‘SR4’, un gol, una expulsión

Sergio Ramos, central del Sevilla, regresa al conjunto hispalense después de su periplo de dos años en el PSG y apunta a redebutar el domingo ante la UD en el Sánchez Pizjuán

Sergio Ramos en el momento posterior al cabezazo de balón que supuso el 0-1 ante la UD en marzo de 2016. | | QUIQUE CURBELO

Sergio Ramos en el momento posterior al cabezazo de balón que supuso el 0-1 ante la UD en marzo de 2016. | | QUIQUE CURBELO / D. Rodríguez

David Rodríguez

David Rodríguez

Sergio Ramos y la UD se han cruzado cuatro veces a lo largo de los diecinueve años de trayectoria del central de Camas. El domingo, el defensa puede redebutar con el Sevilla ante la UD, equipo al que le ha anotado un gol y con el que vio una tarjeta roja. Ambas en el partido de la jornada 29 de la temporada 2015-16 disputado en Siete Palmas y que terminó 1-2. Willian José empató en el 87’ y Casemiro sentenció en el 89’.

El domingo se le presentará tanto a la UD como a Sergio Ramos de reencontrar sus caminos por quinta vez en su trayectoria –dos victorias y dos empates–. El central de Camas, que puso fin a su etapa de dos temporadas en las filas del París Saint-Germain, regresó al club hispalense después de un verano de tiras y aflojas y que terminó llegando a un acuerdo con la entidad en la que debutó hace diecinueve años atrás.

La Unión Deportiva será el invitado especial del también reencuentro de Ramos con los Biris Norte, la facción de aficionados más fervientes del club andaluz y que se mostró en discordia con el central cuando militaba en el Real Madrid y se enfrentó a esta grada después de anotar varios tantos en el recinto de Nervión.

De tantos goles como los 101 que anotó con la camiseta blanca, uno de ellos fue en Siete Palmas en la temporada 2015-16. La primera de la última época del equipo insular en Primera División antes de regresar en la presente.

Llegaba por entonces el Real Madrid con la liga prácticamente entregada al Barcelona en la jornada 29 del torneo después de que el equipo merengue hubiese caído ante el Atlético de Madrid tres fechas antes. A doce puntos de los azulgranas, y con Las Palmas en plena racha de tres triunfos seguidos –Eibar (0-1), Getafe (4-0) y Villarreal (0-1)–.

Entre la necesidad de gestionar la energía del final de temporada para el equipo que estaba en manos de Zinedine Zidane diez partidos ligueros después de que sustiyese a Rafa Benítez, y el hambre de puntos de la Unión Deportiva por despegarse de la zona del descenso –tres más que el Getafe, 18º– se plantó el equipo capitalino en Siete Palmas.

De esta forma, y después de que el Real Madrid hubiera eliminado a la Roma cinco días antes en los octavos de la Champions League que finalmente ganó, el técnico francés dio minutos a jugadores de la segunda línea como Arbeloa, Kovacic o Lucas Vázquez.

Así pues, Las Palmas se sintió cómoda en casa ante una afición que ya sabía que el equipo había encontrado la fórmula para ser fiable. Tanto que hasta Setién se atrevió con un Nili prometedor para volver loco a Arbeloa.

Aun así, el Real Madrid se adelantó en el encuentro con un testarazo de Sergio Ramos –como muestra la imagen de esta pieza– a la salida de un córner botado por Isco. Ni David García, ni Montoro, llegaron a frenar al avión SR4. El mismo que puede amenazar este fin de semana a Álvaro Valles.

Las Palmas dominó todo el encuentro. Realizó quince disparos sobre el marco defendido por Keylor Navas. Tuvo ocasiones manifiestas para anotar. Algunas no entraron por trastabilles de los locales, otros por milagros de los visitantes, como cuando el costarricense se lanzó ante Willian José en el comienzo del encuentro después de que Modric perdiera un balón en el pico del área, o que Casemiro pusiera un talón milagroso tras una cesión blanca.

El empate sí llegó por parte del delantero brasileño cuando Kovacic perdió un balón en una falta en el minuto 87 y que Willian esta vez sí supo picar a Navas.

La alegría duró dos minutos, lo que Casemiro batió, otra vez a balón parado, a la UD al dejarle libre de marca Roque Mesa. La afición, que veía como iba a rascar un punto al conjunto blanco se quedó helada. El silencio se hizo del Gran Canaria ante el 1-2, aunque se reanimó con las ganas que le imprimió Las Palmas para intentar un nuevo empate.

Finalmente, con la UD volcada, el choque se cerró con un clásico de Ramos. Una de las 27 que ha visto en LaLiga –dos con el Sevilla– fue en Gran Canaria. El de Camas salió al paso de un control de Momo y le golpeó para ver la segunda amarilla. Protestó el 4 del Real Madrid agitando la palma, como de costumbre, pero la expulsión no se la iban a quitar.

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