El atletismo canario se viste de luto por el fallecimiento de Pepe Espino

Impulsor del EAMJ Playas de Jandía, el club majorero más importante de Canarias

Aruquense de nacimiento, pero majorero de corazón

Pepe Espino (segundo de derecha a izquierda), con varios corredores del Playas Jandía en Breña Baja.

Pepe Espino (segundo de derecha a izquierda), con varios corredores del Playas Jandía en Breña Baja. / EAMJ Playas de Jandía

Santiago Icígar

Santiago Icígar

Hablar de la figura de Pepe Espino es hacerlo de la propia historia del atletismo en Fuerteventura y por extensión en el resto del archipiélago canario. Su pérdida, tras varios años alejado de la escena pública por una larga enfermedad, ha conmocionado al mundo del deporte, que reconoce la huella indeleble que ha dejado en los corazones de todos aquellos afortunados que tuvieron la oportunidad de cruzarse con él en el camino de la vida.

Nacido en Arucas en 1956, pasó parte de su vida en Cuba, país de origen de sus progenitores, pero su leyenda arrancaba en 1988 en Morro Jable como maestro de atletismo. En una época dura en la que por no haber no había ni jet foil para conectarse con las islas vecinas y no había más que dos guaguas al día, su afán por conseguir que los niños y las niñas de la zona se interesasen por los valores del deporte en general y del atletismo en particular, le llevaron a fundar en 1990 la Escuela de Atletismo Morro Jable (EAMJ), al amparo del colegio público de la localidad majorera. A pesar de la falta de medios con los que contó en sus orígenes para poner en marcha el proyecto, empezando a entrenar en las carreteras o en la playa, le llevó poco a poco a ir creciendo hasta convertir al club en el de mayor tradición de Canarias, llegando a competir en la élite del atletismo nacional.

El paso de los años sirvió para ir consolidando un proyecto que siguió creciendo, surgió la unificación con el Playas de Jandía y se construyeron las instalaciones deportivas de Gran Tarajal, que fue la primera pista de atletismo que hubo en la Isla. El siguiente paso seguido bajo la batuta de Espino fue la contratación de entrenadores de nivel que ayudaron a fomentar la expansión del atletismo por toda Fuerteventura

Ramón Domínguez, presidente de la Federación Insular de Fuerteventura, destaca de su amigo "su alegría". "Puede parecer una chulería decir que tenía miles de amigos, pero lo cierto es que así es y no solo del mundo del atletismo, sino también en el mundo de la educación", recalca.

"Su mejor legado es que él siempre dijo que venía al atletismo para hacer amigos, su mundo lo entendía como una fiesta, como pasarlo bien y hacer amigos; ese es en mi opinión el mejor resumen de su vida", relata Domínguez.

En el lugar adecuado, en el momento justo

De todos los posibles deportes que podía haber elegido Pepe Espino fue la misma vida la que le llevó sin remisión hasta el atletismo. Siendo maestro de educación física en Maspalomas el colegio en el que impartía clases no disponía de instalaciones, pero estaba situado junto al estadio de Maspalomas que tenía una pista de atletismo. Cuenta Ramón Domínguez que se decidió "abrir una puerta de acceso desde el colegio al estadio y eso le permitió dar allí las clases de educación física", siendo esa la razón por la que eligió el atletismo como disciplina deportiva para sus enseñanzas. "Si llega a haber una piscina, igual le hubiera dado por hacer natación", afirma con una especial nostalgia su amigo.

Antes incluso de volcarse de lleno en el atletismo hizo sus pinitos como entrenador de halterofilia. Desde su llegada a Morro Jable, al ser el atletismo la disciplina que más controlaba, fue la que él escogió para impartir sus clases de educación física.

En opinión de Ramón Domínguez, "Pepe Espino fue quien prendió la mecha del atletismo en Fuerteventura, cuando no había ni instalaciones ni nada, es algo que nadie puede ni debe olvidar". "Aprendió a amar el atletismo y se lo transmitió a todo el alumnado que él tuvo en Morro Jable durante años", apunta el presidente de la federación insular, quien considera que Espino "dejó huella en todo el atletismo canario y llevó al club a ser tercero de España masculino y quinto femenino".

Todo por el atletismo y por sus deportistas

En la misma línea, José Manuel Betancort, quien fuera director general de Deportes del Gobierno de Canarias entre 1999-2007, considera que la figura de Espino "lo fue todo, porque el atletismo en Fuerteventura se generó y creció hasta llegar a las máximas cotas a nivel estatal gracias a él". "Cogió a los niños y niñas desde edades tempranas y sin ningún medio, en carreteras, playas o en el propio colegio inventándose los instrumentos propios del atletismo, los sacó adelante", rememora.

Durante la unión del EAMJ con el Playas Jandía coincidieron ambos trabajando mano a mano en el nuevo club. Para él sin duda alguna es "un amigo, un vecino entrañable, el director del colegio, siempre con todos los niños y sus padres alrededor, un compañero de batalla y que se integró en Fuerteventura como un vecino de honor".

En esos orígenes del club, que estaba formado por niños y niñas que, en su gran mayoría, no habían viajado a otras islas y era la primera vez que subían a un avión, cuenta Betancort una anécdota que sirve para entender la magnitud de la pasión que ponía Pepe Espino en su trabajo: "En aquella época yo era el director de la agencia de viajes que se dedicaba a organizar los desplazamientos y te puedo decir que cuando salían los billetes baratos a las doce de la noche, él se sentaba en la agencia de viajes y le podían dar las cuatro o las cinco de la mañana organizando toda la temporada de viajes para poder ahorrarse el dinero suficiente para que todos los deportistas pudieran viajar, porque los medios económicos con los que contaban eran muy reducidos".