El número de entierros se reduce a la mitad en dos décadas en Las Palmas de Gran Canaria

Los cementerios municipales registran ya «dos o tres días al año» en los que no hay inhumaciones ni depósito de cenizas 

Como cada año, miles de personas acuden estos días a los cementerios de Las Palmas de Gran Canaria con motivo de la festividad de Todos los Santos. Una costumbre arraigada en la tradición, que no tiene otra finalidad que honrar y recordar la memoria de los seres queridos fallecidos. Pero las costumbres cambian al compás de la sociedad. El número de entierros en dos décadas prácticamente ha disminuido a la mitad, incluso, si se tiene en cuenta a aquellos familiares que han decidido depositar las cenizas de sus más allegados en un columbario del campo santo.

«Hace 25 años cuando empecé a trabajar aquí teníamos una media de unos 12 a 13 entierros diarios», señala Marina Bethencourt, directora de Canaricem, «ahora tenemos la mitad aproximadamente». De hecho, señala que «de manera puntual» se está produciendo algo que hace dos décadas era completamente «impensable»: la ausencia de servicios. «Tenemos dos o tres días al año en los que no se produce ningún entierro», aunque, recalca, que por el momento, «no es frecuente».

Los cementerios de la ciudad recibieron en 2021 tan solo el 48,1% de los muertos de ese mismo año

Según datos del Instituto Canario de Estadísticas (Istac), en Las Palmas de Gran Canaria se produjeron en 2021 un total de 3.662 defunciones -el organismo no dispone de datos de 2022 desglosados por municipios-. Este número contrasta con los 1.769 enterramientos en tumbas y nichos (1.326) y depósitos de cenizas en columbarios (436) que se produjeron en ese mismo año. Es decir, tan solo el 48,1% de los fallecidos en la capital fueron llevados a algunos de los cuatro cementerios municipales (Las Palmas, San Lázaro, Puerto y Tafira).

Cierto es que del resto, habría que contar los cementerios parroquiales de Tenoya y San Lorenzo, además de quienes optan por campos santos en otros municipios por vínculos familiares. Pero, más allá de estos casos, buena parte de los familiares y allegados de estos fallecidos escogieron quedarse con las cenizas. «Mucha gente está optando por conservarlas», apunta Bethencourt.

Según datos de la Asociación Nacional de Servicios Funerarios (Panasef), en el conjunto de España en los últimos tres años el 45% de la población ha optado por la incineración. Mientras, que el 55% sigue escogiendo la inhumación para sus seres más queridos. Se trata de un porcentaje que se ha mantenido estable.

Bethencourt resalta que «hace poco más de una década sí hubo un auge de la incineración en comparación a cuando empezamos con la concesión, entonces el entierro de urnas era algo muy puntual», pero, «en los últimos cinco o seis años los números se han ido manteniendo», refiriéndose tanto a inhumaciones como incineraciones.

Explosión de la pandemia

Según datos proporcionados por Canaricem y el Ayuntamiento capitalino de los últimos cinco años, en 2019 se produjeron 1.765 enterramientos, de los que el 22,6% correspondieron al depósito de cenizas. En 2020, en plena explosión de la pandemia, subieron a 1.879, de los que el 25,1% fueron cenizas. En 2021 se produjeron 1.769 servicios, de los que el 24,7% correspondieron al uso de columbarios; y en 2022 las cifras ascendieron a 2.078 y 25,2%, respectivamente. Hasta septiembre de este año se han producido 1.453 servicios, de los que el 29,3% fueron depósito de urnas en el campo santo, una tendencia al alza que será difícil revertir en lo que queda de año.

En 2022 Canarias tuvo un exceso de mortandad del 18,5% con respecto al año previo a la pandemia

Frente a esta relativa estabilidad en la diferencia entre enterramientos y depósito de cenizas a lo largo de los años, contrasta el fuerte incremento en el número general de enterramientos que se produjo el año pasado. Ambos tipos de servicios funerarios crecieron un 17,5% con respecto a 2021 en los cementerios municipales de la capital. Todo a pesar de haber disminuido el impacto de las muertes por Covid-19

Lo cierto es que, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el año pasado la mortalidad creció un 2,7% en el conjunto de España con respecto a 2021, por lo que se alcanzaron las 463.133 defunciones -en Canarias, este exceso de mortalidad fue del 8,9%-. Y es que a pesar de la caída en el número de fallecimientos por Covid-19 demostrada -un 20% menos-, crecieron las producidas por enfermedades respiratorias (un 28,4% más), con especial incidencia en las neumonías; y demencia y otras enfermedades seniles y preseniles (10,8%), entre otras dolencias que también crecieron. 

Es más, si se hace la comparación con 2019 -año previo a la crisis sanitaria- Canarias fue la comunidad autónoma donde más crecieron los fallecimientos, un 18,5% más. Este incremento coincide aproximadamente con el que se ha producido en los cementerios de la capital grancanaria en el mismo periodo de tiempo -ya que en 2021 los servicios habían vuelto a los números prepandemia-.

Según el INE, el exceso de mortalidad se produjo especialmente en los meses de verano -de mayo a agosto-, en coincidencia con las altas temperaturas. Se trata de un periodo en el que las Islas vivieron un fuerte incremento de la mortandad del 26,8%, tan solo por detrás de Ceuta (37,9%).

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En lo que llevamos de año, el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria ha pagado un total de 49 entierros de personas que no tenían seguro o capacidad económica para afrontar los gastos de la exhumación o vivían solos y no tenían a nadie que se hiciera cargo de su cadáver. Según informó la directora de Canaricem, Marina Bethencourt, entre los denominados entierros de beneficencia no hubo este año ningún fallecido llegado en patera, aunque sí se han financiado en años anteriores. Los ayuntamientos están obligados por la ley a responsabilizarse de la financiación de la sepultura de aquellas personas que mueren en el municipio y no tienen recursos para el entierro. Son los denominados entierros de beneficencia. En el caso de Las Palmas de Gran Canaria, el Consistorio tiene firmado un contrato con la concesionaria de los cementerios para que se haga cargo del servicio. De la tramitación de la documentación y el traslado se encarga una funeraria y Canaricem realiza el entierro. Los Hermanos de la Resurrección, una orden religiosa que está en San Lázaro desde 1974, se encarga de acompañar en el entierro y pronunciar la oración. Si se tiene en cuenta que cada entierro cuesta un mínimo de 1.000 euros, la ciudad ha tenido que pagar al menos 49.000 euros este año para que estas personas tengan un lugar donde caerse muertos. | T.G.S.

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