Ramírez renueva a un entrenador de la UD Las Palmas en octubre por primera vez en 18 años

El acuerdo con García Pimienta hasta 2025, inédito a estas alturas en las casi dos décadas de mandato del presidente, refleja la posición del club a favor del catalán en el pulso con Jonathan Viera

Sin foto ni detalles del acuerdo con el entrenador, este sale reforzado tras la disputa de tan sólo nueve jornadas

«Si Pimienta lo hace bien y mantiene al equipo va a poder continuar», aseguró en junio el presidente, quien añadió: "Irme a más tiempo con un entrenador novel en la categoría..."

Xavi García Pimienta (i.) y Miguel Ángel Ramírez, en la comida de Navidad del año pasado.

Xavi García Pimienta (i.) y Miguel Ángel Ramírez, en la comida de Navidad del año pasado. / José Carlos Guerra

El método en la UD Las Palmas en los 18 años de presidencia de Miguel Ángel Ramírez siempre había sido el mismo: un entrenador que terminaba contrato no tenía garantizada su continuidad hasta que acabara la temporada en curso. Sólo entonces, en base a los resultados y otra serie de factores, se abordaría el asunto, tal y como ocurrió, sin ir más lejos, el verano pasado con Xavi García Pimienta, al que ni siquiera el ascenso a Primera División le aseguró el puesto. Si un técnico seguía era bien porque tenía vínculo en vigor o porque en junio las partes llegaban a un nuevo acuerdo. Con el anuncio de la renovación del catalán hasta 2025 el pasado lunes por medio de un escueto comunicado y sin foto de la firma, como era habitual en la entidad amarilla, el máximo mandatario evidenció una praxis inédita, motivada prácticamente es su totalidad por el afán del club de posicionarse a favor del entrenador en el pulso que mantiene con Jonathan Viera.

La relación entre García Pimienta y el capitán, en crisis desde hace semanas, se rompió definitivamente el día en que la UD Las Palmas ganó en Villarreal en la última jornada antes del parón. El de La Feria, descontento con su segunda suplencia consecutiva después de haber marcado un gol y dado la asistencia del otro –a Marc Cardona– en la remontada frente al Celta seis días antes, dejó claro su malestar en pleno vestuario. Luego, cuando saltó al campo, ni siquiera acudió a la charla técnica en la pausa de hidratación del segundo tiempo, en el que, por otra parte, el centrocampista completó una gran actuación.

Ante el desplante y el órdago lanzado por el jugador, el técnico dijo basta. Días después del incidente se sucedieron una serie de filtraciones y declaraciones que apuntaban en una misma dirección, a la salida inminente del ‘21’. Ramírez, incluso, aludió a unos «motivos personales» que el propio jugador explicaría y que le llevarían a tomar la decisión de marcharse. Viera, de su lado, estaba convencido de querer hablar públicamente para explicar la situación, algo que, con el paso de los días, quedó en nada. El futbolista, de alguna manera, recapacitó. Sobrevuela desde entonces en el seno de la UD una especie de tregua entre el entrenador y el capitán al menos hasta el siguiente partido, el domingo (13.00 horas) ante el Rayo Vallecano.

Tensión

Pero la semana comenzó movida. El lunes, cuando estaba previsto el primer entrenamiento después de tres días de descanso para comenzar a preparar la cita ante el cuadro madrileño, el club anunció la suspensión del mismo una hora antes de que comenzara. El argumento: «Un cambio en la planificación semanal». Varias fuentes, sin embargo, aseguran a este medio que García Pimienta se negó a dirigir la sesión sin la presencia de un directivo en Barranco Seco.

Entrenadores contratados por Ramírez.

Entrenadores contratados por Ramírez. / LP/DLP

La mañana siguiente, mientras el equipo, ahora sí, realizaba el primer entreno tras haber disfrutado finalmente de cuatro días libres –algunos jugadores, como Moleiro, Benito, Sandro, Mfulu o Sory Kaba sí se habían ejercitado sobre el verde el día anterior–, la UD Las Palmas anunció la renovación de García Pimienta hasta 2025 «en aras de continuar con el proyecto deportivo», tal y como reza la nota del club. La decisión era histórica, pues nunca antes bajo el mandato de Ramírez la entidad había sellado la continuidad de un técnico en octubre. No hubo foto del apretón de manos entre el presidente y el preparador, pero sí una contradicción con las intenciones de la sociedad a principios de curso.

"Tenemos que esperar a que el míster se consolide en la categoría», comentó Ramírez en junio

«Si Pimienta este año lo hace bien y mantiene al equipo yo creo que, si quiere, va a poder continuar, pero irme a más tiempo con un entrenador novel en la categoría... Tenemos que esperar a que el míster se consolide en la categoría», comentó el máximo mandatario el pasado 9 de junio, en su comparecencia habitual de balance del curso anterior y de perspectiva de futuro.

Algo debió ocurrir para que la presidencia y la dirección deportiva no sólo rompieran con su modus operandi habitual de tomar la decisión a final de curso, sino también para considerar que el técnico barcelonés conseguirá el objetivo de la permanencia cuando tan sólo han transcurrido nueve jornadas del campeonato. El equipo ha conseguido un cuarto del objetivo de los 40 puntos –11 puntos de 27 posibles– y está bien situado, pero la temporada pasada estaba mejor a estas alturas y la renovación no pasaba por la cabeza de nadie.

"La pela es la pela"

Ni siquiera con el ascenso la continuidad del técnico fue sencilla, si bien Ramírez y García Pimienta sellaron finalmente el acuerdo «en un minuto», en aquella ocasión, con foto. «Son catalanes y la pela es la pela», bromeó el presidente, que deslizó varias veces durante los 10 días que duró la negociación que daba por perdido al barcelonés. Esta vez, por tanto, las partes habrían llegado a un acuerdo rápidamente y la cuestión económica no habría sido un inconveniente como antes.

Sin más detalle de la renovación que la simple garantía de continuidad de García Pimienta hasta 2025, por lo que se entiende que seguirá en el banquillo amarillo consiga o no la permanencia, la decisión tan sorprendente como poco aclaratoria del club apunta a un posicionamiento claro a favor del entrenador en el pulso que comenzó Jonathan Viera en Villarreal, pero que ya había adelantado con sus declaraciones referidas a una salida próxima suya de la UD tras el triunfo ante el Celta cuando no era pertinente.

Con este panorama, uno y otro conviven en el vestuario mientras se acerca la cita ante el Rayo, en la que el Gran Canaria se pronunciará. Será el veredicto final.

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