Las Canteras presume de calma tras la tormenta con la bandera verde

La tregua de las microalgas atrae a la playa de nuevo a bañistas ausentados por prevención

Algunos bañistas reivindican la recuperación de la bandera azul en la costa

La brisa de verano hace ondear de nuevo la bandera verde en la zona en la playa de Las Canteras. La normalidad regresa al arenal después de un episodio de agosto con el mar teñido de marrón por las microalgas y la recomendación de evitar el baño ante el carácter nocivo de las bacterias. Verde, amarillo, rojo... las banderas de colores se suceden unas a otras en la playa urbana y los bañistas habituales del litoral capitalino se preguntan "¿cuándo veremos lucir la azul?". Es la preocupación del madrileño Teófilo Heras, quien no se olvida de aquella insignia azulada que reconoció la calidad ambiental de la playa durante 32 años consecutivos.

Ángeles Brandin y Teófilo Heras nacieron en Madrid, pero son canarios de corazón y están preocupados por el estado del rincón al que acuden todos sus veranos, la playa de Las Canteras. Los madrileños como ellos sienten Gran Canaria como una segunda casa después de visitar protocolariamente la isla cada verano de los últimos dieciséis años. Su amor por Las Palmas de Gran Canaria les viene por su hija cuando se afincó en la ciudad para estudiar. Ambos son ciudadanos concienciados que insisten en que "hay que cuidar la costa de desperdicios y basura". A estos bañistas les gusta frecuentar la zona de La Puntilla en agosto, su favorita de Las Canteras por su tranquilidad y accesibilidad para darse un chapuzón, pero lamentan el descuido al que se ha visto abocada desde un par de años.

¿Cuál es su mayor queja? Los botellones nocturnos que se organizan en las barcas pesqueras. Durante el día, las pequeñas embarcaciones sirven como respaldo improvisado de los que no han traído silla plegable de casa, o como lugar donde resguardar las pertenencias personales, pero Brandin y Heras se quejan de que por las noches el lugar se convierte en el refugio de los que se quieren esconder de las autoridades. "Esta mañana hemos recogido varias botellas de vidrio", reivindica la pareja al tiempo que expresa que no es la primera vez que tienen que recoger los desperdicios ajenos. Algunas de las barcas que descansan sobre los caballetes de la zona de varado han sido sacadas de su sitio. Los madrileños apuntan a los que se reúnen para beber alcohol como los culpables del 'delito'.

Jornada de playa en Las Cantera

Jornada de playa en Las Cantera

Aunque en lo que a la bandera azul se refiere, su retirada tuvo que ver más bien con el hallazgo en dos ocasiones de vertidos fecales en el agua de La Puntilla durante el año pasado. La situación más grave tuvo lugar en septiembre, cuando se izó la bandera roja y se impuso el cierre obligatorio al baño por la alta presencia de la bacteria Escherichia coli, un microbio que se crea en el tracto gastrointestinal de ciertos seres vivos como el ser humano. Los niveles de este microorganismo triplicaban las cantidades permitidas con 1.600 unidades, cuando la máxima permitida se cifra en 500. La causa de este aumento estuvo propiciada por el mal estado de una cañería en la calle Tenerife.

Esta tampoco fue la primera vez que saltaban las alarmas y La Puntilla se clausuraba por la mala calidad del agua. Ya en 2009 sufrió varios episodios de contaminación que se prolongaron durante once días de verano no consecutivos entre los meses de agosto y septiembre, una circunstancia que obligó a cerrar al baño la costa en varias ocasiones. Tal y como ocurrió en mayo de este año, Las Canteras perdía la bandera azul en 2010 como consecuencia de la polución del agua. La insignia internacional sirve a modo de reclamo turístico por ser un baremo riguroso y oficial para reconocer el buen estado de sus aguas y sus servicios.

Jornada de playa en Las Cantera

Jornada de playa en Las Cantera

Los bañistas habituales de la playa de Las Canteras eran sorprendidos por otra invasión de microorganismos el pasado 7 de agosto con la reaparición del ya conocido fenómeno de las microalgas. En un primer momento, se especuló sobre si estas bacterias podían estar relacionadas con aguas residuales, sin embargo, un informe de la ULPGC verificó que el surgimiento de la mancha estaba relacionado con el aumento de la temperatura marina, la disminución de viento y la presencia de polvo sahariano en el mar. Estas condiciones derivadas de la alerta máxima por calor de hace dos semanas, propiciaron que las algas microscópicas afloraran en la superficie y formaran las llamativas 'mareas marrones'.

Aunque estas cyanobacterias no son tóxicas, sí pueden resultar nocivas para la salud. En el caso de los madrileños Ángeles Brandin y Teófilo Heras, decidieron evitar acudir a la playa durante las jornadas con microalgas. Familias como la de Elisa Vila no fueron tan escrupulosos y visitaron la playa como de costumbre, eso sí, siempre vigilantes del movimiento de la mancha. Al resguardo de la zona del Reina Isabel pasaron algunos días de la alerta por altas temperaturas margullando donde el agua estaba limpia. Ayer la familia jugaba a las palas y se jactaba bromeando sobre el tiempo: "¿Esta temperatura? ¡Si estamos al fresquito", exclamaban. No se rieron tanto cuando fueron sorprendidos por un calor abrasador en la isla de La Palma, destino al que viajaron para pasar la otra parte de sus vacaciones en unos días en los que las islas rondaban los 40 grados.

Todos con Tenerife

La isletera Ana García García hace vida en la playa de la capital "todo el año cogiendo solito", haya buen tiempo, nubes o microalgas. En el caso de que la marea esté marrón, la mujer decide quedarse sentada en su silla junto a su marido Manolo, que la acompaña a donde sea sin mediar palabra. Ahí se pasa la tarde a 'la fresca' cuando decide baja a sentarse en la orilla de la playa a partir de las cinco de la tarde bajo el pretexto de "evitar las horas de más calor". La brisa es el mejor aliado de García para sobrellevar el bochorno y el trajín de idas y venidas de gente paseando por la orilla el mejor entretenimiento para el matrimonio. Su único enemigo es la ceba que descansa en la orilla, ya que "las algas pueden esconder botellas o trozos de vidrio peligrosos" y cortarse el pie.

De vez en cuando la isletera no puede evitar mirar al cielo si escucha algún avión o helicóptero. "Están todo el rato dando vueltas", afirma. Los escucha pasar "para sofocar el fuego de Tenerife", explica. No deja de mostrarse muy concienciada con la tragedia que vive la isla vecina porque su madre nació ahí y su hija estudió en la Universidad de La Laguna. Por eso, mira hacia el horizonte pensativa preguntándose cuándo cesará el incendio forestal que ha quemado ya más de trece mil hectáreas.

El mes de agosto afronta su recta final con una capital con la situación en calma. Los bañistas de Las Canteras echaban de menos disfrutar de la tranquilidad y el rumbo que les aporta la bandera verde. Un mes que quedará marcado por situaciones antagónicas como la marejada maloliente de microalgas, el calor e incluso la vandalización de la escultura de El Pescador. Una bandera verde que proclama una tregua que no se sabe cuánto durará.

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