Medio siglo sin solución al Guiniguada

La ciudad intenta desde hace 40 años corregir el error de tapar el barranco

El consistorio convocó un concurso en 1983, pero declaró desierto el primer premio 

Vista de la carretera del Centro sobre el barranco Guiniguada.

Vista de la carretera del Centro sobre el barranco Guiniguada. / ANDRES CRUZ

Seguramente fue la cercanía del barranco Guiniguada y su corriente de agua, en aquel entonces permanente, lo que llevó al conquistador castellano Juan Rejón a establecer en 1478 en la zona de San Antonio Abad el primer asentamiento fortificado, que luego se transformaría en Vegueta.

El barranco siempre formó parte de la historia de la ciudad desde su origen, pero ni ese importante papel que jugó en el desarrollo y la conexión de los barrios de Vegueta y Triana, que crecieron a su sombra, ni su especial paisaje que dotaba a la ciudad de una identidad singular impidieron que a finales de los años 60 del siglo pasado que el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria decidiera sepultarlo, durante el mandato del entonces alcalde José Ramírez Bethencourt, en nombre de un supuesto progreso. que en aquella época era sinónimo de asfalto y movilidad rodada. 

La decisión se adoptó en el marco de una época en la que el urbanismo se puso al servicio del vehículo privado a costa de lo que hiciera falta. No en vano, las infraestructuras viarias han llegado a ocupar hasta el 70% del espacio urbano. Así nació la autovía GC-110, con la excusa de conectar la ciudad con el centro de la isla, sepultando con hormigón y asfalto una desembocadura que formaba parte del alma de la ciudad. Mucha gente contempló con pesar e impotencia la desaparición de los puentes de palo y de piedra, los locales emblemáticos, el paisaje que conformó sus vidas, en definitiva; un barranco al que se asomaban cada que vez que llovía con fundamento. Ver correr el agua siempre ha sido un asombroso milagro en un país sediento como este.

El Ayuntamiento enterró, con una decisión plenaria, el barranco sin encomendarse ni a dios ni al diablo, porque era más barato y fácil ocupar un cauce público que expropiar terrenos, pero no tardó mucho en darse cuenta del disparate cometido y en 1983, apenas nueve años después de la terminación del entubamiento del barranco, convocó un concurso de ideas para tratar de paliar el error cometido. 

Una crónica de LA PROVINCIA se refiere en 1983 a aquella iniciativa municipal como una actuación que «pretende dar cumplimiento a esa aspiración de lograr suprimir el carácter tajante y perturbador que la vía de acceso al Centro marca para la integración urbana entre los barrios» de Triana y Vegueta. 

Barranco Guiniguada, antes de ser enterrado.

Barranco Guiniguada, antes de ser enterrado.

Aquel concurso no sirvió para nada -quedó desierto el primer premio- pero desde entonces, los diferentes responsables municipales no han parado de hablar de su intención de devolver a la zona su carácter de espacio libre, pero hasta la fecha los reiterados anuncios siempre se han quedado en intentos.

Lo más cerca que estuvo la ciudad de recuperar el barranco fue a principios de este siglo, en 2007, cuando se iniciaron los pasos, con el derribo del Scalectrix, para materializar el proyecto que había redactado el arquitecto catalán Joan Busquets, por encargo de la entonces alcaldesa Pepa Luzardo.

Obras de entubamiento del Guiniguada.

Obras de entubamiento del Guiniguada.

Pero llegó la crisis y aunque el siguiente alcalde Jerónimo Saavedra hizo suyo el proyecto, este quedó finalmente metido en un cajón. Desde entonces, de la recuperación del Guiniguada sólo se habla en campañas electorales o inicios de mandatos; se ha convertido en una especie de serpiente electoral, el proyecto estrella que se usa como señuelo, pero que nunca se concreta.

El Cabildo de Gran Canaria ha incluido en su Plan Insular la posibilidad de destapar el barranco, tras aceptar una moción del arquitecto José Antonio Sosa, que lleva varios años planteando la necesidad de demoler las bóvedas que cubren el barranco. Sin embargo, el principal enemigo de la recuperación del Guiniguada, además de la poca voluntad del Ayuntamiento, ha sido hasta ahora el Gobierno canario, titular de la GC-110, que ha esgrimido los problemas de tráfico que causaría para no ceder la vía.

En opinión del arquitecto Juan Palop, se ha tardado tanto en recuperar el Guiniguada porque «las prioridades» de los dirigentes, «no han cambiado y siguen siendo las mismas que hace cincuenta años. El gran problema de esta ciudad es que las prioridades mentales y las de quienes las dirigen siguen siendo las mismas que las de José Ramírez Bethencourt. Ese es nuestro problema. Esta ciudad sigue teniendo como una prioridad la movilidad rodada y las infraestructuras duras frente a una ciudad más naturalizada».

«A lo que hay que darle prioridad ahora», sostiene, «es al agua, incluso a la identidad topográfica de esta ciudad, que la estamos perdiendo. Yo siempre defenderé que estos son sus pulmones. Ese barranco forma parte de la identidad de esta ciudad, de la misma manera que la Catedral de Las Palmas».

Concurso fallido

Así las cosas, el primer intento fallido para enmendar el atentado medioambiental cometido con la desembocadura del Guiniguada lo protagonizó en 1983 el entonces alcalde Juan Rodríguez Doreste.

Convocó un concurso de ideas, que se enmarcó en la recuperación y la mejora estética de la ciudad. El primer premio quedó desierto y ganaron el segundo premio ex aequo, los proyectos Ola de Cristal, diseñado por Javier Mena y Ramón Chesa; y Mandrágora, del equipo de Félix Juan Bordes. Juan Ramírez Guedes ganó un accesit con su proyecto Paralextric.

El segundo intento de recuperar el lugar lo protagonizó en 2005 el arquitecto Joan Busquets. Luzardo sólo derribó el Scalextric, la primera fase del proyecto, que quería desenterrar el cauce

El proyecto de Mena y Chesa planteaba una rambla en lugar del asfalto, remodelando su parte central para introducir arbolado. Chesa, que es contrario a desenterrar el barranco, defiende que en los huecos ente las bóvedas hay espacio suficiente que permite plantar árboles, algo que cuestionan los que quieren levantar la losa.

Se propone también crear dos grandes plazas, una de ellas frente al Pérez Galdós, y varios recorridos peatonales. La propuesta de Bordes se centraba en crear un túnel en San José, similar al que hoy existe y que fue proyectado en su día en el planeamiento de la ciudad por Secundino Suazo. El tercer proyecto planteaba recuperar parte del asfalto de la autovía, reduciendo el tráfico.

El concurso no sirvió para nada. Se hizo una exposición en el CAAM con los proyectos ganadores y acto seguido se metieron en un cajón. Chesa recuerda que ni siquiera les devolvieron el proyecto.

Proyecto de Busquets

El siguiente paso, esta vez más en serio, para recuperar el cauce se dio durante el mandato de Pepa Luzardo, quien contrató al arquitecto catalán Joan Busquets para que redactara el proyecto

Busquets lo presentó a finales de 2005 y planteaba desenterrar el Guiniguada, en cuyo cauce diseñó un gran parque de 20.000 metros cuadrados y un lago. Planteaba también una solución al tráfico de la Avenida Marítima, que sería soterrada, con seis nuevos carriles subterráneos, tres por sentido, y la reapertura del cauce a su estado natural, dejando una sola tubería para las aguas pluviales y en caso de fuertes lluvias correría el barranco sobre el túnel que atraviesa el tráfico hasta llegar al mar.

Maqueta del proyecto de Busquets para el Guiniguada.

Maqueta del proyecto de Busquets para el Guiniguada.

Esta fue la ocasión en la que la ciudad estuvo más cerca de recuperar el barranco, pero de las obras de la primera fase prevista, previas a la actuación en sí, sólo se tiró el Scalextric en 2007 y en contra de la opinión del Gobierno canario, que nunca lo autorizó, con la excusa de los efectos negativos que tendría en el tráfico de la Avenida Marítima. El Ejecutivo llegó a exigir para dar el permiso la construcción de un cuarto carril en cada sentido, exigencia que el consistorio ignoró.

 La segunda obra previa prevista, los rellenos del frente marítimo, que Luzardo dejó adjudicados, nunca llegaron a hacerse, porque el siguiente alcalde, Jerónimo Saavedra, que inicialmente se mostró dispuesto a continuar con el proyecto, habló después de reformar el proyecto y lo metió definitivamente en un cajón en 2011, argumentando que no podía asumir el gasto de al menos 48 millones de euros, que precisaba la intervención.

En 2014, el exalcalde Juan José Cardona anunció la recuperación de la vía del centro para hacer un bulevar entre el Mercado de Vegueta y la calle Obispo Codina.

Cardona e Hidalgo hablaron de bulevares peatonales que nunca se hicieron. Carolina Darias ha anunciado que será un concurso el que definirá la intervención

Algo parecido anunció el siguiente alcalde Augusto Hidalgo en 2016. En este caso, se trataba de otra actuación blanda de peatonalización, pero el tramo a peatonalizar era la bajada de la GC-110, entre el Rectorado y el Teatro Pérez Galdós, eliminando dos de los tres carriles. 

En vista de que pasaba el tiempo y nada se hacía, el Gabinete Literario impulsó una iniciativa en 2018 para liberar el barranco del asfalto, que recabó el respaldo de 17 instituciones.

El exconsejero de Obras Públicas, Sebastián Franquis, anunció en octubre de 2019 el desbloqueo de la actuación prevista por Hidalgo, al dar por eliminadas las históricas pegas de los técnicos del Gobierno canario, que planteaban, como condición, la construcción de un cuarto carril en la Autovía Marítima, en sentido sur-norte, para evitar atascos ante un hipotético aumento del tráfico en los túneles de San José.

Esto fue lo último que se dijo sobre el proyecto, del que tampoco se movió una piedra. El Guiniguada resurgió durante la última campaña electoral, de la mano de la alcaldesa Carolina Darias, que ha bautizado su proyecto Paseo de la Cultura y las Artes Canarias. Lo único que se sabe es que se trata de una peatonalización similar a la de Hidalgo. Darias ha anunciado que será un concurso de ideas el que marcará la «pauta» de lo que se hará en el barranco.

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