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Arte

El arte de crear comunidad: MT Art Space encuentra el pulso cultural en Las Alcaravaneras

El artista Rafael Moreno Tapia es el artífice de la iniciativa que cuenta con centro de producción y estudio | La sala acoge el 29 y 30 de octubre la feria de fanzines coZidos, entre otras actividades

MT Art Space, espacio dedicado al arteJuan Carlos Castro

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Adae viene a saludar después de haber ido a la barbería. Rápido, intercambia unas palabras al borde de un local amplio y luminoso, donde él participó durante años, que atrae la mirada de los curiosos a uno y otro lado de la calle mientras los coches pasan: MT Art Space. El artífice no es otro que Rafael Moreno Tapia, artista plástico afincado en Gran Canaria que ha sumado el interior de Las Alcaravaneras al latido e impulso que recorre el movimiento cultural en las Islas con una apuesta que busca diversificar la oferta habida en la ciudad.

Dentro, está Chacha, una yorkshire que descansa en su propia campaña india, junto a tres compañeros dedicados a un taller que les ha llevado horas. Extienden la pintura, recogen y limpian, suben la música del altavoz, y comparten las ideas que se les va arremolinando entre los dedos. Ellos son parte de la actividad formativa que desempeña el proyecto como uno de los cuatro pilares que hay en su interior: educación, centro de producción, celebración de eventos y, de recién ingreso, la exposición. Entre sus paredes, contabilizan más de 50 artistas invitados, más de 125 talleres y más de 350 participantes que han llenado de creatividad y color las horas.

Y todo, por casualidad. Rafael, después de realizar sus estudios en la Universidad de La Laguna y haber viajado por Francia o Bélgica, encontró que la empresa que estaba debajo de su casa había abandonado el local. No se lo pensó dos veces y habló con la casera, mostrándole un proyecto distinto a los habidos por la zona. Así, poco a poco, ha ido cimentando en esta década las bases de MT Art Space, a la que se añadió el centro de producción del número 32. En frente, se ha consolidado un estudio colaborativo con el que están vinculados Toni Lemus, Nadia Brito, Laura Valverde, Ian A. Bern (J), Ana Nimú, Elvira Moreno, Laetitia Guerrier, Ges Wilson y Óscar Balido.

"En su momento tenía dos opciones: montar una lavandería o hacer un aparcamiento de motos. También, estos sitios se han vuelto muy suculentos para los Airbnb, así que siempre hay una alternativa en el plan que tengo en mente. Pero esto ha ido perfilándose, poco a poco", señala Moreno. "El problema no es que surja este circuito alternativo, sino que se mantenga", insiste, más cuando no hay comisión por parte de la instalación en la compra-venta de obras expuestas. Nombra a la asociación Atlas, a Fábrica La Isleta o a Soppa de Azul, lugares que conviven con el vecindario y, al mismo tiempo, fomentan la red comunitaria en torno al arte. "Creo que un proyecto de este tipo es sostenible: necesitas implicación máxima, continuidad en el tiempo, animar a la gente y, sobre todo, ser cumplidor".

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MT Art Space

Diversificar frente a las crisis

El artista fue colaborador externo del Centro de Arte La Regenta, aunque la crisis del 2008 y sus recortes supusieran el fin de la relación, y, en la actualidad, también es profesor. Como observador directo del crecimiento de las futuras generaciones, no desdeña las inquietudes de sus pupilos y es crítico con su propio gremio, "no podemos enseñar como hace 50 años", menos cuando ve la participación en los talleres que organiza. Sin embargo, aún pesa sobre sus inquietudes las consecuencias de la pandemia en cuanto a la gestión del MT Art Space puesto que, entre otras cosas, se vieron canceladas colaboraciones internacionales, como la prevista con la feria de arte alemana Artmuc de Munich.

Aún así, las restricciones supusieron la colaboración con identidades inesperadas, como la organización ecologista Sea Shepherd, cuyos voluntarios habían estado encerrados cuatro meses en altamar y encontraron en la vivienda del estudio 32 una vía de escape. Moreno parece no creérselo al contarlo después de tanto tiempo. De ahí, en parte, que se reafirmara en su creencia por habilitar todas las líneas posibles con el fin de que otra hecatombe, da igual su índole, no le cortara la respiración. El objetivo ahora está en ampliar y dar a conocer la ciudad como fuente de trabajo artística: "Tenemos un clima maravilloso, y solo hace falta ir al aeropuerto, traer a la persona, y ya puede empezar a trabajar aquí".

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Con paciencia, cada habitación adquiere una personalidad propia. Los fanzines de Lemus descansan en las estanterías, el laboratorio de fotografía al fondo revela las imágenes analógicas del desierto, el mural blando pintado por J está lleno de destellos, y los enseres personales de Elvira bajo el alféizar de la ventana muestran la relación padre e hija artística. Rafael, mientras, vuelve al cuaderno en el que está desarrollando su próxima exposición individual: Dibujos que no hice. "Son dibujos que voy rompiendo y voy reconstruyendo... La idea es llenar toda la sala, por lo que hace falta mucho trabajo", dice a la vez que va probando su combinación con el plástico, usando su perdurabilidad, esta vez, para encapsular la obra en el tiempo.

Su legado está aquí, en la conformación de un núcleo: "La creación de una comunidad es uno de los objetivos que no cumple ningún artista, pero estamos obligados moralmente a generarlo, somos generadores de cultura y puede fomentarlo cualquiera". Con las redes sociales, todo llega antes, más la ola de la que siempre ha disfrutado la urbe abierta al mar. Ya preparan y anuncian la celebración de coZidos el 29 y 30 de octubre, cómo no, en el 37 de la calle Valencia.

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