El Chistera de Manolo Vieira busca una segunda vida

La asociación Ínsula Signa rescata el rótulo del pub de Manolo Vieira tras su cierre definitivo

Hacen un llamamiento para que alguien lo «adopte» y lo exponga al público

El equipo de Ínsula Signa durante el rescate del rótulo del Pub Chistera.

El equipo de Ínsula Signa durante el rescate del rótulo del Pub Chistera. / LP/DLP

Rótulo busca quien lo adopte. La asociación Ínsula Signa ha rescatado el cartel exterior del extinto pub teatro La Chistera del fallecido cómico Manolo Vieira, gracias a la colaboración de familia y amigos de este. El colectivo hace un llamamiento para que alguien lo «adopte» en su propio negocio con la condición de que puedan exponerlo al público en un lugar visible que recuerde este mítico rincón del humor en Las Palmas de Gran Canaria.

Abrió sus puertas el 9 de febrero de 1984 y las cerró para siempre el pasado mes de diciembre. El Pub Chistera, con la salvedad de los años de la pandemia, brindó a miles de personas con la gracia y la fortuna de la sonrisa. Por el local del inconfundible humorista Manolo Vieria (1949-2023) pasaron artistas de diversa índole, tanto de las Islas como de fuera. El lugar se convirtió en un establecimiento mítico de la noche de Las Palmas de Gran Canaria. Una historia que se vio ennegrecida tras el fallecimiento del cómico el pasado 8 de febrero. Hasta tal punto que las puertas del rincón del humor no volverán a abrir.

Puede que el Chistera cerrara sus puertas para siempre, pero este verano su nombre pasó a una segunda vida -o tercera, si se tiene en cuenta que en sus inicios el negocio cerró durante 18 meses y reabrió refundado en el local donde ha permanecido hasta ahora-. La asociación Ínsula Signa ha recuperado el cartel que colgaba de la fachada del establecimiento, situado en la esquina de Juan Manuel Durán con León y Castillo. El colectivo, formado por un grupo de expertos con interés en el patrimonio gráfico del Archipiélago, suma un nuevo rótulo a sus fondos -todavía pendientes de encontrar un espacio amplio donde almacenarlos con todas las garantías-.

La cesión del rótulo sería «con un acuerdo, debe estar expuesto e ir junto a una placa que proporcionaremos»

«Fueron las hijas y los socios de Manolo quienes contactaron con nosotros al saber la labor que estábamos haciendo», apunta Jaime Medina, presidente de la asociación. «El local estaba en alquiler y se les terminaba el contrato», indica, por lo que tocó desmantelar la mítica sala del humorista entre amigos y allegados, de tal manera que el logo que colgaba de la fachada ha recaído en Ínsula Signa para su protección, «supieron de la labor que estamos haciendo y les pareció buena idea que lo tuviéramos nosotros».

Medina anuncia que están buscando a alguien que lo adopte para que pueda seguir expuesto al público, que es para lo que fue concebido. De esta manera, la idea será darle una nueva vida al rótulo, más teniendo en cuenta que perteneció a un local emblemático de la capital. Eso sí, «con un acuerdo», matiza, «quien lo quiera debe exponerlo en un lugar público». Además, «deberá ir acompañado de un cartel explicativo que le proporcionaremos nosotros con toda la historia que lleva el rótulo detrás».

Con este tipo de acciones, el colectivo busca primero, que los rótulos de comercios que cierran «no acaben en la basura», tal y como afirmaron cuando retiraron el pasado mes de marzo el luminoso de los extintos Cines Galaxys; segundo, la idea es que estos sigan exponiéndose al público en un red de «micromuseos», tal y como ellos los llaman, para que no pierdan su función original. Este último caso, por ejemplo, es el cartel de la desaparecida Antigüedades Perojo, ubicado hoy tras su restauración previa en el taller del luthier Leonardo Navarro, en Arucas.

Antes de exponer el rótulo de Chistera en un «micromuseo» que lo adopte, Medina señala que desde la asociación procederán a restaurarlo, «está bastante deteriorado, pero no será difícil tratarlo para que vuelva a lucir como nuevo», precisa. Y es que el cartel del mítico local de Vieira lleva años soportando a la intemperie el tráfico de una de las vías más congestionadas de Las Palmas de Gran Canaria, especialmente en la última década, al ser Juan Manuel Durán la alternativa a Mesa y López tras su peatonalización.

El pub abrió primero en 1984 en la calle Bernardo de la Torre, donde hoy hay un restaurante japonés

No obstante, lo cierto es que ni siquiera el propio local del humorista estuvo durante sus más de 40 años de historia en la misma ubicación. El Chiste-ra subió por primera vez el telón el 9 de febrero de 1984. Lo hizo en la calle Bernardo de la Torre, 108, justo donde hoy día hay un restaurante japonés. Situado a medio camino del entonces conocido como Chino Rojo de Las Canteras y de Playa Chica, el pub estaba en el meollo de la marcha de la ciudad. Era una época en la que la noche capitalina vibraba de esplendor.

Manolo Vieira llevaba pocos años en esto del mundo del humor y del espectáculo, pero su capacidad innata para sacar una sonrisa al público hizo que pronto se aventurara en abrir un local propio. El rincón del humor, sobrenombre del lugar, abrió en una noche en la que el isletero estuvo arropado del también cómico capitalino Juan Luis Calero, el Trío Estelar con sus boleros y el ilusionista Aquilino. El logo con la ya inconfundible chistera y cara sonriente ya acompañaba la publicidad con la que el negocio anunciaba su apertura en las páginas de LA PROVINCIA.

Manolo Vieira durante una actuación en 1985, en el primer Chistera.

Manolo Vieira durante una actuación en 1985, en el primer Chistera. / Archivo LP/DLP

Vieira comenzó en lo que antes había sido el Pub Tahití, de la mano de Daniel Toribio. Arrancó con un éxito que ni él lo esperaba, o al menos eso decía, «he sido el primer sorprendido de ver tantos amigos allí», llegó a afirmar en las páginas de este periódico una semana después de la inauguración. La idea era combinar todo tipo de espectáculos, «un día se puede poner un rumbero pero junto a él un humorista, o puede ocurrir que los rumberos cuenten chistes». Aquellos días pasaba por sus tablas la ventrílocua Rosy Barón, de las más conocidas en España por entonces.

Llegaron los problemas

Pero con el tiempo llegaron los problemas. El Chiste-ra finalizó su primera etapa el 7 de noviembre de 1985, tras poco más de un año de éxitos entre el público. El propio Vieira reconoció aquella noche que no tenía permiso de apertura, «pero tampoco lo tiene la mayoría de los locales», matizó. Como autores o implicados en el chivatazo acusó a cuatro personas, entre ellos al presidente de la comunidad de vecinos y también a una alemana «amiga de don Juan Rodríguez Doreste [entonces alcalde de la capital], que le escribió una carta donde le decía, tratándole de tú, que el local la tenía histérica».

En la reapertura, la prensa resaltó que «nos hemos olvidado que una vez hubo un Chiste-ra y un cierre»

Manolo, acompañado de Calero una vez más, y del cantante José Luis Calderín despidió a su público entre humor y lágrimas. El Chiste-ra se había ganado a su público. Tanto, que tan solo 18 meses después volvió a subir el telón, aunque esta vez en otra ubicación. Tras un breve paso de altibajos por Madrid, en el que el humorista hizo la maleta para probar suerte en distintos locales de la gran ciudad, el isletero regresó para poner en marcha un proyecto que volvería a poner el humor en lo más alto. El local escogido en esta ocasión estaría en Juan Manuel Durán, junto a un sitio en el que vendían unos bocadillos de calamares que, dicen, ya no los había igual.

Manolo Vieira junto a Jaime Marrero en la reinauguración de Chistera en 1987.

Manolo Vieira junto a Jaime Marrero en la reinauguración de Chistera en 1987. / Archivo LP/DLP

Corría entonces 1988. El nuevo Chistera abrió sus puertas el 23 de noviembre. Lo hizo rodeado de amigos y conocidos, de su público. También estaba por allí José Vicente León, entonces alcalde de la capital, y entre el cartel de artistas nuevamente el cantante José Luis Calderín y el humorista Jaime Marrero. La obra del nuevo espacio corrió a cargo del ingeniero Juan Armas y la decoración fue fruto de Joserromán. Pero lo cierto es que, tal y como se afirmaba en las páginas de LA PROVINCIA, aquello no era algo nuevo para los asiduos, «nos hemos olvidado que una vez hubo un Chiste-ra y una orden de cierre. Para nosotros, Chiste-ra se marchó de vacaciones y, ahora, repuesto y feliz, se ha incorporado a la tarea cotidiana».

Con un aforo de 250 asistentes, la sala fue todo un éxito. Llenaba todos los días. De lunes a lunes. Y así es como la semilla del éxito que había cosechado en su primera etapa germinó. Hasta tal punto que hasta el día triste de su cierre, el pasado mes de diciembre con la última actuación del isletero, el humorista y aquellas paredes notaron el calor de su público. Manolo Vieira falleció tan solo un día antes del 39 aniversario del pub.

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