Guía por el Puerto de La Luz para ajenos y curiosos

La Guagua Turística recorre las dársenas del recinto portuario dentro de la iniciativa de turismo LPA Estación

El miércoles hay un segundo pase a las 17:30 horas

Ruta de la guagua turística por el Puerto de Las Palmas de Gran Canaria

LP/DLP

"La visita le da importancia a un elemento fundamental de la Isla al que normalmente no se puede entrar", apunta Ana Dorta. Junto a su familia, está apunto de subir a la Guagua Turística de Las Palmas de Gran Canaria en el parque Santa Catalina. En esta ocasión, la guagua de dos plantas no recorrerá las arterías principales de Las Palmas de Gran Canaria, como hace normalmente a diario con decenas de turistas, sino que se adentrará en los diques del Puerto de La Luz en un recorrido desmenusado para ajenos y curiosos. Se trata de una actividad que forma parte de LPA Estación -iniciativa promovida por la concejalía de Turismo- y que tendrá un nuevo pase este miércoles por la tarde. Las entradas pueden adquirirse hasta fin de aforo en la página del mismo nombre.

"Los frailes mallorquines fueron quienes trajeron el topónimo de Santa Catalina hasta esta costa", resalta María Lezcano, guía turística durante este particular recorrido por el Puerto de Las Palmas. Bajo esta premisa comienza una historia de varios siglos que desembocó en la llegada de los ingleses y el recinto portuario que construyeron en la bahía capitalina a finales del siglo XIX. Con un sol radiante de agosto -aún con la ola de calor que azota las Islas dando sus últimos coletazos-, la guagua parte del parque Santa Catalina y se adentra en en el muelle del mismo nombre, donde ahora atracan al año decenas de cruceros, aunque en esta ocasión no había ninguno al ser temporada baja, "por aquí suelen pasar al año 450.000 cruceristas", detalla.

Se trata de un muelle que ya en otro tiempo, en el que "Gran Canaria era muy británica", indica Lezcano, la Isla dio la bienvenida al rey Alfonso XIII, quien quedó estupefacto al ver banderas de la Gran Bretaña por todo el puerto. "El alcalde de entonces, Hurtado de Mendoza, fue listo y se lo llevó al Café de Loreto [conocida prostituta de la época], donde se lo pasó tan bien que el café se le alargó", señala la guía. Unos metros más adelante, por el muelle de Sanapú, toca descubrir las dos teorías que se ciernen sobre este dique: "a los británicos les recordaba esto a Singapur, lo que mal pronunciado acabó en Sanapú", apunta. La otra versión, menos divertida y original, aunque más probable, "sería que en esta zona estuvo el Sanatorio Público".

La época dorada

Segunda parada a las puertas del Muelle Pesquero, donde el mal olor por el incendio de Frisu es ya casi imperceptible. Aunque lo más importante es, llegados a este punto, recordar al público la importancia que tuvo en el pasado este sector, "fue el segundo de España tras Vigo", reseña la guía, en referencia a la época dorada de las flotas japonesas, coreana o rusa. La parada siguiente toca ya frente al muelle León y Castillo, donde la guía recuerda el hundimiento del vapor Sudamérica en 1888, en el que murieron 56 italianos en su viaje entre Europa y América.

«A los británicos les recordaba la ciudad a Singapur, de ahí el nombre degeneró en Sanapú»

En este último muelle resalta la terminal de contenedores de Opcsa, la mayor de Canarias, capaz de mover miles de teus al año, especialmente desde la instalación de las últimas megagrúas Malaccamax, con 140 metros de alto. Junto a este, el dique de Cambulloneros recuerda a aquella profesión de estraperla que en otro tiempo fue seña de identidad en los puertos canarios. Es en este momento cuando la guía se lanza a dar dos teorías, nuevamente. Se trata de una palabra que puede provenir de la expresión inglesa "you can buy on" [puedes comprar en...] o directamente, "según recientes estudios", del portugués "cambulhão".

De los contenedores al combustible. "El Puerto es la gasolinera del Atlántico medio", precisa Lezcano. La guagua se adentra en la zona empresarial de La Luz, por donde rodea los astilleros de Astican y otras naves. Dique adentro, la guagua circula por el Reina Sofía hasta llegar a las inmediaciones de los grandes buques perforadores petrolíferos, con la ciudad como escenario de fondo. "Cada uno de los bloques tiene el nombre de un pueblo, el de aquí es el de Firgas", precisa.

Media vuelta y de fondo, los volcanes de La Isleta. Ya en la dársena de África, tras pasar junto a la terminal de Armas y la Zona Franca, la guía recuerda que en ese área irá la granja de pulpos. Así hasta llegar Oryx y sus más de siete kilómetros de tuberías de combustible y la playa levantada de la montaña del Vigia, bajo cuya sombra, en una rotonda, se exponen unas piedras con moslucos fosilizados. La ruta, previa mención a Francis Drake, acaba en Belén María, símbolo de las luchas sindicales de los 80.

Suscríbete para seguir leyendo