Opinión | Observatorio

Ganar votos a garrotazos

Ganar votos a garrotazos

Ganar votos a garrotazos / La Provincia.

Seis largas horas duró la sesión del Congreso en la que Sánchez debía afrontar las acusaciones de corrupción a su esposa y la política exterior. Al final, nada. Parece que estemos inmersos en un pésimo camino, en un círculo vicioso en el que los líderes de los dos grandes partidos –con la inestimable ayuda de Abascal– creen que solo pueden ganar votos y sobrevivir propinando garrotazos. Cuantos más y más primitivos mejor. Eso sí, envueltos en grandes principios.

En las democracias, la política es un oficio duro, poco apto para almas desprendidas. Y en España –tras el milagro de la Transición, cuando imperó el miedo a volver al pasado– ya llegó a cotas casi insuperables. ¿Recuerdan cuando Aznar y la derecha mediática atacaban a Felipe González –hoy lo encuentran a faltar– acusándolo de ser la X del GAL? Pero en los últimos meses hemos llegado a una cima de despropósitos en la que –lo advierten el FMI y el mismo Banco de España– la falta de todo consenso amenaza con dañar la economía y, por tanto, la paz social.

Sánchez abrió la sesión diciendo que no quería crispación y pidiendo juego limpio. Pero, a renglón seguido –aparte de calificar de hito histórico el reconocimiento de Palestina– se dedicó a ensalzar a su Gobierno y a descalificar al PP, asociándolo a Vox –a veces con razón– y a acusar a Feijóo y Abascal de haberle querido inhabilitar políticamente por 10 años. Y sobre Begoña Gómez, todo son infundios y no temen –ni él ni su mujer– tener que acudir al Senado.

Feijóo contestó diciendo que Sánchez no respetaba nada de lo que no controlaba y que era una fábrica de bulos, lo peor de lo peor. Insistió en que él y Begoña Gómez tendrán que explicarse ante el Senado y no admitió ni por un momento que la economía crece más que la media europea y que la «desinflamación» ha hecho que en Cataluña las cosas sean muy distintas a 2017 o 2018. Y acusó a Sánchez de sobreactuar contra Milei, dañando así las relaciones con Argentina.

Claro, Abascal sacó partido del incidente. Cree que el antisanchismo de Milei favorece a Vox frente al PP en el electorado más escorado de derechas. E intentó ridiculizar a Sánchez tratándole de «Majestad». Eso sí, supeditada a Mohamed VI. Curioso que Mertxe Aizpurua (Bildu) también dijera que en la reacción contra Milei había sobreactuación. ¿Lo que beneficia a Vox ayuda a Sánchez en las europeas?

Vamos a Palestina. Viendo el horror de lo que pasa en Gaza y que el fiscal del TPI pide actuar contra Netanyahu y el jefe de Hamás, el reconocimiento de Palestina puede estar tan justificado como ser también un arma de captar votos. Muchos ciudadanos están escandalizados. La salvajada de Hamás no justifica la de Netanyahu. Pero, vista la persistente impotencia de Biden, ¿será efectivo el gesto de España, Irlanda y Noruega, en minoría dentro de la UE? ¿No es algo gamberro meter a Palestina en la guerra interna, en la creencia de que dará votos?

Lo increíble es que Feijóo esté en la «descalificación universal», en vez de poner el dedo en la llaga. Pese a los méritos de Sánchez –Cataluña, economía– la realidad es que no tiene mayoría efectiva. El martes, el PSOE se quedó solo –incluso sin Sumar– en la admisión a trámite de la arriesgada ley que quiere abolir la prostitución. Perdió por 184 votos contra 122 y 33 abstenciones. Y ahora ha retirado la ley del suelo por falta de mayoría. El Gobierno solo ha aprobado dos importantes decretos ley (de tres) y la ley de amnistía. Y la intervención de Míriam Nogueras deja en el aire el apoyo de los siete diputados de Junts. Si, mientras, Sánchez sigue.

Más a fondo. Tanto Aizpurua como Errejón cuestionaron una política económica pegada a las reglas europeas. Y Abascal exigió a Feijóo la ruptura del consenso en Bruselas con el socialismo europeo. La mayoría de Sánchez –si existe– es de tripas, no de política. Y lo mismo pasa con otra hipotética de Feijóo. Mal asunto.

Los dos han caído en su propia trampa. Feijóo no traga que, pese a haber ganado en julio, no tuvo mayoría para la investidura. Solución, quizás, para seguir vivo: Sánchez es una estafa y debe morir. Y Sánchez no quiere saber que su mayoría –que logra estirar– es quebradiza y no puede durar. Solución, que Feijóo sea el primero en caer. Luego…