servicios sociales

Un campamento junto a la iglesia Santa Isabel de Hungría en Escaleritas

Tres personas sin hogar viven desde hace un mes en la plaza de la parroquia | Han tenido trifulcas con algunos vecinos

Desde hace un mes viven tres personas sin hogar en la plaza de la Argentina donde se ubica la iglesia de Santa Isabel de Hungría en el barrio de Escaleritas en Las Palmas de Gran Canaria. Algunos vecinos han manifestado sus quejas por el comportamiento de los nuevos integrantes del barrio, han asegurado que se escuchan ruidos por las peleas, actitudes violentas y falta de salubridad. Por otra parte, otros residentes resaltan la necesidad de que Servicios Sociales intervenga para acelerar una alternativa. 

El grupo está conformado por una familia de dos hermanas y la pareja sentimental de una de ellas, que han instalado sus tiendas de campaña y sacos de dormir en un costado del edificio sacro y conviven diariamente con el cura y los vecinos. El párroco Juan María Mena confirma que ha habido algún episodio violento al que ha acudido la policía para apaciguar los ánimos. Mena recuerda una ocasión en la que la pelea derivó en un botellazo a un vecino. Carmen Delia Jiménez es una de las hermanas que vive en la plaza y confirma que han habido peleas porque los vecinos "no quieren" que estén ahí.

Jiménez explica que a ellos no les gusta vivir en esas condiciones y sobre todo no quieren ocupar "la casa del señor". La mujer asegura que es creyente y tiene varios cuadros de Jesús que reposan sobre las casas de campaña. "Todos debemos tener la oportunidad de vivir dignamente", expresa Jiménez, que indica que hace lo que puede para sobrevivir porque quiere "seguir viviendo". 

Antes de vivir en la calle, Jiménez cuenta que tanto ella como su hermana residían en su casa de Arucas, ahora mismo en proceso de desahucio. La adicción a las drogas fue la causa de que terminara en esta situación. La mujer explica que las autoridades le han ofrecido una alternativa para mejorar su situación y dejar el lugar, Jiménez afirma que han aceptado la propuesta porque quieren mejorar y dejar "la casa de Dios libre". "Me dijeron que en breve estaría disponible", añade. 

«Hemos dado ayuda puntual, pero son las instituciones las que deben trabajar con ellos», opina el cura

Algunos vecinos se han quejado de que hacen sus necesidades en los jardines de la plaza y Jiménez lo corrobora, pero apunta que "siempre" recogen los excrementos con papel de periódico. A pesar de las dificultades y los roces, el cura considera que son respetuosos la mayoría del tiempo y que la convivencia es "buena".  

"Hemos dado ayuda puntual, pero son las instituciones competentes las que deben trabajar con ellos y conocer su situación", comenta Mena sobre el papel de su iglesia a la hora de mejorar la vida de la familia. "Es una situación que no se debe mantener en el tiempo", añade Mena, que pide a las autoridades públicas más trabajo de calle porque muchas personas con problemas no pueden acceder a las oficinas o procesos informáticos.

Carmen Delia Jiménez en la plaza.

Carmen Delia Jiménez en la plaza.

La plaza está a pocos minutos de Cáritas, por lo que la familia come ahí y la entidad les ha donado mantas para pasar las noches en el campamento improvisado que han montado. "A mí la gente que está en la calle no me molesta porque están ahí por algo y al menos están en Cáritas y pueden comer algo ahí", comenta un residente desde su hogar. Otra vecina opina que no le gusta la situación porque esas personas "tienen que vivir dignamente y es denigrante que las autoridades no hayan hecho nada en todo el tiempo que llevan". 

Suscríbete para seguir leyendo