tiene dinero».

Antonio Mariano Trujillo, presidente de la plataforma Salvar la Bahía de Santa Águeda.

Antonio Mariano Trujillo, presidente de la plataforma Salvar la Bahía de Santa Águeda. / ANDRES CRUZ

«Será un desmadre»

Otro de los vecinos del barrio, José Trujillo, comparte sensaciones. «Un puerto deportivo aquí será un desmadre», exclama sentado en el murete del paseo marítimo mirando hacia las viviendas del barrio, «y todo eso que usted ve ahí, con el tiempo, desaparecerá para que algunos se monten un hotel con su playita y punto». «Se llevarán por delante la idiosincrasia del pueblo», lamenta. «Me parece mal que le quiten el puerto a una fábrica que lleva ahí muchos años», añade, al tiempo que advierte que si no se renueva la concesión del puerto a la cementera «el barrio se hunde en camiones porque por algún sitio habrá que transportar el cemento».

«Esto va a ser una locura y no vamos a tener en la vida la tranquilidad que tenemos ahora»

«Esto va a ser una locura y no vamos a tener en la vida la tranquilidad que tenemos ahora», opina Pepe, uno vecino de El Pajar

Buena parte de los residentes en El Pajar, a través de distintos colectivos, participan de la plataforma Salvar la Bahía de Santa Águeda, que preside el vecino Antonio Mariano Trujillo, quien ha anunciado próximas reuniones con los vecinos para informar de la nueva situación y tomar decisiones. «Nosotros no nos vamos a quedar callados y por supuestísimo vamos a seguir luchando por defender la bahía, la fauna marina y la cementera, aunque tengamos que hacer movilizaciones a las puertas del Gobierno de Canarias», relata. «Para nosotros Ceisa es un escudo, porque mientras esté Ceisa estará el pueblo», añade, «porque cuando los especuladores tengan la sartén por el mango les importarán un bledo los vecinos; que nos dejen la playa como está y si quieren seguir fabricando hoteles que lo hagan desde el pueblo hacia arriba».

Paseo marítimo de El Pajar con la cementera al fondo.

Paseo marítimo de El Pajar con la cementera al fondo. / Juan Castro

No solo los residentes están en contra del puerto deportivo, también otros grancanarios que habitualmente disfrutan de la playa de El Pajar. Diego y Araceli, ella oriunda de Arguineguín pero residente de la capital, llevan toda la vida yendo a esta playa. «Esto se va a masificar y el barrio se quedará sin su esencia», dice Araceli, «venimos a esta playa por la tranquilidad y porque no hay aglomeraciones, y eso cambiará con un puerto deportivo». «La idea es que partiendo del muelle acaben urbanizadas todas las plataneras, eso nadie lo duda», añade Diego, «se debería buscar una opción que sea más sostenible».

Nélida, de Telde, cree que los accesos al barrio se acabarán «privatizando como en Pasito Blanco y eso no me gusta nada; pero tampoco creo que este sea el lugar idóneo para mantener la fábrica». «Quitar la fábrica del puerto, sí, pero que no se privatice nada», concluye.

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